pekín - Las autoridades financieras de China habían asignado 47.000 millones de yuanes (unos 6.000 millones de euros) hasta la medianoche del 2 de febrero para el trabajo de prevención y control de coronavirus, según los datos oficiales. Los fondos se utilizaron principalmente para proporcionar tratamientos médicos y subsidios temporales a los trabajadores médicos y al personal de prevención de epidemias, así como para comprar equipos médicos y reactivos de diagnóstico, según el Ministerio de Finanzas chino.

Este ministerio tomó una serie de medidas para apoyar el control de epidemias, como ofrecer apoyo crediticio a empresas clave, simplificar los procedimientos de adquisición con fondos públicos y adoptar políticas fiscales más favorables para acelerar la importación de suministros.

Según la Comisión Nacional de Salud, hasta 17.205 casos confirmados de nueva infección por coronavirus habían sido reportados en China continental hasta el pasado domingo. El país regresó ayer de las prorrogadas vacaciones del Año Nuevo Lunar con el reto de recuperar la normalidad mientras continúa su lucha por contener la neumonía de Wuhan, cuyo número de muertes asciende ya a 361 personas.

superior al sars La cifra es significativa pues supone que las muertes causadas por el coronavirus en la China continental superan ya las que causó el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS, por sus siglas en inglés) en 2003, ya que buena parte de las víctimas mortales de aquella epidemia fallecieron en Hong Kong. No obstante, el SARS fue mucho más mortífero de lo que lo está siendo hasta el momento el virus de Wuhan, que mantiene una tasa de mortalidad del 2,09%.

Entretanto, millones de chinos debían volver ayer a sus puestos de trabajo tras casi dos semanas de descanso, pero en algunas grandes urbes como Shanghái, sede de centenares de multinacionales, las vacaciones se han extendido hasta el día 9, mientras que toda la provincia de Hubei (centro-este del país), epicentro del foco, continúa parada.

La tímida reapertura de comercios, instituciones oficiales, bancos y algunas fábricas ha sido el primer intento de China de mostrar que puede sobreponerse al coronavirus. En la capital, Pekín, las calles siguen prácticamente desiertas y la mayoría de los establecimientos cerrados, y muchas empresas han optado por pedir a sus empleados que trabajen desde sus domicilios, ya que quedarse en casa sigue siendo la principal recomendación del Gobierno chino.

En el Aeropuerto Internacional de Pekín, los controles de temperatura son obligatorios para entrar y salir del país, pues la fiebre es uno de los primeros síntomas del nuevo coronavirus, que también puede acarrear fatiga, tos seca o dificultad para respirar.

En ese sentido, las autoridades han tomado nuevas medidas para prevenir contagios durante los viajes de regreso del Año Nuevo chino, así como nuevas directrices para zonas públicas y el transporte público.

Pero la zona que continúa paralizada y sin atisbos de normalidad, salvo los negocios imprescindibles para la vida diaria de los ciudadanos, es la provincia de Hubei y su capital, Wuhan, que suma ya diez días de cierre y cuarentena y es donde se están produciendo la mayoría de las muertes y de los contagios.

una caída previsible Ayer fue un lunes negro en las bolsas de Shanghái y Shenzhen, cuyos índices referenciales cayeron un 7,72% y un 8,45%, respectivamente, por el temor de los inversores al impacto económico de la crisis causada por la epidemia. Se trata del mayor desplome en los dos principales mercados de la China continental desde el crac de 2015. Las bolsas chinas no operaban desde el pasado 23 de enero por las vacaciones del Año Nuevo lunar, que debían haber terminado el 31 de ese mes, pero fueron ampliadas por las autoridades.

Una caída como la de ayer era algo previsible: en su último día de operaciones, la cifra de infectados era de 571 y la de muertos, de 17. Ese mismo día la ciudad de Wuhan, epicentro del brote, fue cerrada, y hoy son ya casi 60 millones de personas en la provincia de Hubei los que se encuentran bajo esa cuarentena de facto.

Y el batacazo podría haber sido aún mayor de no ser porque el regulador chino no permite que ningún título varíe más de un 10% en una sola jornada: según el diario South China Morning Post, unas 2.600 compañías de estas dos plazas cayeron ayer hasta ese límite.

Según analistas de Citic Securities citados por el portal de noticias económicos Shanghai Securities News, no habrá más desplomes a largo plazo, ya que los inversores han ido acumulando "sentimientos negativos" durante los días de cierre de los mercados chinos.

Por tanto, todas las malas noticias de esas jornadas -incluidas las relacionadas con el impacto sobre la economía china- se vieron plasmadas en la apertura de la sesión. Shanghái abrió con bajadas del 8,73%, y Shenzhen, del 9,13%; durante la jornada, las pérdidas se moderaron suavemente.

Entre las mayores afectadas en la jornada de ayer figuran compañías de transporte como la aerolínea Hainan Airlines o financieras como Huangshan Jinma, que se depreciaron hasta el máximo permitido, lo contrario que ocurrió con las compañías que se dedican a la fabricación de mascarillas, vitales para prevenir contagios y difíciles de conseguir en China desde que comenzó el brote-. - E.P./Efe

Campaña contra el racismo. Conocidos miembros de la comunidad china en España, entre los que se encuentran periodistas, artistas o abogados, han puesto en marcha la campaña #nosoyunvirus con el objetivo de prevenir actitudes xenófobas o posibles prejuicios hacia sus compatriotas a raíz de la expansión del coronavirus. La campaña pretende prevenir ataques xenófobos como los que se han producido en Francia o Italia.

Paciente en La Gomera. El ciudadano alemán que dio positivo al coronavirus en el Hospital de La Gomera evoluciona favorablemente, mientras que las 15 personas con las que mantuvo contacto, entre ellos sus cinco compañeros de viaje, permanecen asintomáticas.

Amenazas de Xi Jinping. El presidente de la República Popular China, Xi Jinping, expresó ayer su respeto a quienes luchan en la primera línea de la batalla contra la epidemia y extendió saludos a los pacientes y sus familias. Asimismo, exigió una "oposición decidida contra el burocratismo" y advirtió de que "los que desobedecen el comando unificado o eluden las responsabilidades serán castigados".