Manchester - Las acusaciones de que el primer ministro británico, Boris Johnson, manoseó a una periodista veinte años atrás y de que ofreció un trato de favor a una exmodelo cuando era alcalde de Londres ensombrecieron ayer el arranque del congreso anual del Partido Conservador. Estaba previsto que el ministro de Economía, Sajid Javid, protagonizara la jornada en el centro de convenciones de Manchester, donde se celebra la reunión de los tories, con un plan para subir el salario mínimo y aumentar la inversión en infraestructuras tras el Brexit.
Sin embargo, la atención la acaparó la periodista del Sunday Times, Charlotte Edwardes, tras haber aireado que durante una comida en 1999, cuando Johnson era director de la revista conservadora The Spectator, el ahora primer ministro conservador deslizó la mano por debajo de la mesa para tocarle el muslo. “Estoy sentada a la derecha de Johnson; a su izquierda está una mujer joven a la que conozco. (...) Se sirve más vino (en la comida) y se bebe más vino. Bajo la mesa, noto la mano de Johnson en mi muslo. Lo aprieta”, describe el relato que ha publicado Edwardes.
La periodista asegura que la otra mujer sentada junto al líder tory en aquella comida le explicó más tarde que a ella le había ocurrido “exactamente lo mismo”.
Johnson, que ayer tenía programadas diversas entrevistas, se vio obligado a responder a preguntas sobre si el testimonio de Edwardes es cierto. “No y creo que aquello que el público quiere es saber qué se está haciendo para mejorar y unir a este país”, trató de zanjar el primer ministro. Al ser cuestionado, de nuevo, sobre si la periodista se ha inventado el relato, eludió dar una respuesta directa: “Solo estoy diciendo lo que he dicho. Lo que los ciudadanos quieren saber es qué estamos haciendo por ellos y por el país”, declaró.
Es el segundo desmentido que se ve obligado a hacer el primer ministro en pocos días. Este fin de semana, Johnson negó que ofreciera un trato de favor a la empresaria y exmodelo estadounidense Jennifer Arcuri cuando él era alcalde de Londres, entre 2008 y 2016. El Consistorio de la capital británica ha pedido a un organismo policial que investigue si hubo alguna irregularidad en las 126.000 libras (142.000 euros) públicas que recibió la emprendedora tecnológica, que también tuvo supuestamente acceso privilegiado a diversas misiones comerciales organizadas por el Ayuntamiento.
La polémica salió a la luz después de que un diario desvelara que Johnson visitaba con frecuencia el apartamento de Arcuri cuando era alcalde y que ella explicó a varios amigos que mantenía una aventura con el político conservador.
Por su parte, el ministro de Economía, que recorría ayer diversos estudios de televisión y radio para explicar las inversiones que piensa acometer para impulsar las finanzas británicas tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea, se vio forzado a abordar las acusaciones contra Johnson: “He hablado con el primer ministro sobre esto y él no podría haber sido más claro, ha dejado absolutamente claro que son completamente falsas y me fío de él totalmente”, argumentó.
Incertidumbre económica Sobre el escenario del congreso tory, Javid desgranó un plan para subir el salario mínimo en el Reino Unido desde 8,21 libras hasta 10,50 libras (de 9,27 hasta 11,80 euros) en cinco años e invertir 29.000 millones de libras (32.700 millones de euros) en carreteras en el próximo lustro.
Antes de su discurso, Javid había declarado en una entrevista que no puede calcular al detalle cuál sería el efecto en la economía de un Brexit duro, un escenario que él se muestra dispuesto a defender, lo que provocó críticas entre la oposición. “El ministro no ha querido decir cuál sería el coste real de un Brexit sin acuerdo o cómo impactaría en nuestra economía. O no tiene ni idea, o no está siendo sincero”, consideró el portavoz económico laborista, John McDonnell.