gasteiz - En su tradicional recepción de Navidad con representantes de la sociedad, el lehendakari se refirió ayer al debate del nuevo estatus y abogó por un acuerdo "amplio e integrador" entre las "distintas culturas" políticas de Euskadi para avanzar en la senda del autogobierno. "Tenemos que volver a pensarnos como país y reestructurar la relación pactada con el Estado", afirmó Iñigo Urkullu, que cree que ese objetivo debe materializarse mediante el "valor constituyente" de los derechos históricos. De la misma manera, reivindicó el "carácter pactado" del Estatuto, y reclamó al Estado que lo que se pueda acordar en un nuevo texto "se cumpla". "Es posible encontrar una solución si reforzamos el valor de los derechos históricos del pueblo vasco que se recogen explícitamente en la Constitución; y si hacemos valer el Estatuto", reiteró.

Asimismo, el lehendakari apuesta por establecer a Euskadi "como sujeto político", objetivo que "la mayoría reivindica". En la misma línea, cree que la Comunidad Autónoma Vasca debe "ensamblar" su capacidad de decidir y tiene una "obligación" de pacto en sus política. Iñigo Urkullu quiso además agradecer a la comisión técnica de expertos la labor realizada en los últimos meses y confió en que el texto "llegue a buen puerto" y se traduzca en "un acuerdo satisfactorio que refleje una sociedad inclusiva y permita consolidar" la convivencia. "Hay retos que ni existían en 1979", aseveró.

El grueso del discurso del lehendakari estuvo en cambio marcado por las cuestiones económicas y sociales. Recordó que asumió su cargo en "plena crisis" y dijo tener presente que la realidad vasca no va a ser "la misma que antes de 2008", por lo que reclamó esfuerzos para "acoplarnos a esta nueva realidad lo mejor posible". "Hay que aceptar las amenazas y emergencias, la única cosa segura es el cambio y hay que tener bases firmes", añadió.

Iñigo Urkullu identificó asimismo algunas de las fortalezas y debilidades que tiene Euskadi en el escenario actual. Así, advirtió de no caer en el victimismo y la autocomplacencia, pero celebró que la sociedad vasca está "viva" y goza de una "cultura del esfuerzo y la colaboración". También destacó la "responsabilidad" y el "afán de superación" ante los retos y conflictos.

Por otra parte, defendió la importancia de la planificación en el ámbito de la economía. "Nos critican diciendo que somos el gobierno de los planes, pero los planes son necesarios siempre que sirvan para evaluar y mejorar", dijo al respecto. Iñigo Urkullu, que es consciente de que "somos un pueblo pequeño en el mundo con recursos limitados", citó algunos de los objetivos cumplidos durante su mandato como reducir el desempleo por debajo del 10%. "Lo hemos conseguido, pero no nos conformamos con esto, nuestro reto tiene que ser permanente", dijo.

Cree el lehendakari que el empleo "es nuestro mejor exponente para una política cohesionadora", y ve a la industria como el "motor" de la economía vasca. En ese sentido, hizo mención expresa al sector de la automoción, en el que la CAV debe "liderar la transición progresiva del sector", siempre con el reto de construir "vehículos menos contaminantes". En el ámbito empresarial, Urkullu aboga por potenciar el diálogo social. "Hago un llamamiento al diálogo para un nuevo modelo de empresa más participativo e inclusivo. La empresa como proyecto común", aseveró.

En el campo social, mientras tanto, el lehendakari opina que los vascos "han demostrado espíritu de superación y voluntad de seguir avanzando" como una sociedad equilibrada. "Quizás otros puedan ir más rápido contando solo con los más fuertes y veloces, pero nosotros preferimos avanzar juntos sin dejar a nadie atrás. Llegaremos más lejos", argumentó. Como principales retos en este marco, el jefe del Ejecutivo vasco citó el futuro de los jóvenes, la sostenibilidad y la emergencia climática. Asimismo, hizo mención al problema de la vivienda, que complica la emancipación de la juventud.

"Judicialización" DE LA POLÍTICA Por otra parte, Iñigo Urkullu apostó por favorecer un contexto político de "certidumbre y estabilidad, tanto en Euskadi como en España. Por ello, el lehendakari dijo que no comparte "las posturas que empujan a un entorno de confrontación, crispación e ingobernabilidad" como el que se vive en este momento en la política estatal. Respecto a Catalunya, cree que actualmente se viven las consecuencias del "recurso fácil de judicializar los conflictos políticos" en lugar de abordarlos mediante el diálogo.

A juicio del lehendakari, el compromiso en la labor de la política debe suponer "contribuir a alcanzar los consensos necesarios que permitan facilitar la gobernabilidad y pactar las políticas de cara al futuro", ya que la "función de la política es resolver problemas, no crearlos".