Bagdad - Las milicias chiíes Multitud Popular mostraron ayer su poderío durante los funerales de los ocho fallecidos por el ataque estadounidense que se produjo el pasado viernes en Irak, entre ellos el del comandante iraní Qasem Soleimaní.

Las marchas fúnebres dieron comienzo a primera hora de ayer en la capital, Bagdad, donde los vehículos que portaban los féretros, acompañados por numerosos seguidores y milicianos de la Multitud Popular, se dirigieron a la zona sagrada de Al Kazimiya, en el norte de la urbe. El féretro del comandante Soleimaní, que será enterrado en Irán, estaba envuelto en la bandera de este país, mientras que el del vicepresidente de la Multitud Popular, Abu Mahdi al Mohandes, y los de otros integrantes de la agrupación armada, en la insignia iraquí.

Desde Al Kazimiya fueron llevados hasta la zona de Al Yadriya de Bagdad, en medio de fuertes medidas de seguridad. A su paso por la fortificada Zona Verde, algunos milicianos chiíes y seguidores de estas facciones intentaron aproximarse a la Embajada de Estados Unidos, aunque las fuerzas de seguridad iraquíes, así como los guardias de esta área donde se encuentran todas las sedes gubernamentales se lo impidieron.

En las marchas participaron el primer ministro dimisionario iraquí, Adel Abdelmahdi, el líder de la organización chií Badr, Hadi al Ameri, el ex primer ministro Nuri al Maliki, entre otras figuras políticas destacadas y representantes del Gobierno, además del jefe de la Autoridad de la Multitud Popular, Faleh al Fayad. Helicópteros militares sobrevolaron el convoy, al paso del cual miles de personas ondearon banderas de Irak y de las diferentes facciones chiíes, algunas de las cuales reciben el apoyo de Irán.

A su llegada a la plaza de Al Huriya, los ataúdes fueron llevados a hombros durante aproximadamente dos kilómetros hasta la Universidad de Bagdad, rodeados de una gran multitud doliente, en medio de un ambiente solemne roto sólo por los rezos y las consignas en contra de EEUU, Israel y Arabia Saudí. La mayor parte de los asistentes a las marchas eran hombres e integrantes o seguidores de las milicias, algunos portaban fotos de los "mártires", rezaron por ellos y pidieron a los dirigentes políticos iraquíes que tomaran medidas para vengar el ataque estadounidense, incluida una moción para expulsar a las tropas norteamericanas del país.

Despedida de los "héroes" También algunos ciudadanos y civiles se sumaron a las marchas en la capital iraquí, como Haider Abdelamir al Mayahi, un taxista procedente del populoso barrio de Ciudad Sadr, que explicó a Efe que quiso rendir homenaje a "los héroes de la Multitud Popular", que recordó participaron en "la liberación" de Irak del grupo terrorista Estado Islámico.

Las milicias tuvieron un rol destacado en la lucha contra los extremistas, junto a las fuerzas regulares iraquíes, que contaron con el apoyo y asesoramiento de las tropas estadounidenses en el marco de la coalición internacional liderada por Washington.

"Participar en el funeral es lo menos que podemos hacer por los mártires", agregó Al Mahayi, quien solicitó al Gobierno iraquí que expulse a las fuerzas estadounidenses del país. Mientras, Salem Husein Mahoud, un empleado estatal, relató a Efe que no pudo contener las lágrimas al paso de "los ataúdes de los héroes por los grandes sacrificios que hicieron". "Nosotros, como musulmanes, creemos que quien sea asesinado el viernes y a manos de los enemigos es un mártir que va al paraíso", explicó, y por ello las víctimas del ataque estadounidense de ayer son consideradas tales.

Entierro en el sur del país Después del multitudinario desfile por las calles de Bagdad, en las que la Multitud Popular mostró su fuerza y apoyo popular, el convoy se dirigió a la ciudad de Kerbala y más tarde a la ciudad de Al Nayaf, ambas situadas al sur de la capital y considerados enclaves sagrados por los chiíes.

En Al Nayaf se celebrará un rezo fúnebre, así como el entierro de los ciudadanos iraquíes, mientras que el cuerpo de Soleimaní será trasladados a su país para recibir sepultura en su ciudad natal, Kerman.

En medio de las ceremonias y el luto, los dirigentes iraquíes se mantuvieron ayer en silencio, después de haber condenado duramente el ataque estadounidense de este viernes, y finalmente ayer no se celebró la sesión extraordinaria del Parlamento en la que estaba previsto que se abordara, entre otros asuntos, la presencia de las tropas norteamericanas en Irak.