- El presidente de Rusia, Vladímir Putin, acude hoy a su primer encuentro cara a cara con su homólogo de EEUU, Joe Biden, sin ilusiones acerca de una posible mejora de las relaciones, pero decidido a apostar por el pragmatismo y abierto a cooperar en áreas como la estabilidad estratégica y la ciberseguridad. “No espero grandes avances”, dijo el líder ruso pocos días antes de la cumbre que tendrá lugar en la villa La Grange de Ginebra.

Putin, quien reconoce que las relaciones entre Rusia y EEUU se encuentran en su “punto más bajo” en décadas, a lo máximo que aspira en la cita es a restaurar “los contactos personales, el diálogo directo y crear mecanismos funcionales en áreas de interés mutuo”, según confesó. Esas áreas son la estabilidad estratégica y el control de armas, el clima, la búsqueda de soluciones a conflictos regionales, la ciberseguridad y la lucha contra el terrorismo y el coronavirus.

El líder ruso puso el año pasado sobre la mesa dos propuestas a las que aún espera una respuesta por parte de EEUU: la introducción de una moratoria al despliegue de misiles de corto y medio alcance en Europa y la reanudación de la cooperación en el campo de la seguridad de la información internacional.

Putin considera “destructiva” la política aplicada en los últimos años por EEUU, dado que abandonó en 2002 el tratado antimisiles, en 2019 el de eliminación de misiles nucleares de corto y medio alcance (INF) y en 2020 el de Cielos Abiertos, un acuerdo multilateral que garantiza la transparencia en el control de armas.

Entre las dos potencias nucleares solo queda un tratado de desarme, el tratado Nuevo START que el líder ruso y Biden prolongaron a principios de año hasta 2026, pero sin reiniciar un diálogo sobre todos los aspectos de la estabilidad estratégica, como la inclusión de nuevas armas, entre ellas las hipersónicas.

Rusia propuso a EEUU ampliar la agenda e incluir en ella todas las armas ofensivas y defensivas, tanto nucleares como no nucleares, capaces de resolver tareas estratégicas.

El jefe del Kremlin tiene asumido que la política de Biden seguirá siendo firme y que las sanciones contra Rusia continuarán. No espera por tanto un “reinicio” de las relaciones como el que intentó en vano en 2009 Barack Obama con el entonces presidente ruso Dmitri Medvedev.