menos de dos meses de las elecciones presidenciales norteamericanas, es útil recordar que el principal motivo para favorecer a un candidato es su impacto sobre los bolsillos de los votantes. Pero esta vez, es difícil saber cuáles serán los criterios económicos que determinarán el optimismo o el pesimismo de la población norteamericana.

Es así porque, si bien la contracción económica de este año ha sido tan grande que el producto social bruto perdió el 33%, anualizado en el segundo trimestre, las proyecciones son ahora de una recuperación de más del 25% para el tercero. Además, la población va recuperando el optimismo económico que es ahora 10 puntos mayor del que sentían al final de la presidencia de Barak Obama.

Lo cierto es que la pandemia parece haber alterado todo y es prácticamente imposible saber si los votantes se fijarán más en el crecimiento de los últimos tres años, o en la contracción reciente provocada por las medidas de protección.

Si miran un poco hacia atrás, los motivos de optimismo son evidentes: el ingreso de los norteamericanos en 2019 creció nada menos que en un 6,49% y los grandes beneficiados no fueron los más ricos ni los más blancos: como es frecuente, los asiáticos iban en cabeza, pero los negros y los hispanos vieron también crecer sus ingresos más allá de lo que logró la población blanca. Y las mujeres vieron mejora de nada menos que un 7,8%, mientras que el crecimiento para los hombres tan solo fue del 2,5%

Y no solo eso, sino que el número total de población activa aumentó en más de dos millones de personas, algo muy deseado en un país cuya participación laboral había ido en descenso.

Quizá el buen recuerdo de la economía previa a la pandemia, junto a la recuperación actual, sea el motivo de las inquietudes demócratas ante las elecciones de noviembre, una preocupación que se ve justificada por el apoyo creciente de que goza el presidente Trump en algunas encuestas: por primera vez desde que su rival demócrata Joe Biden se convirtió oficialmente en candidato presidencial, uno de los sondeos pone a Trump por delante, aunque su ventaja sea mínima.

Otra buena noticia para el presidente es que, si bien el apoyo del que goza en su partido es prácticamente igual al de su rival Biden entre los demócratas, la encuesta más favorable pone a Trump nueve puntos por delante entre los independientes, ese pequeño bloque sin preferencias de partido y que generalmente acaba por decidir las elecciones. Esto significa que los republicanos tratarán de centrarse en la recuperación económica, mientras que los demócratas señalarán las dificultades a que debe enfrentarse la población a causa de los problemas económicos creados por la pandemia, de forma que la carrera de la Casa Blanca estará entre el miedo y el optimismo.

Es algo que debería favorecer a Trump, pues en la historia de este país el optimismo es el que suele ganar, pero en estos momentos es prácticamente imposible tomarle el pulso al sentimiento popular. Es como para poner a esta campaña un título de Luigi Pirandello: "Así es, si así os parece".