- La derecha chilena sufrió ayer una derrota en los megacomicios regionales y municipales que se celebraron en paralelo a las elecciones para elegir a los 155 candidatos que redactarán la nueva Carta Magna, una votación en la que los conservadores también quedaron malparados.

En las regionales, en las que por primera vez se escogía a los gobernadores de las dieciséis divisiones del país, solo tres candidatos obtuvieron el apoyo suficiente para no ir a segunda vuelta -todos de izquierdas-, mientras que en las municipales la derecha se desplomó, pasando de tener 145 alcaldías en 2016 a 88.

La izquierda se impuso en barrios emblemáticos como el centro urbano de Santiago, donde la comunista Irací Hassler superó al candidato de derechas Felipe Alessandri, que se presentaba a la reelección.

El oficialismo también perdió las alcaldías de las turística ciudades costeras de Valparaíso y Viña del Mar, esta última en la que los conservadores habían gobernando durante casi 20 años y en donde se impuso una candidata del izquierdista Frente Amplio.

Los independientes son ciudadanos que defienden diversas sensibilidades, desde el feminismo al medio ambiente, la educación, la justicia social o la salud, que presentaron su candidatura para la ocasión, siendo esta la primera vez en la historia en la que se permitió que personas ajenas a estructuras de los partidos políticos tradicionales postulasen a unas elecciones.

Su éxito conecta este proceso constituyente con las protestas sociales de octubre 2019 en las que se gestó, que motivaron a los ciudadanos a participar directamente en la construcción del nuevo modelo de país que reclamaban en las calles.

“Estamos siendo interpelados por nuevas expresiones y liderazgos. Es nuestro deber escuchar con humildad y atención el mensaje de la gente”, dijo el presidente de Chile, Sebastián Piñera, tras conocerse los resultados, al tiempo que afirmó que los partidos tradicionales no están “sintonizando adecuadamente con las demandas y anhelos de la ciudadanía”.

Los independientes marcarán la pauta en el debate de la nueva Carta Magna pero no podrán hacerlo por sí mismos, ya que no alcanzan los dos tercios de la representación en la convención constituyente, proporción necesaria para aprobar cada norma que se quiera incluir.

Pero en general son afines a posiciones progresistas, por lo que se prevé que en muchos aspectos sintonicen con una parte de los constituyentes de la oposición de izquierdas, sumando los apoyos que permitan pergeñar cambios profundos en el modelo de país.

“Están dadas todas las condiciones para poder impulsar procesos de cambio mucho más sustantivos, es lo que se espera y es factible”, dijo a Efe el académico de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile Octavio Avendaño.

“Esto es un triunfo categórico del cambio, de los deseos de transformación de nuestro país para tener un Chile más digno, más justo y más próspero”, abundó al respecto el excanciller Muñoz.

Aun así, la heterogeneidad de intereses que representan los constituyentes, que encuentra un grado más de profundidad dentro de cada uno de bloques, con posiciones divergentes en algunos temas, obligará a llevar a cabo amplias negociaciones para impulsar determinados preceptos.

Esto conforma una “convención variopinta” en la que ninguna de las listas alcanza por sí sola dos tercios de escaños.

Las regionales a segunda vuelta. Solo tres regiones no deberán ir a segunda vuelta: Aysén y Magallanes. En la codiciada Región Metropolitana, la que alberga la capital y donde viven 8 de los 19 millones de habitantes del país, irán al balotaje los democristianos.

La importancia de los pactos. La gran diferencia entre las reglas de los diferentes partidos harán complicado el proceso de llegar a acuerdos. Los propios políticos tradicionales son conocedores del gran trabajo que hay por delante.