srael ha optado en Siria por una estrategia Reagan para reducir la presencia iraní en este país y -en general- todo Oriente Próximo. Su mayor aliado en este momento es la pandemia del coronavirus, que ha sacudido seriamente la economía del Irán.

La alianza sirioiraní se remonta al año 1980, cuando Damasco fue el único país musulmán que apoyó incondicionalmente a Teherán, al ser atacado Irán por el Irak de Saddam Hussein. Naturalmente, la alianza no perdura solo por lealtades históricas. Damasco y Teherán se benefician también hoy en día por esa alianza. Al Gobierno de los Assad, el apoyo de los ayatolás es vital en tanto que para la política expansionista iraní, Siria es una plataforma estratégica esencial. Tanto más, cuanto que esta sirve también a los guerrilleros palestinos de Hizbolá (asímismo financiado por Irán) para atacar a Israel.

En estos momentos, la presencia militar iraní en Siria está en declive. Por un lado, el gran protagonista militar en la guerra civil siria es ahora Rusia. Y por otro lado, el gran impacto negativo que ha causado la pandemia en las finanzas iraníes obliga a Teherán a revisar a la baja sus intervenciones -armas, asesores y dinero- en Oriente Próximo.

Esta coyuntura la está provechando Israel para aplicarle a Irán una versión local de la estrategia con que Reagan acabó llevando a la URSS a la bancarrota a finales del siglo pasado: encareció la carrera armamentista más allá de las capacidades económicas del Kremlin. Así, dado que Irán se ve forzado por la pandemia a llevar a cabo una economía de vacas flacas, Israel ha redoblado sus ataques sobre las bases militares del Irán en Siria. Le está encareciendo a Teherán su presencia militar en Oriente Próximo.

Pero lo está haciendo con prudencia extrema, evitando al máximo que haya víctimas humanas. Y es que ni Israel, ni Rusia, Teherán o Hizbolá quieren que las acciones militares pasen a mayores. Así, Israel avisa casi siempre con antelación al mando militar ruso de Siria de los ataques que va a llevar a cabo contra bases iraníes. Esto evita que haya daños colaterales rusos y, de paso, permite indiscreciones rusas que a su vez salva vidas de militares iraníes. Y como Oriente Medio tiene sus propias reglas de juego, Teherán e Hizbolá hacen lo mismo a la hora de llevar a cabo represalias contra Israel.

A buen seguro que esta estrategia Reagan israelí contra Teherán no llevará a una pronta retirada iraní de Siria, pero sí ha servido de momento para que el cuerpo expedicionario iraní y sus aliados de Hizbolá hayan alejado gran número de sus bases de las fronteras con Israel. Aparentemente, no es gran cosa; pero en ese conflicto contenido que se desarrolla actualmente en Oriente Próximo, es bastante para todos.