El director de IrsiCaixa y jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Can Ruti de Badalona, Bonaventura Clotet, ha señalado este martes que la vacuna contra la covid-19 no llegará hasta dentro de dos años y ha apuntado que el virus se podrá controlar con tratamientos combinados y test.

En una conferencia organizada por la Fundación la Caixa, Clotet y el cardiólogo y jefe del Mount Sinai Medical Center de Nueva York, Valentí Fuster, han analizado la eficacia de los tratamientos disponibles hasta ahora para tratar la covid-19.

A la pregunta del moderador, el periodista Josep Corbella, sobre si la impaciencia se está imponiendo a la ciencia a la hora de desarrollar la vacuna, Fuster ha respondido afirmativamente y ha señalado que las prisas provocan que la política se entrometa en la ciencia.

"Tenemos que ir con muchísimo cuidado, la historia de las vacunas es una historia muy larga. Tardan cinco o seis años en desarrollarse y aquí lo tenemos que hacer en tres meses. Hay que tener paciencia", ha avisado.

Por su parte, Clotet ha relativizado la importancia de la vacuna contra la covid-19 y ha subrayado que el "punto de inflexión" en la gestión de la pandemia llegará cuando se encuentre un tratamiento que frene la progresión en etapas evolucionadas de la enfermedad y que disminuya de una manera clara la tasa de mortalidad, al mismo nivel o inferior a la de una gripe.

Según el infectólogo, este control de la pandemia, a través de los tratamientos que están ensayándose y los nuevos test rápidos, podría ser efectivo dentro de unos 6 meses o un año.

Asimismo, Clotet ha explicado que su equipo también trabaja en el desarrollo de una vacuna y ha señalado que la suya "será la mejor" porque la están diseñando con la idea de que sea pancoronavirus, es decir, que sea efectiva no solo contra el SARS-CoV-2, sino contra los distintos tipos de coronavirus.

Sobre los factores que hacen que un territorio controle mejor o peor la epidemia, Fuster, que ha rehusado referirse al caso español, ha señalado la importancia del cumplimiento estricto de las recomendaciones y regulaciones sanitarias; la resiliencia y paciencia de la población; y la capacidad de liderazgo para unir a las comunidades bajo un objetivo común.

En este sentido, Fuster ha apuntado que en Estados Unidos, donde reside, el factor cultural y la concepción individualista de la sociedad ha jugado en contra a la hora de controlar el virus.

El cardiólogo también se ha referido a la polémica protagonizada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, al defender el uso de la hidroxicloroquina a pesar de no contar con evidencias científicas y ha señalado: "Los científicos tenemos que ser muy humildes, todo lo que salió al principio sobre esta medicación era absolutamente teórico, y de la teoría se fue a la práctica sin tener datos".

Por su parte, Clotet sí ha dado su opinión sobre la gestión de la pandemia en España y, aunque ha reconocido que se podría haber hecho peor, ha señalado que el confinamiento se decretó demasiado tarde, así como el desconfinamiento se hizo demasiado rápido y ha apuntado que también ha faltado una apuesta más decidida desde el principio de la nueva normalidad por los cribados masivos y los rastreos.

En cuanto a las perspectivas de futuro sobre el impacto de la pandemia en la salud global, tanto Clotet como Fuster han coincidido en destacar que la crisis sanitaria provocará más desigualdades sociales, lo que repercutirá en la salud de las personas, y han coincidido en una reclamación para los políticos: "deberían no comentar sobre ciencia pero sí destinar más inversión".