- La decisión del alto representante internacional en Bosnia, Valentin Inzko, de prohibir la negación del genocidio y crímenes de guerra, está alimentando nuevamente las divisiones étnicas en el país, advirtieron ayer analistas locales. Por primera vez en diez años, Inzko hizo uso esta semana de sus prerrogativas especiales para ordenar una enmienda del Código Penal que prohíbe negar el genocidio y los crímenes de guerra cometidos en el país y glorificar a criminales de guerra.

La ley determina penas de entre seis meses y cinco años de prisión para quienes nieguen o justifiquen el genocidio, crímenes de guerra o lesa humanidad.

Los líderes serbobosnios, con Milorad Dodik a la cabeza, rechazan la decisión de Inzko y respondieron con un boicot de la Presidencia, el Parlamento y el Consejo de Ministros, instituciones centrales del país balcánico. En los últimos años, la negación de ciertos crímenes, sobre todo el de Srebrenica, se ha intensificado en Bosnia.