n las actuales manifestaciones antigubernamentales de Bielorrusia la oposición enarbola banderas rojiblancas y en los lugares en que la policía linchó manifestantes, yacen flores rojas y blancas. Y es que esos colores van cargados de un simbolismo histórico€ y de expresión del repudio al presidente Alexander Lukashenko.

Porque la Bielorrusia actual nació hace 25 años - a raíz del hundimiento de la URSS y con ella, su República Socialista Soviética Bielorrusa (RSSB) - de la mano de Lukashenko, quien impuso como bandera del nuevo país la de la antigua RSSB a la que se le añadieron unos ornamentos marginales folklóricos en blanco y rojo. El siglo pasado, los tres intentos malogrados de independencia bielorrusa se hicieron bajo un estandarte rojo y blanco.

El aspecto más complicado de la actual crisis del país es que si su cuita actual es evidente -Lukashenko ha perdido el apoyo de las masas-, en cambio la razón de ser de las reivindicaciones nacionalistas no lo es. Porque la República se diferencia hoy en día tan poco de Rusia como en el siglo X, cuando los señores feudales locales se liberaron de la soberanía de Kiev. El idioma bielorruso es para los rusos un idioma ruso plagado de neologismos polacos y para los polacos, un mal polaco infestado de neologismos rusos. Y si idiomáticamente la situación es confusa, históricamente lo es aún más.

Porque Rutenia, como se llamaba en la Edad Media, pasó a ser conocida como Rusia Blanca para diferenciarse de la Rusia que estaba ocupada por los mongoles de Gengis Khan y Gubilai Khan. En Occidente la denominación de Rusia Blanca (traducción de la formulación rusa) aparece sólo a partir del siglo XVI. Solamente durante los años de máxima extensión del reino lituano-polaco, (que se extendió hasta la Ucrania Occidental) la referencia étnica, cultural y sentimental de los bielorrusos no fue rusa.

Ese estrecho parentesco entre Rusia y Bielorrusia aflora por doquier. En lo económico, el 80% del comercio exterior bielorruso se dirige a Rusia y entre los dos países no existen gravámenes aduaneros. Y en la historia inmediata, la bandera actual -calcada de la de la RSSB- fue adoptada tras un plebiscito aprobado por el 75% de la población. En las postrimerías de la URSS, cuando Gorbachov fue secretario general del PC, la RSSB gozaba del nivel de vida más alta de toda la Unión. Incluso en las desgracias el parentesco hizo acto de presencia y la catástrofe nuclear de Chernóbil causó casi tantos daños en Ucrania como en Bielorrusia.

Para los nacionalistas bielorrusos más empecinados, esta estrecha vinculación a Rusia significa un gran obstáculo. Por un lado, buena parte de los propios bielorrusos no quieren un distanciamiento hostil del "gran hermano". Y en la Rusia actual, la alianza con Minsk es pieza clave de toda su estructura y estrategia militar de occidente; es pieza irrenunciable

Todo esto induce a pensar que una salida posible, incluso probable, de la situación actual sea que el Kremlin deje caer a Lukashenko y acepte de momento a una figura de la oposición (por ejemplo, Victor Babarik, encarcelado por Lukashenko) como nuevo presidente€ "a prueba", manteniendo la bandera actual del país.