- Con gritos, pancartas y mascarillas, cientos de personas comenzaron a congregarse ayer por la tarde en la capital de EEUU para la que se esperaba fuera la manifestación más multitudinaria de las celebradas en los últimos días contra el racismo en el país. “La comunidad negra siempre ha sufrido en este país, desde hace 400 años con la esclavitud. Mi generación es la que tiene que impulsar el cambio, hoy va a ser un gran día. Tengo esperanza, espero que la gente escuche”, dijo a Efe la afroamericana Simone Smith, de 21 años. La joven llevaba una pancarta con el lema Black Lives Matter (Las vidas negras importan) y la frase “I can’t breathe” (No puedo respirar), que fueron las ultimas palabras que pronunció el afroamericano George Floyd antes de ser asesinado por un policía blanco el 25 de mayo.

A las 12.00 hora local (16.00 GMT), comenzaron las protestas frente a la Casa Blanca, rodeada de una alta verja negra en la que los activistas colocaron letreros de colores en los que se leían lemas como “Quiten los fondos a la Policía” o “Dejen de criminalizar las protestas”. Al mismo tiempo, otro grupo de personas se reunió alrededor del Monumento a Lincoln, donde en 1963 el reverendo Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso I have a dream (Tengo un sueño). Entonces, la llamada Marcha de Washington reunió a unas 250.000 personas, de las que un 70 u 80% eran afroamericanos, de acuerdo con la Administración Nacional de Archivos y Registros.

Esta vez, los manifestantes esperan sacar a las calles a miles de personas en lo que se espera que sea “una de las manifestaciones más grandes que ha visto la ciudad”, tal y como dijo el jueves el jefe de policía municipal de Washington, Peter Newsham, en una rueda de prensa. Newsham estimó que acudirán menos del millón de personas que participó en 2017 en la Marcha de las Mujeres; mientras que el secretario del Ejército, Ryan McCarthy, el viernes dijo a la prensa que sus cálculos son entre 100.000 y 200.000 manifestantes. Ninguna organización está liderando las protestas, que se ayer se preveían en diferentes lugares de Washington: a las 14.00 horas el grupo Combatientes de la libertad había convocado una manifestación alrededor del Congreso, mientras que la organización Contra el racismo planeaba reunirse a las 16.00 horas frente a la Casa Blanca.

Varias iglesias y teatros abrieron sus puertas a los manifestantes que necesitaran usar el baño, descansar, comer algo o cargar sus teléfonos. Entre los establecimientos que participan en esta iniciativa figuran el club 9.30, donde se organizan conciertos, y la Iglesia Presbiteriana de la Avenida de Nueva York. Desde las 6.00 horas y hasta la medianoche, el tráfico se iba a cortar en buena parte del centro de Washington, cuyos comercios permanecían tapiados con paneles de madera. Las protestas han alcanzado su duodécimo día. La Guardia Nacional ha informado de que ya ha desplegado a más de 43.300 militares en todo Estados Unidos para atajar los disturbios relacionados con estas protestas.