Londres - El primer ministro británico, Boris Johnson, quien regresó a Londres de una cumbre de la ONU en Nueva York antes de lo previsto, defendió su decisión de cerrar el Parlamento pese al fallo del Supremo en su contra, acusando a la Cámara -que retomó ayer su actividad- de no querer que ocurra el Brexit, lo que lleva a ”tres años de vacilaciones y retrasos”. Johnson piensa que el Tribunal se equivocó al pronunciarse con lo que cree que se trata “una cuestión política en un momento de gran controversia nacional”. Además, consideró un “engaño” pensar que la ciudadanía se olvidará de los últimos tres años y que votarían por permanecer en la UE en caso de celebrarse un nuevo referéndum.

Las acusaciones del primer ministro a los parlamentarios también incluyeron reprocharles el “intentar arruinar y sabotear las negociaciones” si bien, en su opinión, los británicos ven claramente lo que está sucediendo” y mostró su compromiso a seguir al frente de Downing Street y presentar un programa de vida después del Brexit, con el que defendió que no traicionarán al electorado que votó a favor de la salida del bloque común.

respuesta de corbyn El líder laborista, Jeremy Corbyn, en su réplica, acusó al Gobierno de “estar fallando a la gente de Reino Unido”, no solo por este asunto, si no además por el cambio climático y por no salvar a la operadora de viajes Thomas Cook. Además, Corbyn volvió a pedir la dimisión de Johnson, alegando que los jueces concluyeron que “no había razón alguna” para cerrar el Parlamento, pero sin embargo, le reprochó haber vuelto al Parlamento “sin ningún remordimiento o humildad”.

El primer ministro podría ser destituido a través de un voto de confianza, que podría desencadenar la celebración de unas elecciones generales, pero Corbyn apuntó que no buscará esta vía hasta que estuviera “muy claro” que Johnson vaya a pedir una extensión del Brexit para evitar una salida de la UE con un acuerdo. Una garantía que por el momento nadie tiene, ya que Johnson repite que el Brexit tendrá lugar, con o sin acuerdo, el 31 de octubre. “Hasta que se curse la solicitud a la UE para extender nuestra asociación hasta por lo menos enero (de 2020), continuaremos presionando porque esto es nuestra prioridad”, aseguró el líder laborista.

Por su parte, desde el Partido Nacionalista Escocés (SNP, por sus siglas en inglés), creen que el país ahora tiene “un primer ministro y un gobierno zombis” y ambos deben ser reemplazados. Lo cierto es que desde que tomó el testigo de Theresa May a finales de julio, Johnson ha perdido ya seis votaciones y la mayoría parlamentaria en los cinco días de sesiones que se han celebrado en los Comunes.

“El parlamento está muerto” La vuelta a la actividad parlamentaria en Westminster estuvo cargada de reproches y de intercambios de los enfadados parlamentarios. Uno de los más comentados fue el fiscal general británico, Geoffrey Cox, quien señaló que respetaba la decisión del Supremo, pero lanzó un ataque contra los diputados por ser “demasiado cobardes” y no celebrar elecciones, agregando que el Parlamento “está muerto”. Cox intentaba defenderse así tras hacerse público que prestó su asesoramiento al Gobierno, diciendo que la suspensión del Parlamento no era ilegal. El fiscal general subrayó lo vio “tanto legal como constitucional” y que el gobierno había actuado de “buena fe” al suspender el Parlamento. Los parlamentarios pidieron a Cox que se distanciara de las críticas a los jueces. De hecho, el parlamentario laborista Hilary Benn, le pidió que aclarase si apoyaba los comentarios de varios representantes conservadores que tildaban la decisión del Supremo de ser un “golpe constitucional”.

Las críticas a Cox siguieron tras su intervención, calificándole de “desgracia”, mientras otros se mostraron “horrorizados” por el lenguaje que usó. Otros le pidieron que hiciera públicas la totalidad de sus sugerencias al Gobierno, pero Cox apuntó a que esperará para ver si el interés público puede requerir “una mayor divulgación” de lo ya adelantada parcialmente por algunos medios.