- El Estado Islámico (EI) se ha posicionado como la principal amenaza de seguridad contra los talibanes en Afganistán, con ataques casi diarios o atentados como el del viernes contra la comunidad chií, que dejó al menos ochenta muertos y cerca de un centenar de heridos.

Los talibanes, que aseguran controlar la totalidad del territorio desde que capturaron Kabul el pasado 15 de agosto, han lanzado en respuesta una operación masiva en varias provincias contra el grupo yihadista. “Hasta ahora en varias operaciones en Nangarhar (este), Kabul y otras áreas, decenas de sus miembros han sido detenidos y decenas han muerto. Sus guaridas, desde donde planeaban ataques, han sido destruidas”, dijo un portavoz de los talibanes, Bilal Karimi.

Un funcionario del Gobierno afgano depuesto por los talibanes, que pidió el anonimato, denunció que los fundamentalistas están intentando “ocultar y controlar la difusión de información sobre las actividades del EI”. “La realidad es que el EI está emergiendo como una potencial grave amenaza contra el Gobierno de los talibanes en Afganistán”, dijo.

Por otra parte, los talibanes se reunieron ayer con representantes de Estados Unidos en Catar, en la primera reunión presencial desde la retirada estadounidense de Afganistán a finales de agosto, en la que los primeros pidieron “relaciones positivas” y desbloquear fondos internacionales.

El ministro de Exteriores del Gobierno interino talibán, Amir Khan Muttaqi, afirmó en un comunicado que las delegaciones “de alto nivel” de ambas partes “mantuvieron conversaciones detalladas” durante la primera jornada de reuniones en Doha, que continuarán hoy. “En esta reunión hablamos de asistencia humanitaria e insistimos en que el acuerdo de Doha debe ser aplicado plenamente. La integridad y el espacio aéreo afganos deberían ser respetados, y no debería haber interferencias en los asuntos internos”, dijo Muttaqi.

Los talibanes y Estados Unidos alcanzaron un acuerdo en febrero de 2020 en Doha que marcó la retirada final de las tropas estadounidenses del país, una circunstancia que los fundamentalistas aprovecharon para lanzar una rápida ofensiva y capturar Kabul el pasado 15 de agosto.