Madrid - “No debo ser la excusa del PSOE para que no haya un gobierno de coalición de izquierdas. Estar o no en el Consejo de Ministros no será un problema siempre y cuando no haya más vetos y la presencia de Unidas Podemos en el Gobierno sea proporcional a los votos”. Con este mensaje colgado en su cuenta de Twitter Pablo Iglesias daba ayer un paso a un lado, un movimiento que abre la posibilidad de que la próxima semana Pedro Sánchez pueda ser investido como presidente del Gobierno español. Además, Iglesias señalaba que había pedido a Pablo Echenique que trasladara al PSOE la voluntad de su formación a negociar un gobierno de coalición de izquierdas para sacar adelante la investidura la semana que viene. Iglesias cede pero pone condiciones para vender cara su decisión: no podrá haber más vetos -esto es podrá ser ministro quien decida Podemos dentro de su dirección-, la propuesta de los nombres “la hará Podemos” y la representación deberá ser “proporcional a los votos”.
La respuesta de Sánchez no tardó. El candidato socialista y presidente en funciones considera que hay que empezar la negociación por los contenidos: primero programa y luego Gobierno. “Sin vetos ni imposiciones podemos llegar a un acuerdo”, indicaron fuentes socialistas que resaltaron que escuchará las propuestas y luego decidirán el equipo.
En el choque de egos -Pedro Sánchez y Pablo Iglesias- en que había derivado la pugna entre el PSOE y Unidas Podemos, el órdago lanzado por Sánchez había dejado tocado al líder de la formación morada. El pasado jueves, el candidato socialista dejó clara su disposición a conformar un gobierno de coalición con Unidas Podemos con una condición, que en el gabinete no estuviera Pablo Iglesias. La oferta de gobierno de coalición tenía fecha de caducidad ya que solo era de cara a la próxima semana. Si la investidura se retrasaba a septiembre, no habría gobierno de coalición.
A primeras horas de la mañana de ayer, Adriana Lastra, mano derecha de Sánchez, afirmaba en una entrevista en RNE que el PSOE está dispuesto a negociar la entrada de dirigentes de Podemos en el Ejecutivo. Eso sí, ratificó una línea roja marcada y definida. “El principal escollo es Iglesias”, señaló Lastra , que no cerró la puerta a destacados miembros de la formación morada como Pablo Echenique, Rafael Mayoral o Irene Montero.
Horas después era la portavoz del Gobierno español en funciones, Isabel Celaá, quien no descartaba la posible incorporación de Irene Montero ni de otros miembros de la dirección de Podemos en un Ejecutivo de coalición, insistiendo en que quien no podía estar era Iglesias. “[Pedro Sánchez] No ha dicho más de nadie, por lo tanto, todo lo demás creo que es un escenario abierto”, aseguró Celaá, quién argumentó que no sería lo mismo la entrada de Iglesias en el Gobierno que la de alguien de su equipo, ya que, si se produce una discrepancia entre ministros de distintas fuerzas políticas, el “grado de tensión” no es igual si uno de esos ministros es el líder del partido en cuestión.
CAMBIO DE PASO La respuesta a Lastra y Celaá llegó en boca de Irene Montero y Pablo Echenique. La portavoz de Podemos en el Congreso aseguró que el veto a Pablo Iglesias se extiende a todo Podemos. “El veto al nombre de Pablo Iglesias es un veto que se extiende a todas a Unidas Podemos”, señaló, para añadir que “han hablado de perfiles técnicos, de excluir a personas con responsabilidades políticas. Al final están intentado, con hostilidad, gobernar en solitario”.
Por su parte, Echenique, otrora secretario de Organización y ahora responsable del Comité Negociador de Pactos de Unidas Podemos, aseguró que el veto a Iglesias “abre un precedente antidemocrático peligroso”. “Vetar al líder de un partido es tanto como vetar a un partido”, apostilló.
Con la situación encallada por una y otra parte, llegó la larga cambiada de Pablo Iglesias. Bien es cierto que a primeras horas de la mañana el líder de la formación morada aseguraba que no estaba dispuesto a arrojar la toalla. “Hay que tener paciencia con el PSOE, y nosotros la vamos a seguir teniendo. Estoy convencido de que finalmente van a concluir que la vía más sensata es que negocien un acuerdo de coalición con nosotros”, afirmaba en una entrevista en el diario 20 minutos, en la que añadía que si el acuerdo no llega en julio, “será en agosto o en septiembre”.
Horas después, en su cuenta de Twitter y a través de un vídeo, Iglesias daba un vuelco a la situación política con su disposición a dar un paso a un lado, un gesto elogiado por dirigentes de Podemos y de sus confluencias. La portavoz de la Ejecutiva de Podemos, Noelia Vera, se mostró “orgullosa” de la “generosidad”, la “entereza” y la “altura política” de Iglesias. El secretario general de Podemos Euskadi, Lander Martínez, destacó el “gesto” de Iglesias. “Quiero poner en valor este gesto, que demuestra que otro tipo de política es posible”, escribió en un tuit. Por parte de En Comú, el secretario primero del Congreso, Gerardo Pisarello afirmó que la de Iglesias es una decisión que “dignifica” la política y refleja “valentía, inteligencia y sentido del momento histórico”. Desde Galicia En Común, su portavoz parlamentaria, Yolanda Díaz, destacó “la grandeza” del gesto de Iglesias.