Donostia - El hasta ahora portavoz del PP en el Parlamento Vasco y en el Ayuntamiento de Donostia, también su presidente de Gipuzkoa, Borja Sémper, cerró ayer con un “gero arte” 25 años de trayectoria política tras optar por dar el salto a la empresa privada, decisión que en varias ocasiones trató de desligar del rumbo de su partido, tanto en la distancia que separa a Génova y la dirección del PP de la CAV, como por la pugna sin cuartel de los populares con Vox.

“Me siento extraordinariamente cómodo en el PP, y muy agradecido de militar y haber sido cargo electo en un partido que ha permitido que pueda expresarme con esta libertad”, cerró Sémper filas y agradeció de manera expresa “la generosidad y el afecto” de Alfonso Alonso y Pablo Casado cuando les trasladó la decisión que había tomado.

“Tengo una oportunidad magnífica para desarrollarme profesionalmente y hace unas semanas acepté ese ofrecimiento a expensas de hablar con mis compañeros y con mis presidentes”, explicó Sémper en una comparecencia que llenó de periodistas la sala de prensa de la sede del PP guipuzcoano. Los cargos internos conocieron la semana pasada una decisión que además de las vacantes en las instituciones públicas, abre interrogantes en la dirección de un PP guipuzcoano que Sémper ha presidido desde 2009 y que, además de buscar su discurso tras el adiós de ETA, afronta ahora un debate sucesorio lejos del peso electoral que llegó a tener a comienzos del siglo XXI, cuando logró hasta 8 junteros frente al único actual.

En una intervención que leyó a diferencia de otras comparecencias, Sémper se mostró satisfecho poder decir “con amplia sonrisa que me voy en unas circunstancias muy diferentes a las que entré en política. Tengo una familia con la que puedo pasear tranquilo por mi ciudad”, hizo una “defensa cerrada del ejercicio de la política y de los políticos, en especial de aquellos que trabajan en la administración de las pequeñas cosas” e insistió en su visión de los partidos “como canalizadores del ejercicio de la política, pero son más útiles, más sanos y son mejores para la sociedad si albergan matices y posiciones que a veces puedan resultar que chirrían cuando son un necesario ejercicio de libertad”.

Antes del turno de preguntas, Sémper entró de lleno en una de las principales críticas que recibirá por abandonar la responsabilidad municipal en Donostia cuando no ha transcurrido ni un año desde las elecciones municipales y la sonada campaña No es política, es San Sebastián.

“Me encantaría haber cumplido hasta el final mi compromiso con el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián y con los ciudadanos a los que pedí el voto comprometiéndome a ello cuatro años”, explicó Sémper, que pidió disculpas por irse “antes de lo que les había prometido y pedirles benevolencia. Les aseguro que no es una decisión fácil, pero sí necesaria para mi familia”.

Reconoció que “hace tiempo” también tuvo otras oportunidades de marcharse a la empresa privada, pero circunscribió la decisión anunciada ayer de aceptar un puesto en una consultora multinacional en que “este es el momento vital y familiar en el que ha sido oportuno”. No es un adiós, sino un hasta luego, explicó Sémper, aunque no sopesa volver: “Me voy, pero eso no significa que vaya a desaparecer, ni mucho menos, pero la política activa es una etapa superada”.

Motivos familiares “Entiendo que por mi personalidad o mi perfil que se hagan otro tipo de análisis, pero esta decisión responde mayoritariamente a la necesidad de darle a mi familia otro entorno y otra perspectiva, de explorar otra forma de vivir y de transitar por la vida”, respondió Sémper a las preguntas de los periodistas. Habida cuenta de que Sémper ha sido un firme defensor de la personalidad propia del PP de la CAV dentro del PP, y del tono que ha adoptado la línea de Génova, la mayoría de las cuestiones tenían el mismo punto de gravedad: ¿se va por su alejamiento respecto a la línea política de la dirección de Pablo Casado?

“No tienen nada que ver hipotéticas o posibles discrepancias con mi abandono de la política”, repitió. Tanto es así que Sémper no quiso dejar el mínimo resquicio a la disonancia, aunque concedió que “el clima político que preside la política española no es el clima en el que me gusta que se desarrolle la política”. “Un partido político no es una secta”, aseguró, antes de ensalzar que el hecho de que haya “matices, discrepancias e incluso choques debería ser saludado como algo sano; si no, convertimos los partidos políticos en trincheras y cajas de resonancia que solo pretenden convencer al ya convencido”.

Casi como alegato final y ante “la amarga sensación de que la política transita por un camino poco edificante”, Sémper consideró que “convendría prestigiar la política, recuperar su dignidad y que vuelva el respeto”.

“Respeto” Las reacciones a la decisión de Sémper no se hicieron esperar y desde su propio partido, el presidente del PP, Pablo Casado, le agradeció en Twitter “estos 25 años de entrega a San Sebastián, al País Vasco y a España, incluso arriesgando tu vida para defender la libertad frente a los terroristas. El PP siempre será tu casa y te deseamos lo mejor en esta nueva etapa para toda la familia”.

En una línea similar se expresó el presidente del PP de la CAV, Alfonso Alonso, sobre Sémper: “Empezó muy joven plantando cara al terrorismo. Ahora inicia una nueva etapa en la que le deseo la mayor de las suertes. Ha sido un honor defender contigo un País Vasco más libre”.

Dirigentes de otros partidos coincidieron en mostrar “respeto” ante la decisión de Sémper. Fue el caso del alcalde de Donostia, Eneko Goia, o del portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, quienes le desearon “lo mejor”. No obstante, tanto el primer edil como el secretario general del PSE de Gipuzkoa, Eneko Andueza, coincidieron cada uno a su manera en señalar la poca sorpresa de la decisión ante el rumbo que ha tomado Génova.