Muchos de los refugiados sirios que regresaron al país árabe en los últimos años han sido sometidos a torturas, detenciones arbitrarias y asesinatos extrajudiciales por parte del Gobierno sirio y sus milicias aliadas, alertó este miércoles Human Rights Watch (HRW).

En su informe "Nuestras vidas son como la muerte", basado en entrevistas con 65 refugiados retornados desde el Líbano y Jordania entre 2017 y 2021, la organización documentó 21 casos de detención arbitraria, 13 de tortura, 3 secuestros, 5 asesinatos extrajudiciales y 17 desapariciones forzosas.

Debido a estos abusos y a las dificultades económicas que sufren tras su regreso a Siria, HRW considera que la nación no es segura pese a que la mayor parte de su territorio no registra combates armados desde hace cerca de tres años y el conflicto solo se mantiene activo en algunas áreas septentrionales.

Torturas y ejecuciones

El director ejecutivo de HRW, Kenneth Roth, explicó en una rueda de prensa virtual para presentar el informe que "la principal amenaza dirigida" a la que se enfrentan los refugiados continúa "totalmente operativa", ya que los aparatos de seguridad del Gobierno sirio no han sido "desmantelados".

Roth denunció que estos órganos llevan a cabo formas de persecución como "torturas" y "ejecuciones" a una "escala inimaginable" impunemente, y agregó que el hecho de ser refugiado parece incrementar la "probabilidad" de ser objeto de estas.

"Peligroso precedente" en la UE

Por ello, HRW criticó a una serie de países que están "promoviendo" los retornos, como es el caso de Dinamarca, a la que acusó de sentar un "peligroso precedente" en la Unión Europea al quitar el estatus de "protección temporal" a los refugiados procedentes de Damasco y sus afueras.

Copenhague declaró hace unos meses como segura la capital siria, donde este miércoles 14 personas murieron por la explosión de dos bombas colocadas en un autobús militar, en el mayor incidente de seguridad ocurrido en la ciudad desde 2017.

En su informe, la organización por los derechos humanos también destaca la "agresiva agenda de retornos" de las autoridades del Líbano, donde residen alrededor de 1,5 millones de refugiados sirios y de donde "miles" de ellos han sido deportados "sumariamente".

A juicio de Roth, las naciones que están promocionando los regresos actúan en base a "motivaciones secretas", al igual que Siria y su aliada Rusia abogan por la vuelta de los refugiados para "aparentar" normalidad, sin garantizar las condiciones adecuadas para ello. Forzarles al regreso es una "violación descarada de la leyes internacionales sobre los refugiados", concluyó el director ejecutivo de Human Rights Watch.

Unos 5,55 millones de sirios han huido a otros países desde que comenzó el conflicto, según datos de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).