Decenas de personas se han concentrado esta mañana en Vitoria frente a la subdelegación del Gobierno de la calle Olaguibel para mostrar su apoyo al pueblo saharaui después de que el ejército marroquí lanzara el viernes un operativo militar para reabrir una ruta hacia Mauritania bloqueada por cientos de manifestantes saharauis, acción por la que el Frente Polisario acusa a Rabat de violar el alto el fuego firmado en 1991.

La tensión en el región de Guerguerat ha crecido de forma exponencial desde que hace cuatro semanas un numeroso grupo de personas atravesara el desierto desde los campos de refugiados en la región argelina de Tinduf y las llamadas "zonas liberadas" y acamparan en el territorio ocupado de Guerguerat. Los congregados anunciaron que permanecerían allí y solo permitirían el paso a civiles, por razones humanitarias, hasta que las tropas marroquíes se retirasen y la ONU cumpliera con su compromiso de convocar un referéndum de autodeterminación para resolver uno de los escasos conflictos territoriales que quedan abiertos de la época colonial europea.

A pesar de la tensión de los últimos días, ni Marruecos ni el Frente Polisario han dado por roto el alto el fuego vigente en el Sáhara Occidental que fue firmado por ambas partes en 1991, pese a acusarse mutuamente de haberlo violado durante la jornada de ayer.

El Ejército marroquí admitió ayer un intercambio de disparos durante la operación de desalojo del paso de Guerguerat, en el extremo sur, "sin que haya que lamentar daños humanos", y fuentes marroquíes que piden no ser identificadas dijeron a Efe que hubo "disparos de acoso" por parte del Polisario en la zona de Mahbes, al norte del territorio, sin causar daños materiales o humanos.

Muy diferente es la versión del Frente Polisario, que habló de "bombardeos" de sus fuerzas contra las bases marroquíes de Hauza, Auserd, Mahbes y contra los puntos de vigilancia 71 y 172, en los que asegura que hubo "víctimas mortales enemigas" que no han podido ser verificadas.

Lo cierto es que ninguna de las dos partes ha declarado formalmente el abandono del alto el fuego y la vuelta a la guerra, y la tensión que se desprende de los comunicados de una y otra parte no ha llegado todavía al Consejo de Seguridad, por ejemplo, que no ha convocado una reunión urgente, como sucede en casos similares.

Solo el Secretario General de la ONU hizo un diplomático llamamiento para "evitar la escalada" en la zona y "advertir contra las violaciones del alto el fuego", sin acusar en concreto a ninguna de las partes.

Por lo que se sabe hasta el momento, las escaramuzas registradas ayer tampoco han supuesto mover en lo más mínimo el muro de defensa erigido por Marruecos en los años ochenta y con el que consiguió mantener bajo su control el "territorio útil" del Sáhara (sus tres cuartas partes), donde se encuentra la población y las riquezas naturales.

Y si en los campamento de Tinduf el ambiente ayer era prebélico, con llamamientos a la movilización general ante una próxima guerra, en Rabat la respuesta fue mucho más mesurada, y las instancias oficiales utilizaron la expresión de "operación pacífica" para referirse al desalojo de Guerguerat.

Es cierto que los jefes de los partidos políticos fueron llamados en la tarde del viernes a una reunión de urgencia para mostrar unidad en este momento, pero de ella salió un comunicado en el que el presidente del Gobierno, Saadedín Otmani, llegó a decir que "no hubo ninguna fricción con las milicias separatistas".

Es difícil saber cuál es exactamente el alcance de los enfrentamientos o intercambios de disparos registrados ayer, pero el hecho es que ninguna de las partes ha roto el alto el fuego ni se divisa en el horizonte una guerra abierta.