- La Justicia alemana abrió juicio por el asesinato de un asilado georgiano, presuntamente por encargo de Moscú, en plena crisis bilateral por el envenenamiento del líder opositor Aléxei Navalni. La Fiscalía federal imputa al acusado, un ruso de 55 años, haber matado de tres tiros a Zelimjan Jangoshvili, de 40 años, llegado a Alemania como refugiado en 2016. Para la Fiscalía federal no hay duda de que el asesinó actuó “por encargo de posiciones estatales de la Federación Rusa” y que su objetivo era eliminar a quien considera “enemigo de Moscú”.

Desde Moscú se rechazó toda implicación en el caso. Al crimen del Tiergarten siguieron tensiones entre Moscú y Berlín, incluida la amenaza de la canciller Angela Merkel de imponer “nuevas medidas” a Rusia, si la justicia confirmaba las sospechas. Unos meses después del crimen, Berlín expulsó a dos diplomáticos rusos por “no contribuir” al esclarecimiento del asunto.El acusado, identificado como Vadim Krasikov, alias Vadim Sokolov, quedó en prisión preventiva desde su detención, tras ser identificado por testigos presenciales.

Un año después del asesinato del Tiergarten, Navalni colapsó repentinamente durante un vuelo en Rusia, el 22 de agosto; tras varios días de tira y afloja con el hospital siberiano donde ingresó, era trasladado a la Charité de Berlín, donde quedó en coma inducido con síntomas de envenenamiento. El equipo médico berlinés informaró a los días siguientes de su ingreso de que se había detectado muestras en Navalni del agente nervioso de la familia Novichok, desarrollado por Rusia.

Merkel instó a Moscú a esclarecer lo que calificó de “intento de asesinato por envenenamiento”. Ayer, en un comunicado conjunto, Berlín y París, proponían sanciones adicionales contra “personas” responsables del envenenamiento y aludían al Novichok. Ayer, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas confirmó la presencia del Novichok en muestras. El líder opositor ruso fue dado de alta la semana pasada. Merkel siguió adelante con ese proyecto para esclarecer la verdad, por encima de las sucesivas fases de deterioro en unas relaciones con Putin, que siempre fueron, como mínimo, tensas.