- Marruecos recibe un espaldarazo y suma a Francia otra gran potencia que le apoya en su ocupación del Sáhara, tras el anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reconociendo su soberanía sobre la excolonia española. Pero el Frente Polisario considera que la decisión no tendrá recorrido tras el relevo de Joe Biden en la Casa Blanca. Asimismo, advierte de que la decisión del jefe de Gobierno en funciones es el resultado de la política fallida de la ONU, que en su opinión ha abandonado la defensa del acuerdo de alto el fuego firmado bajo sus auspicios en 1991 con la promesa de someter a referéndum la independencia del Sáhara Occidental. La declaración de Trump, que vino acompañada del anuncio de un próximo consulado estadounidense en la ciudad de Dajla tomó por sorpresa a propios y extraños, también en Marruecos, pues los apoyos que el país magrebí ha ido sumando pacientemente año tras año no se comparan con el espaldarazo de la primera potencia mundial.

En Marruecos la noticia ha sido acogida como un gran triunfo de lo que se llama "la causa nacional" (la soberanía en el Sáhara) a la que se supeditan todas las demás, pues da sentido a la "estrategia de los consulados" que ha permitido la apertura de oficinas de veinte países en El Aaiún y Dajla en los últimos meses.

Los saharauis aseguran que temían esta maniobra desde que en diciembre de 2018 el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Naser Burita, dinamitara el recuperado proceso de diálogo en la ciudad de Ginebra al anunciar que Rabat se opone a que se celebre el referéndum de autodeterminación y advertir de que el reino alauí solo estaba dispuesto a reconocer lo que denominaba como un "amplio estatuto de autonomía".

Apenas cinco meses después, dimitía el jefe de la misión especial de la ONU para el referéndum en el Sahara Occidental (Minurso), Horst Koehler, y el conflicto entraba en una parálisis que los saharauis consideran ha favorecido la estrategia de Marruecos.

Desde entonces la ONU ha renovado el mandato de la misión, pero su secretario general, Antonio Guterres, ha sido incapaz de nombrar a un nuevo enviado espacial, como recuerda Hamada Salma Daf, portavoz del gobierno de la República Árabe Democrática Saharaui, proclamada en 1975 y reconocida por cerca de 70 Estados y por organismos multinacionales como la Unión Africana.

El anuncio de Trump ha cosechado, en principio, más rechazo que apoyos en la comunidad internacional, sorprendida por una maniobra que no solo supone sembrar de minas el camino de su eventual sucesor, Joe Biden, sino que también amenaza con agitar el tablero internacional al cambiar el reconocimiento de una ocupación, la marroquí, por la aceptación de Rabat de la ocupación en Palestina.

Nada más conocerse la noticia, la ONU subrayó que el anuncio no cambiaba su posición sobre el conflicto en la antigua colonia española y miembros destacados del Consejo de Seguridad, como Rusia, declararon que supone "una flagrante violación de la legalidad internacional".

La declaración de Trump, que vino acompañada del anuncio de un próximo consulado estadounidense en la ciudad de Dajla tomó por sorpresa a propios y extraños, también en Marruecos, pues los apoyos que el país magrebí ha ido sumando pacientemente año tras año no se comparan con el espaldarazo de la primera potencia mundial.

En el país del Magreb la noticia ha sido acogida como un gran triunfo de lo que se llama "la causa nacional" (la soberanía en el Sáhara) a la que se supeditan todas las demás, pues da sentido a la "estrategia de los consulados" que ha permitido la apertura de oficinas de veinte países en El Aaiún y Dajla en los últimos meses.

En solo siete años, Estados Unidos ha cambiado visiblemente su postura sobre el Sáhara: en 2013, el entonces Secretario de Estado de Barack Obama, John Kerry, impulsó una propuesta en el Consejo de Seguridad para que la misión de la ONU en el Sáhara tuviera competencias en derechos humanos, a lo que Marruecos se negó en firme.

Rabat envió emisarios a todas las capitales del mundo con peso diplomático y consiguió paralizar el proyecto de Kerry. Desde ese año, el tema ya ni siquiera se discute, una prueba del poder que Marruecos exhibe cuando se trata del Sáhara.

Estados Unidos, según comentarios de fuentes diplomáticas norteamericanas en Rabat, tiene en los últimos años una preocupación mayor: la estabilidad en el Sáhara como parte del gran Sahel, y esa estabilidad está garantizada por Marruecos.

Detalles pequeños pero simbólicos, como la apertura de una franquicia de McDonald's en El Aaiún en 2017, que resultó un éxito, son puestas de ejemplo como oportunidades que se abren a otras empresas estadounidenses en el territorio, y no es casual que EEUU anunciara ayer que el consulado de Dajla tendrá un cometido fundamentalmente económico.