o logramos, Joe", dijo la vicepresidenta electa de Estados Unidos, Kamala Harris, cuando los medios proyectaron la victoria demócrata en las elecciones presidenciales del 3 de noviembre. Y, aunque Joe Biden lo había logrado, el triunfo de su compañera de fórmula tampoco es desdeñable, sino que se trata de un hito más que sumar a la lista de barreras que ha superado.

La carrera política de Harris, de 56 años, está plagada de logros trascendentales. Hija de dos inmigrantes que crecieron en diferentes rincones del mundo, aunque ambos en colonias británicas. Su madre, Shyamala Gopalan, creció en la India. Su sueño era convertirse en bioquímica, pero en la Universidad de Lady Irwin la única opción le obligaba a conformarse con Ciencias del Hogar.

Su padre, Donald J. Harris creció en Jamaica y estudió en la Universidad de Bakerly, en California, donde conoció a la madre de sus dos hijas, que nacerían en pleno movimiento de Derechos Civiles, liderado por Marthin Luther King.

Así, Kamala Harris creció con unos padres con una alta conciencia social, algo que hizo que tanto Kamala como su hermana Maya tuvieran fuertes inclinaciones políticas.

Harris se graduó en 1986 en Ciencias Políticas y Economía y tres años después obtuvo su título de abogada. Posteriormente, en su vida profesional fue electa como Fiscal de Distrito de San Francisco en el 2003. Luego, en el 2010 se convirtió en Procuradora General de California y en 2016 obtuvo su cargo más alto hasta el momento, cuando fue electa como miembro de la Cámara Alta estadounidense, lo que la convirtió en la segunda mujer afrodescendiente en ocupar un cargo así.

Asimismo, Harris fue de las primeras senadoras en apoyar el Medicare For All, un plan que pretendía garantizar el acceso universal a la salud y quitar a las aseguradoras privadas, propuesto por el senador Bernie Sanders y el Green New Deal, una resolución impulsada por la congresista Alexandria Ocasio-Cortés que propone una manera de responder a la crisis ambiental.

De ahí, y como la primera vicepresidenta de la nación norteamericana -también la primera persona de raza negra en conseguir tal distinción-, se ha convertido en la mujer que ocupa el cargo de mayor rango en la historia de Estados Unidos, un logro que hasta ahora ostentaba la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

Aunque el cargo de vicepresidente se suele menospreciar por segundón, asumiendo que es básicamente testimonial, Harris tendrá poder para, por ejemplo, decantar la balanza a favor del Partido Demócrata en el Senado, empatado en número de miembros republicanos y demócratas, gracias a su voto de calidad.

Como mujer no blanca en un entorno predominantemente blanco, su histórico triunfo representa a millones de mujeres con frecuencia pasadas por alto, históricamente subrepresentadas y sistemáticamente ignoradas. Por primera vez en los más de 200 años de historia del país, este perfil se convierte en receptor de este nuevo poder que encarna Harris.

"Que esté aquí esta noche es un testimonio de la dedicación de generaciones antes que yo", recordó Harris durante el discurso de aceptación de su candidatura en la Convención Nacional Demócrata en agosto.

Para las mujeres, en general, su presencia puede marcar la diferencia, ya que una de las razones que influyen en su baja participación en política es, precisamente, la falta de modelos. El trabajo de Harris puede, así, aliviar la brecha de género en política.

"Siento que las chicas negras como yo pueden postularse para delegada de la clase, las mujeres negras como yo pueden ir a por cosas grandes en la vida como hizo ella", dijo Paris Bond, una niña de 14 años, a la cadena de televisión CNN en agosto.

"Nadie puede negar el poder de ver a alguien que comparte una identidad, como su género o su raza, que son tan importantes en la sociedad estadounidense, ciertamente, en una posición de poder", resume la directora de la Iniciativa de Género de la Escuela de Negocios de Harvard, Colleen Ammerman, según recoge la revista Forbes.

Durante su carrera hacia la Casa Blanca, nunca ha evitado mencionar los problemas a los que se ha enfrentado mientras intentaba abrirse camino en política, subrayando que las personas siempre han intentado encajonarla. "Yo no escuchaba. Y ganamos", incide.

La misma vicepresidenta electa ha hecho alusión a las barreras que ha roto durante su vida en actos electorales. A su juicio, ser la primera requiere que los votantes "vean que puede liberarse de lo que ha sido". Quizá, lo que mejor define el camino recorrido por Harris es la frase que su madre, Shyamala, solía decirle: "Puede que seas la primera en hacer muchas cosas, pero asegúrate de no ser la última".

La vicepresidencia coloca a Harris como una firme candidata a la presidencia en futuras elecciones, en caso de que opte por postularse nuevamente, como ya hizo en 2020.

Además, en caso de que el presidente falleciera o quedara incapacitado -Biden tiene 78 años-, podría acceder al Despacho Oval en un país en el que la brecha de género aún sigue siendo considerable. Actualmente, 122 de los 435 miembros de la Cámara de Representantes son mujeres, un 27%. Aunque baja, es una cifra de representación femenina récord. En el Senado constituyen el 26%, son 26 de 100. En total, según Inter-Parliamentary Union, sólo el 25 % de los parlamentarios de todo el mundo son mujeres.

Además, que Kamala Harris fuera la presidenta del país más rico, poderoso e influyente del mundo marcaría la diferencia en un mundo en el que, en junio de 2019, solo 11 mujeres son jefas de Estado y 12 jefas de gobierno, según datos difundidos por ONU Mujeres.

Los estadounidenses están divididos sobre una eventual Presidencia de Kamala Harris. Un sondeo elaborado por Pew Research muestra que la mitad de los encuestados cree que Harris está "cualificada" para servir como presidente, mientras que un 47% se muestra en contra. Son mayoría -un 55%- los que esperan que ejerza la "influencia adecuada" en la administración Biden.

Por el contrario, un 36% considera que acabará asumiendo una "excesiva carga de responsabilidades", mientras que únicamente el 7% anticipa que será una figura "testimonial".

El gabinete de Biden será el que más presencia femenina tendrá en toda la historia estadounidense. El presidente ha nominado a mujeres para cinco de los 15 puestos de primera línea, cifra que supera por uno los récords batidos por sus predecesores Bill Clinton, George W. Bush y Barack Obama. Los dos primeros incluyeron a cuatro mujeres en sus gabinetes originales de sus segundos mandatos, mientras que Obama lo hizo en su primera legislatura.

Las nominaciones de Biden para puestos en el Ejecutivo estadounidense son históricas también por otras razones. Tal y como prometió, "tanto la Casa Blanca como el gabinete serán como el país". Incluso sin paridad de género, el equipo de Joe Biden batirá récords en diversidad, lo que rompe al menos dos techos de cristal.

En la lista, destaca Janet Yellen, la primera mujer en presidir la Reserva Federal de Estados Unidos, el banco de la mayor economía mundial, como la primera mujer en ser secretaria del Tesoro. También la miembro de la Cámara de Representantes Deb Haaland para secretaria del Interior que, si se confirma, sería la primera nativa americana miembro del gabinete.

Biden también ha nominado a la legisladora Marcia L. Fudge para dirigir el desarrollo urbano y de vivienda, a la exgobernadora de Míchigan Jennifer Granholm para dirigir el Departamento de Energía y a la gobernadora de Rhode Island, Gina Raimondo, como secretaria de Comercio.

"Que esté aquí es un testimonio de la dedicación que tuvieron generaciones de mujeres antes que yo"

"Puedo ser la primera mujer en este cargo, pero no seré la última. Estados Unidos es un país de posibilidades"