- La inesperada resistencia electoral del presidente de EEUU, Donald Trump, llegó también al Congreso, donde, a falta de conocerse los resultados finales, los republicanos parecen haber salvado su mayoría en el Senado y reducido su desventaja en la Cámara Baja.

Las encuestas que en las últimas semanas daban a los demócratas el control total del Congreso, manteniendo la Cámara Baja y recuperando el Senado seis años después, parecen haber estado tan equivocadas como las que vaticinaban un golpe fuera de combate del aspirante a la Casa Blanca, Joe Biden.

Aunque los resultados no son definitivos, los republicanos están ante un inesperado escenario en el que, con el control del Senado, pueden seguir apoyando el rumbo que Trump marca para Estados Unidos o bloquear las iniciativas que promueva Biden, en caso de que el demócrata llegue a la Presidencia.

Los republicanos partían en las elecciones de este martes con una ventaja de 53 senadores a 47, pero los demócratas tenían sus ojos puestos en una ambiciosa ofensiva que combinaba candidatos moderados en estados conservadores, gobernadores o una expiloto de la Fuerza Aérea, todos ellos con una campaña de alto presupuesto.

Pero los planes no salieron como estaba previsto. El líder de los republicanos en el Congreso, Mitch McConnell, fue de los primeros en revalidar con holgada ventaja su puesto. A McConnell le siguieron Lindsey Graham en Carolina del Sur o John Cornyn en Texas.

“Todo lo que puedo decir es que esto ha sido abrumador. Nunca me habían desafiado así, y nunca antes había recibido más apoyo que esta noche”, dijo Graham tras conocer que había derrotado a su oponente demócrata, que había gastado más dinero que él en su campaña.

Tampoco pudieron arrebatar los asientos al Senado por Montana, con el popular gobernador demócrata Steve Bullock como candidato, o Iowa, lo que hizo cada vez más difícil su victoria final.

Los senadores republicanos vieron así reivindicado el trabajo que han hecho en los últimos años para Trump en la Cámara Alta, incluida la reciente y controvertida confirmación exprés de Amy Coney Barrett como nueva jueza del Tribunal Supremo.

Por otro lado, los demócratas sí lograron ganar con el astronauta retirado Mark Kelly el antiguo puesto del difunto John McCain en Arizona y con el exgobernador John Hickenlooper, uno en Colorado.

Perdieron, sin embargo, el escaño de Alabama que habían tomado hace dos años más por deméritos de su rival republicano, un ultraconservador acusado de acoso sexual a menores, que por méritos propios.

A las 05.30 hora local del miércoles (10.30 GMT), el escrutinio indicaba un empate a 47, con seis escaños todavía por asignar, pero las posibilidades demócratas para ganar una mayoría parecen muy pocas, ya que están por detrás en todos los escrutinios.

Lo que sí parece más claro, de acuerdo con las proyecciones de los medios estadounidenses, es que los demócratas retendrán el control de la Cámara de Representantes y que su líder, Nancy Pelosi, repetirá como la tercera autoridad del país.

En resumen, la decepción (al menos momentánea) por los resultados de Biden se contagió también a los demócratas en el Legislativo, que ahora solo les queda aguardar al recuento definitivo.

Repetirá como tercera autoridad del país. A falta de finalizar el escrutinio, los demócratas ganan 203 escaños y los republicanos 188. Pese a que la victoria demócrata, cuando se complete el recuento, será posiblemente más abultada, los republicanos de momento han logrado arrebatar varios escaños progresistas y frenar así una expansión que los demócratas daban por hecha. Pelosi no ha reaccionado todavía a los resultados, pero antes del cierre de las urnas dijo: “Los demócratas de la Cámara Baja están preparados para fortalecer más nuestra mayoría: la mayoría de la Cámara de Representantes más grande, diversa y liderada por mujeres en la historia”.