La Guardia Revolucionaria de Irán aseguró ayer que “la humillante retirada” de Estados Unidos de Afganistán supone el punto de partida de la salida de las tropas de ese país de toda la región de Asia Occidental. “Pronto observaremos que las bases estadounidenses en la región sufrirán la misma suerte que sus bases afganas”, dijo el subcomandante de coordinación de la Guardia Revolucionaria, Mohamadreza Naqdi, aludiendo a otros países vecinos con presencia militar estadounidense, como Irak.

En su opinión, “la derrota y retirada de EEUU de Afganistán no necesita un análisis complicado, ya que el Imperio Británico y la Unión Soviética también fueron derrotados en Afganistán”, marcando el comienzo del colapso de esas dos potencias. Irán, que en el pasado tuvo una relación muy conflictiva con los talibanes, se ha mostrado ahora pragmática y ha pedido a los insurgentes que alcancen “un acuerdo nacional” con el resto de grupos políticos.

El presidente iraní, Ebrahim Raisí, subrayó que su país “hará esfuerzos a favor de la estabilidad” afgana y que “la derrota militar de EEUU debe convertirse en una oportunidad para restaurar la seguridad y la paz”.

Como países vecinos que son, a la República Islámica le interesa un Afganistán estable, que controle a los grupos yihadistas contrarios a Teherán y con el que poder mantener lazos comerciales. De hecho, Irán ha mantenido reuniones en los últimos años con el movimiento talibán y acogió recientemente reuniones entre representantes de los insurgentes y del Gobierno afgano.

Junto a Rusia, China y Pakistán, Irán no ha cerrado su embajada en Kabul ni su consulado en Herat, aunque el personal de otras tres delegaciones diplomáticas sí ha sido trasladado a la capital afgana.