Davos - El Foro Económico Mundial terminó ayer en Davos tras cinco días de debates en los que el clima ha ocupado un lugar prominente, pero los ecologistas como Greta Thunberg que han estado en esta cita abandonan la ciudad suiza decepcionados: buenas palabras pero pocos compromisos. Y no solo reprochan a los líderes políticos o a los grandes hombres de negocios su falta de iniciativas en este asunto. También han pedido a los medios de comunicación que dediquen menos tiempo a informar sobre ellos mismos y se concentren más en la propia emergencia climática.

Lo cierto es que durante esta semana en Davos, Thunberg ha acaparado la atención mediática tanto como cualquier líder económico o político. Tal vez sólo ha sido superada por Trump, quien en su discurso del pasado martes no dudó en criticar a los “profetas de la calamidad” que, como la joven activista sueca, advierten del calentamiento de la tierra. Y no sólo Trump; también su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, atacaba a Thunberg preguntándose quién es y aconsejándole que estudie economía.

Son reproches que no han tenido en Thunberg “ningún efecto”, según aseguraba ayer. “Si nos importaran (los insultos), no haríamos lo que hacemos”, dijo la joven en una comparecencia de prensa en la que hizo balance de Davos junto a otras cuatro jóvenes, integrantes todas del movimiento Fridays for Future. Las cinco consideran que en estos días han sido escuchadas (han estado en múltiples debates y paneles), pero sus demandas han sido “completamente ignoradas”, como apuntó Thunberg. O en palabras de la también sueca Isabelle Axelsson, los asistentes a Davos estaban en su “burbuja de optimismo, fuera de la realidad”, y mientras no salgan de la burbuja no habrá avances.

La medida más inmediata que han reclamado estos días es la cancelación de todas las inversiones para combustibles fósiles en el mundo. Si no se detienen este mismo año esas inversiones, no se alcanzará el objetivo de París de limitar a 1,5 grados el calentamiento global, según recalcó la alemana Luisa Neubauer.

En esta concurrida comparecencia de prensa -como numeroso fue el seguimiento de la marcha simbólica que realizaron en las inmediaciones del Foro-, Isabelle Axelsson lamentó el “insano foco” que se ha puesto en los activistas mientras no se habla del clima. “Los medios deben empezar a hablar de lo que hay que hacer, no solo de nosotros”. Y Greta Thunberg, por su parte, defendía haber ido a Davos porque entiende que esta es la audiencia adecuada para activistas como ella. No en vano, por esta ciudad suiza ha pasado una importante representación del liderazgo económico y político mundial. “Todos necesitan hacer algo. No nos deberíamos enfocar en qué sector es más responsable o quién debe hacer más, porque todos tienen que hacer algo y hay que empujar en todas las direcciones”, señaló.

crecimiento y cohesión En su quincuagésimo aniversario, Davos ha tenido en el clima uno de sus asuntos más destacados mediante un programa centrado en el crecimiento económico sostenible y la cohesión. Por eso, junto a la presencia de líderes políticos como Trump, la canciller alemana, Angela Merkel, o el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez -en su segunda visita- así como de los responsables de las grandes empresas del mundo y de instituciones económicas como el FMI y el BCE, el Foro de Davos ha dado en esta ocasión mucho espacio al activismo de los jóvenes.

Thunberg ha liderado este grupo formado sobre todo por chicas que tiene en la lucha contra la emergencia climática su principal misión, aunque había también otros dedicados a causas como la lucha contra la discriminación racial o el control de armas. Son jóvenes que ayer no podían ocultar su decepción, cuando creen que es perfectamente posible atender sus demandas. “No debería ser tan difícil. Tan pronto como los políticos escuchen a los científicos y discutan las medidas, solo tienen que ponerlas en marcha”, sentenciaba Axelsson.

Más optimistas fueron el FMI, el BCE, el Tesoro de EEUU y el Banco de Japón, que coincidieron en su diagnóstico esperanzador para la evolución de la economía mundial en 2020, pese a la ligera rebaja en las previsiones. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, destacó que “estamos mejor en enero de 2020 que en octubre de 2019”, fundamentalmente por la rebaja de las tensiones comerciales tras al acuerdo EEUU-China, que ha elevado la confianza y las inversiones. La gobernadora del BCE, Christine Lagarde, señaló que tanto en la UE como en la zona del euro se detectan signos positivos, con buenos niveles de empleo y el sector comercial en recuperación tras la incertidumbre por la tensión entre China y EEUU.

“De las tres cuestiones que movilizan el mundo, el sexo, el miedo y la avaricia, sólo las dos últimas pueden tener efectos sobre el medio ambiente”, dijo la jefe del BCE, para quien la avaricia se deja ver en grandes carteras de inversión, lejos de teñirse de verde al no tomarse en serio el medio ambiente.