- Las elecciones parlamentarias iraquíes registraron ayer una baja participación marcadas por el boicot y la apatía de los ciudadanos.

Los miles de ciudadanos que abarrotaron las calles a finales de 2019 pidiendo cambios sustanciales en su país, expresaron ayer su desencanto por el hecho de que nada haya cambiado no acudiendo a las urnas.

La apatía, además, fue generalizada en medio de un profundo escepticismo de que los candidatos independientes tengan una oportunidad contra los partidos y políticos establecidos, muchos de ellos respaldados por poderosas milicias armadas.

La jornada transcurrió sin incidentes y en medio de un gran despliegue del Ejército y la Policía en las calles, y sobre todo, en los más de 8.200 colegios electorales que abrieron sus puertas a las 7.00 hora local para recibir a los más de 25 millones de iraquíes llamados a las urnas.

Las calles de la capital permanecieron desiertas, al igual que muchos de los colegios, en los que apenas se vieron decenas de personas a la vez, la mayoría de ellas de edad avanzada.

El primer ministro iraquí, Mustafa Al Kazemi, recordó al votar que estos comicios anticipados fueron la “promesa” de su Gobierno a las demandas de los manifestantes que en octubre de 2019 salieron a las calles de Irak para pedir mejores servicios y el fin de la corrupción endémica en el país. Sin embargo, muchos de los activistas que fundaron partidos nacidos durante las protestas, que se saldaron con más de 600 muertos, acabaron retirando sus candidaturas como consecuencia de las presiones, las amenazas e intimidación por parte de los partidos tradicionales.

Más de 3.000 candidatos se presentaron a estos comicios, pero ciudadanos iraquíes que decidieron no votar alegaron a que se debía a “la presencia de las mismas caras desde hace 15 años”. Los principales candidatos a ganar la mayor parte de los asientos en el Parlamento son el partido del influyente clérigo chií Muqtada al Sadr, la agrupación de milicias proiraníes Fatah y el exprimer ministro Nouri al Maliki, una figura muy próxima a Teherán.

La Comisión Electoral Suprema de Irak se ha comprometido a anunciar los resultados hoy, lo que dará inicio a una intensa pugna en el fragmentado Parlamento para la formación de un Ejecutivo.

Medidas contra el fraude. Las tarjetas electorales biométricas, utilizadas por primera vez este año para evitar el fraude, y los lectores de huellas dactilares dieron algún que otro problema en los centros electorales. Ali Faares, el encargado uno de los colegios del centro de Bagdad, explicó que una persona tuvo problemas para votar porque el lector no reconocía su huella, algo que, alegó, “probablemente se debía a que tenía una pequeña cicatriz en el dedo”. La jefa de los observadores de la UE, Viola von Cramon, explicó que “algunas huellas dactilares no se correspondían (con las registradas en la tarjeta biométrica) por problemas de salud”, lo que representa “un problema de accesibilidad”.