Londres - La cadena de dimisiones en filas conservadoras continuó ayer sin freno. Entre ellas, hubo una muy inesperada, la del hermano del primer ministro, Jo Johnson, quien decidió dimitir como secretario de Estado de Universidades y diputado conservador, citando un conflicto interno entre su “lealtad familiar” y “el interés nacional”.
El hermano menor del primer ministro que hasta ahora representaba a la circunscripción de Orpington, en el sureste de Londres, citó una “tensión irresoluble” en su papel. De hecho, él votó por seguir en la UE en el referéndum europeo de 2016, mientras que su hermano dirigió la campaña Leave.
“Ha sido un honor representar a Orpington durante 9 años y servir como ministro en menos de tres primeros ministros. En las últimas semanas, he estado dividido entre la lealtad familiar y el interés nacional”, publicó Jo en redes sociales como mensaje de despedida. Su renuncia se produce tras el enfado e impotencia de ver cómo su hermano expulsaba a 21 respetados compañeros de filas por apoyar medidas para evitar un Brexit sin acuerdo. La gran purga del primer ministro hizo ver a su hermano pequeño que estaban “en lugares muy diferentes” del Brexit.
Esa es la segunda vez Jo Johnson renuncia a formar parte del gobierno en 10 meses, pues ya lo había hecho como ministro en noviembre del año pasado, en protesta por el acuerdo de Brexit obtenido por Theresa May y que fue rechazado hasta en tres ocasiones por los diputados en los Comunes. Pero volvió al gobierno durante el verano, después de que los miembros del Partido Conservador eligieran a su hermano como líder.
Un portavoz de Downing Street defendió que el primer ministro, en su papel de político y hermano, entendía que esto “no habrá sido un asunto fácil” para Jo y como los constituyentes de Orpington “no podrían haber tenido un mejor representante”.
Tras el polémico adiós, el líder conservador intentó quitar hierro a lo ocurrido, defendiendo a su hermano como un “tipo fantástico” y un “ministro brillante”, pero agregó que tenía un “enfoque diferente al suyo sobre la UE”. El exministro del gabinete David Gauke, uno de los parlamentarios que perdió su puesto, tuiteó: “Muchos parlamentarios han tenido que luchar con lealtades conflictivas en las últimas semanas. Nadie más que Jo. Esta es una gran pérdida para el Parlamento, el gobierno y el partido conservador”.
También en redes sociales, Rachel Johnson, la hermana de Boris y Jo Johnson, reconoció que “la familia evita el tema del Brexit, especialmente en las comidas, ya que no quieren atacar al primer ministro”.
Además, el ministro para Irlanda del Norte, Nick Hurd, también anunció que no se presentaría como diputado en las próximas elecciones. En su opinión, la política actual está “dominado por la división del Brexit”, un panorama muy diferente al que se encontró cuando fue elegido como parlamentario por primera vez.
Otro que fue despedido de filas conservadoras fue Rory Stewart, hasta hace nada candidato a ser líder del partido conservador, además de ganador del premio al político del año de la revista GQ. “Se siente levemente como algo que se asocia con otros países”, reconoció Stewart a la cadena BBC, mostrándose esperanzado de que es “una etapa pasajera” en la historia de los conservadores.
Stewart fue despedido junto con dos exministros del Tesoro Público, Kenneth Clarke y Philip Hammond, y Nicholas Soames, nieto de Winston Churchill, en la que se calcula como la mayor purga desde los 90. Clarke fue quizás el más duro de todos ellos, reconociendo que tiene que decidir si votar por el partido conservador si Johnson aún es el líder: “Ese es mi próximo cuestionamiento. Soy conservador, por supuesto que lo soy. Pero a este líder, no lo reconozco”.
Por su parte, el primer ministro decidió correr un tupido velo y centrar sus ataques en Jeremy Corbyn, acusando al líder laborista de ser “un insulto cobarde a la democracia” si continúa ignorando su petición de celebrar unas elecciones generales.
El actual ministro de Economía y Hacienda, Sajid Javid, se hizo eco de la llamada de Johnson, pidiendo que “la gente decida” y tildando a los laboristas de estar “asustados del pueblo británico”, al no apoyar la llamada de Johnson en los comunes y abstenerse en la votación.