- El Partido Laborista británico se prepara para dejar atrás la debacle de las elecciones de diciembre, aún marcadas por el brexit, y nombrar hoy al sucesor de Jeremy Corbyn, la figura que deberá fiscalizar durante la crisis del coronavirus al primer ministro conservador, Boris Johnson.

Keir Starmer, hasta ahora portavoz laborista para asuntos sobre la salida de la Unión Europea (UE), es el favorito para obtener el favor de la mayoría de los afiliados, por delante de la portavoz de Empresas, Rebecca Long-Bailey, y la diputada Lisa Nandy, estrella en alza de la formación.

La expansión en el Reino Unido de la pandemia de covid-19 puso fin antes de lo esperado a los debates y actos de campaña que estaban llevando a cabo los tres candidatos, y también ha obligado a cancelar el congreso extraordinario que estaba previsto para designar al nuevo líder.

En lugar del gran evento que los laboristas tenían en mente, el anuncio del resultado de la votación entre los afiliados se hará por correo electrónico, y la dirección ha pedido a los tres posibles líderes que graben un discurso de aceptación, que será emitido en caso de que resulten ganadores.

La postura indefinida respecto a la UE que mantuvo Corbyn desde 2016 le pasó factura en las urnas en diciembre, cuando Johnson logró una amplia mayoría absoluta que le permitió aprobar su acuerdo del brexit en el Parlamento. Los laboristas estaban ahora tomando posiciones para clarificar su postura respecto al bloque comunitario, dado que Londres y Bruselas deben negociar todavía los términos de su futura relación.

Ese diálogo prometía ocupar gran parte de la actualidad política durante 2020, pero el covid-19 ha echado por tierra todas las previsiones. Las negociaciones con la Unión Europea están congeladas, lo que ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que el Gobierno se vea obligado a extender el periodo de transición más allá de este año.

El debate sobre el brexit, omnipresente en la política británica durante más de cuatro años, ha desaparecido por completo, algo que ha pillado a contrapié tanto al Gobierno como a los candidatos a las primarias laboristas.

Con Jeremy Corbyn de retirada y sin un nuevo líder de la oposición en su puesto, el partido laborista ha recibido críticas en los últimos días por no haber hecho oír su voz lo suficiente ante la gestión del Ejecutivo de la pandemia. Starmer, antiguo abogado especializado en derechos humanos de 57 años, ha jugado un papel de contrapeso en el gabinete de Corbyn en los últimos años. Ha sido una de las voces más europeístas de una dirección con tendencia al euroescepticismo y se le percibe como un candidato más de centro que el izquierdista Corbyn.

Aunque trata de mantenerse equidistante entre las diversas facciones laboristas, en los últimos meses ha reivindicado el legado del ex primer ministro Tony Blair, una figura profundamente impopular entre los corbinistas.

Durante los primeros embates del coronavirus, Starmer criticó la falta de medidas drásticas de confinamiento que estaba tomando el Gobierno británico y reclamó que se proteja a los más vulnerables de la sociedad ante la crisis económica que se avecina.

Tras el anuncio de dimisión de Corbyn, en diciembre, parecía haber surgido un consenso en el partido laborista de que el liderazgo debía estar ocupado a partir de hora por una mujer. Aún así, la pujanza de Starmer parece haber dejado con pocas opciones a las dos candidatas que aún siguen en liza.

Long-Bailey. Rebecca Long-Bailey, de 40 años, defiende una agenda económica similar a la del hasta ahora líder, con especial acento en la inversión en servicios públicos y medidas para frenar la caída de los estándares de vida.

Nandy. Lisa Nandy, también de 40 años, ha emergido como figura de peso en estas primarias y ha recibido elogios tanto por sus afiladas respuestas ante el entrevistador de la BBC Andrew Neil como por su papel en los debates.