- La primera parte de la operación para evacuar a civiles de la acería de Azovstal concluyó este martes con éxito con la salida de la planta de 101 personas, de las que 69 optaron por desplazarse hasta Zaporiyia y el resto decidieron quedarse en la asediada Mariúpol, una ciudad de la que Naciones Unidas logró unir a su convoy a otras 58 personas.

Fue la primera operación de rescate de gran calado gestada con el acuerdo de los gobiernos de Ucrania y Rusia con la colaboración de la ONU y el apoyo de Cruz Roja, con la que se logró la salida de 137 personas en total de la zona de Mariúpol, de donde llegan relatos terroríficos de devastación.

El viaje fue extremadamente complicado y estuvo lleno de riesgos: durante el camino se encontraron minas, municiones sin explotar y ataques de mortero. “No tengo ni idea de dónde venían”, explicó Sebastian Rhodes, de Naciones Unidas, al ser preguntado sobre si los atacantes eran rusos.

Aunque la operación comenzó oficialmente el viernes, no fue hasta el lunes por la tarde cuando los evacuados salieron de Mariúpol. Durmieron en el camino y llegaron a Zaporiyia sobre las cuatro de la tarde. Tardaron por tanto más de 24 horas en recorrer los 220 kilómetros que unen las dos ciudades y que en condiciones normales se realizan en tres horas. Incluso tuvieron que cambiar el trayecto. “Fue una operación extremadamente complicada”, aseguró sobre el terreno una portavoz de Naciones Unidas.

“Estamos preocupados porque hay más civiles que siguen allí. Esta operación muestra que es posible entrar allí y entrar con seguridad, y mi esperanza es que podamos entrar lo más pronto posible”, explicó a los periodistas una portavoz de Naciones Unidas, que mostró también su preocupación porque se escuchó fuego cruzado en la fábrica.

Y es que las tropas rusas comenzaron el asalto final a la acería Azovstal de Mariúpol, informaron tanto el Regimiento Azov, que defiende la instalación siderúrgica, como fuentes de la policía ucraniana. “Durante la noche nos bombardearon desde el aire, murieron dos civiles, mujeres, y ahora se está produciendo el asalto a Azovstal”, afirmó el subcomandante del Regimiento Azov, Svyatoslav Palamar.

El jefe de la policía de patrulla en Mariúpol, Mijailo Vershinin, aseguró por su parte que cuando los autobuses se marcharon con los evacuados, los rusos “comenzaron a atacar de día y de noche, ahora iniciaron el asalto a la planta por varios lugares. Mantenemos la defensa y combatimos”.

La situación física y psicológica de los rescatados que estuvieron dos meses bajo la planta y sin ver la luz del sol es frágil. Muchos se escondieron de los bombardeos en Azovstal, una fábrica que, por su gran tamaño, es como una ciudad en sí misma. Treinta y dos decidieron quedarse en Mariúpol “siguiendo sus deseos” por diversas razones, según la ONU. Para algunos de ellos, apunta una portavoz del organismo, su primera preocupación fue encontrar a sus familias, ver cómo estaban sus padres, sus hijos...

El resto se subió a los autobuses, que pudieron recoger a algunos otros civiles que encontraron por el camino. Una de las evacuadas, Yekatherina, de unos 30 años, explicó a los periodistas que algunos de los evacuados decidieron quedarse en zona rusa cuando los soldados les dijeron que “en Ucrania había guerra”.

Con los civiles rescatados se coló una infiltrada rusa, una combatiente que fue identificada durante el proceso de evacuación y posteriormente retenida. Naciones Unidas revisará su situación, dónde está y en qué condiciones es tratada.

Otra de las rescatadas explica cómo fue el intercambio: los militares ucranianos los subieron a la superficie, hasta un puente de Mariúpol donde los entregaron a los militares rusos. En el camino, según explica una de las evacuadas, los militares rusos en los puestos de control chequearon sus teléfonos y les interrogaron en busca de información sobre las posiciones de los soldados ucranianos.

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), que junto a la ONU coordinó la operación de evacuación, informó de que la gesta duró cinco días y que mientras el convoy de autobuses y ambulancias salía de la ciudad algunas personas solas, familias -algunas a pie y otras en vehículos- se incorporaron para buscar protección.

“Esta compleja operación ha permitido la salida de grupos de civiles de Azovstal y de la zona de Mariúpol, aunque esperábamos que pudieran sumarse más personas. Se necesitan con urgencia acuerdos similares entre las partes para aliviar el inmenso sufrimiento de la población civil”, señaló la organización humanitaria.

En el interior de la acería de Azovstal quedan aún centenares de personas. Había, según explicó Yekatherina, 30 refugios y algunos de ellos han sido destruidos. No se sabe si quedan en ellos personas vivas o están todos muertos.

Partidos

El Parlamento ucraniano aprobó ayer una ley que regulariza la suspensión de la actividad de los partidos políticos considerados “prorrusos”, una medida que está vigente desde el pasado 20 de marzo tras ser acordada por el Consejo Nacional de Seguridad y Defensa. Un total de 330 de los 450 diputados de la Suprema Rada votaron a favor del proyecto de ley, que había sido introducido en la única cámara del Parlamento ucraniano el pasado 28 de marzo. La ley permite la suspensión de la actividad de los partidos políticos que nieguen o justifiquen la agresión rusa contra Ucrania.

Fin de un mito

El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo ayer que Ucrania “ha hecho estallar el mito de la invencibilidad de Putin” al repeler contra pronóstico al Ejército ruso, en un discurso virtual ante el Parlamento ucraniano o Verkhovna Rada. Johnson se puso en pie para escuchar el himno ucraniano antes de ser presentado a los diputados por su presidente, Volodímir Zelenski, quien agradeció el apoyo moral y militar de Londres,

Israel

Rusia calificó ayer de “antihistóricas” las declaraciones del ministro de Exteriores de Israel, Yair Lapid, que afirmó que “los judíos no se suicidaron en el Holocausto” y que “el nivel más bajo de racismo contra los judíos es acusar a los propios judíos de antisemitismo”.