Londres - Entre el frío y bajo la lluvia, los británicos afrontaron ayer una de las elecciones más importantes y polarizadas de la historia del Reino Unido. Incluso con escenas de tensión en colegios electorales, a los que acudieron sin importarles la adversa meteorología. Y es que las elecciones de ayer fueron las primeras en un siglo que se convocan en diciembre. Unos comicios en los que el tema central volvía a ser el inacabable proceso del brexit. Los británicos acudieron en gran número concienciados de la importancia de su voto para el futuro de país.
El Reino Unido celebró ayer unas elecciones anticipadas obligadas para desatascar el debate del brexit y en las que el candidato conservador, Boris Johnson, está deseoso de conseguir la mayoría absoluta para materializar la ruptura con la UE el próximo 31 de enero. Unos 46 millones de ciudadanos fueron llamados a participar en estos comicios que se celebraron en diciembre por primera vez desde 1923, tras acceder Johnson al poder en julio sin mediar urnas, tras la dimisión de Theresa May.
Una de las votantes fue Beatriz Caballero Martín, oriunda de Donostia pero quien lleva casi 20 años viviendo en el Reino Unido, donde trabaja en el Departamento de Tecnologías Aplicadas a la Educación de la Universidad Imperial College de Londres. Esta es la primera vez que ha podido ir a las urnas en unas elecciones generales, tras adquirir la nacionalidad británica en noviembre de 2018.
Votó pasadas las siete de la mañana en un colegio electoral de Chipping Barnet, en el norte de Londres: “Para mí votar supone tener una voz en este país, tener la capacidad de decidir y que mi voto cuente como ciudadana europea”, comenta. Tiene claro que vivir los últimos diez años de recortes del gobierno conservador, la llevan a decantarse por los laboristas sin pensárselo dos veces. A eso se une su escepticismo en la candidatura de Johnson, a quien ve como “un personaje que representa los intereses de una élite, con un nulo sentido de la empatía y que solo se preocupa por una minoría”.
las cuentas del votante En su circunscripción, la diputada Theresa Villiers ganó por tan solo 353 votos frente a los laboristas en las elecciones de 2017. De ahí que ahora Caballero espere que los votantes que apoyaron a liberaldemócratas y Verdes en los pasados comicios, recurran al llamado voto táctico, pasando a hacerlo por a los laboristas en estas elecciones, es decir, apoyar a un partido al que normalmente no votarían para evitar que gane un candidato al que rechazan, ya que en el sistema británico solo el que tiene la mayoría de los votos en cada circunscripción pasa a tener un asiento en Westminster.
La situación en Chipping Barnet no es única y se repite por toda la isla, llevando también a simpatizantes laboristas a votar a los liberaldemócratas y a seguidores del partido del brexit por los conservadores. Precisamente este voto táctico podría llevar a varias sorpresas, como que algunas figuras de primera línea en la política británica pierdan su escaño. Sin ir más lejos, Johnson podría perder en Uxbridge and South Ruislip y en una situación similar se encuentra el actual ministro de Exteriores, el conservador Dominic Raab, y la líder del Partido Liberal Demócrata, Jo Swinson, por poner algunos ejemplos.
Mientras, en el este de Londres, en la circunscripción de Hackney South, Peter Burgoyne, profesor de primaria durante 36 años y ahora retirado está disgustado por el miedo a que los conservadores se lleven la victoria. “No apoyo el brexit, es un desastre y creo que Reino Unido debería seguir unido a los países europeos”, lamenta, tachando a Johnson de ser “un oportunista que inventa argumentos cuando es entrevistado y que hace muchas promesas durante la campaña que nunca va a cumplir”. Burgoyne, estudiante de español que viajó a Euskadi durante el verano para participar en un curso de lengua y cultura, es militante laborista y cree que Corbyn es “un hombre con integridad, pero que no es bueno comunicando su mensaje al público, solo a sus seguidores”. Cree que la campaña electoral de las últimas cinco semanas estuvo plagada de promesas que los ciudadanos no se creen y que harán que más personas no se quieran involucrar en política por su falta de confianza en los políticos.
Mientras, a dos pasos de un Big Ben en obras y con andamios, Ethan Smith vota por primera vez a sus 18 años y lo hace tachando la casilla conservadora en la papeleta electoral. Reprocha a los laboristas que quieran que “todo sea gratis”, quitarle a su padre “las propiedades que alquila por toda la ciudad” y piensa que sus hijos en un futuro se verán abrumados por las deudas acumuladas por las promesas irrealistas de Corbyn.