- En el tribunal del Estado de Ciudad del Vaticano comenzó ayer la primera audiencia del proceso que sienta en el banquillo por primera vez a un cardenal, el exprefecto de la Congregación para las Causas de los Santos Angelo Becciu, por un delito de corrupción relacionado con inversiones inmobiliarias.

Junto con Becciu también están imputadas nueve personas y se enfrentan a acusaciones de delitos de malversación de fondos, blanqueo de dinero, fraude y abuso de poder durante la irregular inversión de unos 350 millones de euros en un edificio de Londres. Entre los encausados se encuentran monseñor Alberto Perlasca y la relaciones públicas Francesca Immacolata Chaouqui, condenada en el juicio Vatileaks2 por filtración de información, debido a “las gravísimas y completamente falsas declaraciones” dadas a los fiscales vaticanos durante las pesquisas.

En 2019, la prensa italiana publicó que algunos funcionarios vaticanos habían sido suspendidos de empleo tras detectarse “graves indicios” de corrupción en un caso de inversiones inmobiliarias. Se destapó entonces un escándalo que se remontaba a 2013, cuando la Secretaría de Estado compró un edificio en Londres y destinó fondos del Óbolo de San Pedro, institución que recoge donaciones de católicos para financiar obras caritativas de los papas y su actividad.

Por aquel entonces, Becciu era el responsable de esas operaciones, pues ocupaba el cargo de sustituto para los Asuntos Generales, puesto que dejó en 2018 tras ser designado por el papa Francisco prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos hasta septiembre de 2020.

En el centro de las investigaciones de este juicio está, entre otras operaciones, la compraventa de un edificio en un lujoso barrio londinense y la gestión de los fondos del Óbolo de San Pedro, la institución que invierte en obras de caridad las donaciones económicas de los fieles.

En esta primera sesión, Becciu defendió su “inocencia de toda acusación”. El cardenal “espera con serenidad el proceso y la aportación de las numerosas pruebas y testimonios que demostrarán su inocencia de toda acusación”, señaló su abogado, Fabio Viglione, tras la primera audiencia del juicio, que continuará el 5 de octubre.

De hecho, Becciu siempre ha negado las acusaciones pero en septiembre de 2020 fue defenestrado por el papa Francisco, presentando su renuncia como prefecto de la Congregación vaticana y perdiendo sus derechos como cardenal, aunque ha conservado hasta la actualidad su título, si bien no podría participar en un cónclave.

Por otro lado, el exsacerdote Fernando Karadima, cuya condena por el Vaticano por abusos sexuales en 2011 destapó un escándalo de abusos a menores perpetrados por clérigos de la Iglesia de Chile, falleció ayer a los 90 años. El denominado caso Karadima acabó con la dimisión en bloque de 34 obispos del episcopado chileno.

Según un comunicado oficial, Karadima falleció como consecuencia de múltiples enfermedades en una residencia de ancianos en Santiago de Chile. El Arzobispado de Santiago hizo público otro comunicado en el que precisaba que ya no era sacerdote si bien afirmaba haber “tomado conocimiento de la muerte de Fernando Karadima”.