Las autoridades canadienses están intentando determinar los detalles del peor tiroteo en la historia del país, en el que un hombre armado asesinó durante el fin de semana al menos a 18 personas, aunque la Policía advirtió este lunes que la cifra puede aumentar en las próximas horas.

El superintendente jefe de la Policía Montada de Canadá, Chris Leather, reveló hoy durante una rueda de prensa que las fuerzas de seguridad están investigando "16 lugares donde se produjeron delitos" para intentar determinar el número total de fallecidos.

Leather añadió que las autoridades temen encontrar más cadáveres entre los restos de cinco edificios que quedaron reducidos a escombros por incendios presuntamente causados por el supuesto autor de los disparos, Gabriel Wortman, un técnico dental de 51 años que también murió tras un enfrentamiento con la Policía en la mañana del domingo.

El responsable policial dijo que algunas de las víctimas conocían a Wortman y que entre los muertos hay hombres y mujeres.

VARIAS PREGUNTAS CLAVES

Pero Leather fue incapaz, o no quiso, responder a algunas de las preguntas claves, como si algunas de las víctimas son parientes de Wortman, por qué la Policía no activó el sistema de alarma a través de los teléfonos móviles o cuánta gente había resultado herida en la masacre.

Leather tampoco pudo explicar cómo fue posible que el asesino se desplazara en un vehículo de apariencia policial y con un uniforme de la Policía Montada, pero sí dijo que eso le permitió a Wortman moverse con facilidad durante 14 horas.

"Su capacidad para desplazarse estuvo sin duda ayudada por el hecho que tenía un vehículo que parecía policial y llevaba un uniforme policial", explicó Leather. Según el superintendente jefe, la investigación de la tragedia, que se ha convertido ya en el peor tiroteo masivo en la historia del país, durará meses por lo que las respuestas a algunas de estas preguntas no se sabrán de forma inmediata.

Lo que se sabe en estos momentos es que en la noche del sábado, la Policía recibió informaciones de disparos en una vivienda de Portapique, una pequeña localidad en la provincia de Nueva Escocia en la que viven unas 100 personas.

Según relató un portavoz policial, cuando los agentes llegaron al lugar de los disparos se encontraron con una "escena caótica" en la que había numerosas víctimas, aunque las autoridades no han indicado cuántas personas murieron en el escenario inicial.

Los agentes tampoco localizaron al autor de los disparos en Portapique, unos 1.250 kilómetros al noreste de Toronto, por lo que la Policía Montada inició la búsqueda de quien denominó como un "tirador activo" en la región.

La Policía recomendó a los habitantes de la zona que se encerraran en sus hogares y buscaran refugio en los sótanos pero no advirtió de que el fugitivo había asesinado ya a varias personas. La Policía tampoco recurrió al sistema de alarma que advierte a los usuarios de teléfonos móviles de emergencias.

SERIE DE ATAQUES EN NUEVA ESCOCIA

Durante toda la noche, la Policía siguió un rastro de ataques en varios puntos del interior de Nueva Escocia, que incluyeron el incendio de edificios y vehículos.

Finalmente, a primera hora del domingo, la Policía identificó al supuesto autor de los disparos y recomendó al público que lo evitara por estar armado y ser peligroso. Horas después, Wortman se enfrentó a la Policía en una gasolinera de la localidad de Enfield, unos 100 kilómetros al sur de Portapique.

Aunque la Policía inicialmente informó que Wortman había sido capturado, posteriormente rectificó y dijo que había muerto tras el enfrentamiento con los agentes.

Hoy, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, lamentó la masacre y solicitó que no se publiquen ni el nombre ni la foto del autor de los disparos. "No le demos el regalo de la infamia. En vez de eso, concentremos toda nuestra intención y atención en las vidas perdidas y las familias y amigos que están de luto", declaró Trudeau.

Una de las víctimas de los disparos es Heidi Stevenson, una agente con 23 años en la Policía Montada. Otro agente de Policía resultó herido pero se recupera ya en su domicilio. Otras de las víctimas mortales identificadas hasta el momento son Lisa McCully, una profesora local, dos enfermeras, Heather O'Brien y Kristen Beaton, y el matrimonio formado por Jolene Oliver y Aaron Tuck, junto con su hija de 17 años de edad, Emily Tuck.

Los medios de comunicación locales también han identificado a dos agentes de prisiones, Sean McLeod y Alanna Jenkins, como víctimas de Wortman. Sus cuerpos fueron localizados en una vivienda a 50 kilómetros de Portapique.