biarritz - Los tres días de cumbre del G7 en Biarritz culminaron con una sensación más optimista de la que se respiraba en las primeras horas del encuentro entre los mandatarios mundiales. Así, después de momentos de tensión y desencuentros que han marcado la reunión, el saldo final no resultó del todo desfavorable y se marcan como hitos dos avances en la posición que mantiene Estados Unidos. respecto a China y a Irán. De esta forma, el presidente Donald Trump intentará vender como un triunfo en su particular guerra comercial que el Gobierno de Pekín le haya pedido volver a la mesa de negociaciones, mientras que Emmanuel Macron se apunta el tanto de empujar a una histórica reunión entre EEUU e Irán, cuya próxima celebración ninguno de los dos países ha desmentido.

Respecto a la guerra comercial entre China y EEUU, Trump -que había incendiado los posibles avances en la relación entre ambos países antes de viajar a Biarritz al anunciar mayores aranceles contra sus productos y amenazar con una retirada de las empresas estadounidenses de ese país- logra finalmente que Pekín ceda y le comunique su deseo de reanudar las negociaciones de alto nivel.

China “se opone firmemente a un recrudecimiento de la guerra comercial” con Estados Unidos y prefiere “negociaciones tranquilas”, afirmó ayer desde el gigante asiático el responsable negociador de Pekín, el viceprimer ministro chino Liu He.

Trump, cuyo agravamiento de la tensión comercial había hundido las bolsas y preocupado a sus socios del G7 el viernes, pudo presentar así la comunicación de Liu al secretario estadounidense del Tesoro, Steven Mnuchin, como un triunfo. Y aunque volvió a atacar duramente lo que considera prácticas depredadoras de Pekín en el comercio internacional, no dejó de tender una mano a China al insistir repetidamente en que es “un gran país” y en que su presidente, Xi Jinping, es “un gran líder”.

relación con irán Por otra parte, Francia ha realizado una extensa labor diplomática estos días para intentar rebajar la habitual tensión entre Estados Unidos e Irán, que se incrementó con la llegada de Trump a la Casa Blanca y su decisión de romper los acuerdos nucleares. Así, estos dos países -que rompieron relaciones en 1979 tras el triunfo de la Revolución Islámica- están a semanas de mantener un encuentro histórico si se cumplen los designios del presidente francés, Emmanuel Macron. “Si las circunstancias son correctas, estaría ciertamente de acuerdo (en reunirme con Hasan Rohaní)”. Con esas palabras, Trump coronaba el deseo que había expresado Macron minutos antes en una rueda de prensa conjunta.

El camino hasta esa frase ha atravesado a lo largo de este fin de semana diferentes jalones. Macron había señalado que “se dan las condiciones” para que el presidente estadounidense y el iraní se vean las caras, y que ese encuentro podría cerrarse “en las próximas semanas”. Esto se debe, a su juicio, a que se ha producido un cambio relevante en la postura de Teherán, después de que Rohaní dijese en la mañana de ayer que dialogará con cualquier país si eso beneficia a Irán.

El trasiego diplomático del fin de semana en Biarritz, con la visita sorpresa el domingo del negociador iraní, Mohamad Yavad Zarif, para reunirse con Macron al margen de la cumbre, sentó las bases de un acercamiento que contó siempre con el conocimiento de Trump.

Así, se cierra con buenas vibraciones un encuentro que no preveía nada bueno en sus primeras horas, debido también a la tensión por el Brexit y la actitud de Boris Johnson -que ayer dijo no ser optimista respecto a un acuerdo con la UE-, así como a la insistencia de Donald Trump para que Rusia vuelva a estar presente en estas cumbres, ya que fue expulsada tras la anexión de Crimea-. - DNA