Vitoria - ¿Cómo va a deshacer el Gobierno el entuerto del debate en televisión, con dos convocatorias el mismo día?

-No está decidido, es una cuestión que corresponde exclusivamente al comité electoral del partido, que es el que tiene que decidir en breve, pero lo cierto es que el único día que tenía libre el candidato era el 23, el que estaba atribuido a Atresmedia. Habida cuenta de que no va a estar Vox, en igualdad de condiciones hay que ir, se debe ir, y lo hacemos con gusto, a RTVE.

Visto el desarrollo de los acontecimientos del miércoles daba la sensación de que había un pulso entre Sánchez, por un lado, y el resto de candidatos y Atresmedia.

-Es cierto que en ausencia de regulación para los debates las decisiones son discrecionales, y en esas estamos. Hay muchos países que no tienen los debates regulados y otros que sí, y esto no afecta para nada al pulso democrático. Probablemente hay que hacer una revisión a la luz de la actualidad de todo lo relacionado con las campañas, el día de reflexión, la cobertura de las encuestas, etcétera, pero ahora, en este momento, no hay más decisión tomada más que ir al debate del día 23 en RTVE.

Viene de la política vasca, donde hay que pactar necesariamente. ¿Falta esa cultura en el Congreso de los Diputados? ¿No se acaba de asimilar que la transversalidad es necesaria en el nuevo escenario político?

-Cuesta muchísimo llegar a pactos en el Congreso y no digamos en el Senado. Además, esta última etapa ha sido particularmente errática y conflictiva. De ninguna manera la derecha española ha aceptado que una moción de censura constructiva que surge por las irregularidades cometidas con dinero público por parte del PP, fuera a arrebatarles, por dignidad política, el Gobierno de España. No lo han asimilado, y Ciudadanos se alineó con el PP en un momento en el que podía haberse puesto del lado de los que queríamos recuperar la dignidad democrática de las instituciones. No lo han hecho así y han constituido un bloque fortalecido con Vox que les ha hecho perder la centralidad.

Y sostiene y mantiene Ciudadanos que no va a pactar con el PSOE.

-Eso dicen, resulta verdaderamente sorprendente que Ciudadanos diga que veta a una fuerza que lleva 140 años haciendo política de libertades y de protección social y que además se ha enfrentado al franquismo y al terrorismo, que quieran ponernos ahora el calificativo de no constitucionalistas. Sería verdaderamente irrisorio si no fuera lamentable.

¿Y desde la perspectiva del PSOE no les tienta poder conformar una mayoría estable con un solo partido para evitar tener que negociar los Presupuestos con todos y cada uno de los partidos de la moción de censura, con el resultado conocido?

-Vamos a dejar hablar a la ciudadanía. Nosotros queremos un gobierno muy fuerte, en solitario, y con un grupo parlamentario estable, eso necesita el país, y realmente vamos a por ello, salimos a ganar y a ser respaldados por la inmensa mayoría de la ciudadanía.

¿Ha tenido miedo el Gobierno a tomar ciertas decisiones por el miedo a las campañas de la derecha? ¿Con una mayoría más sólida habrían sido más audaces?

-No hemos tenido miedo en ningún momento, sí realismo, teníamos 84 diputados y en ocho o nueve meses hemos hecho lo que otros no habían hecho en siete años, en materia de regeneración democrática, recuperación social e incluso de disciplina en relación a la reducción del déficit y la deuda, una cuestión que los gobiernos anteriores tenían pendiente. Hemos hecho muchas cosas porque el presidente es resistente y audaz, y porque hay un gabinete de personas muy curtidas cada una en su ámbito. Eso sí, ha habido cosas que no hemos podido hacer. La ley mordaza hay que modificarla, algunos de los aspectos más vulnerables de la reforma laboral también, la educación, todo eso ha quedado pendiente. Cuando la cámara arranque habrá que volver a impulsarlo.

¿Los viernes sociales que le ha tocado a usted exponer en las últimas semanas son campaña o un intento de sortear el bloqueo parlamentario antes de que acabara la legislatura? ¿Han hecho de la necesidad virtud?

-Ha sido una cuestión absolutamente natural. Por un lado, efectivamente, hemos sufrido un gran bloqueo por parte de la mesa, 50 proyectos de ley han sido bloqueados por intereses políticos de PP y Ciudadanos. También he de decir que el Gobierno tenía la determinación de trabajar hasta el último día, yo vengo del Consejo de Ministros de ayer -por el miércoles- y la semana que viene, el 26, en plena campaña, tendremos también Consejo de Ministros. El Gobierno ha estado en plenitud de funciones hasta el final y lo hemos aprovechado, claro que sí. Y curiosamente, todos los reales decretos leyes que hemos venido haciendo han sido aprobados, muchos por Ciudadanos y alguno por el PP.

El PSOE se ha ratificado en la Declaración de Granada ¿Si ganan iniciarán el proceso para reformar la Constitución?

-Tanto la Declaración de Granada como la declaración de Barcelona están recogidas en el programa electoral, y somos conscientes de que convendría lanzar una mirada sobre aspectos como la distribución del poder en el Título Octavo de la Constitución. Vamos a ver con qué fuerza nos encontramos para abordar esa tarea que ya planteamos hace unos meses abriendo una comisión en el Congreso y el Parlament de Catalunya para la revisión del Estado autonómico.

¿Piensan los equipos negociadores de las transferencias en el impacto que sus acuerdos o desacuerdos tienen sobre la campaña? ¿Les puede influir de alguna manera?

-Nosotros creemos firmemente en la Constitución, en la Constitución entera. En un Estado de las Autonomías las comunidades también son estado, y tienen sus competencias políticas, no son delegaciones del Gobierno. Yo siempre he defendido que el Estatuto de Gernika debía ser completado, es verdad que lo que queda, por mucho que sean 33 transferencias, tiene relativo poco peso, pero acabamos de hacer la de la AP-68. Es lo que hay que hacer, y para quienes piensan que solo trabajamos con la CAV, ayer -por el miércoles- también hablamos de un nodo logístico para Valencia y de un soterramiento en Gijón. Todo eso es porque creemos en el Estado autonómico.

¿Facilitará entonces Pedro Sánchez el desarrollo completo del Estatuto de Gernika si repite en el poder?

-Eso es lo previsto. Cuando llegamos al Gobierno abrimos la comisión bilateral con el País Vasco y con Catalunya, y con otras comunidades, que quede claro. El presidente no solo hace política en Europa, ámbito en el que está siendo muy apreciado, no como antes, que estábamos desaparecidos de Europa e Iberoamérica, sino que cada semana se encontraba con un presidente de comunidad autónoma. Esto ha sido así desde el principio. En enero se pone sobre la mesa un calendario con tres bloques de traspasos, el primero con aquellas cuestiones más fáciles para acordar, otro segundo bloque, y un tercero en el que queda el traspaso de prisiones. El Gobierno de España tiene la firme determinación de cumplir ese calendario.

¿Y la Seguridad Social? ¿Se desbrozará algún día ese camino?

-El régimen económico de la Seguridad Social no está incluido, efectivamente, en esa agenda, pero eso no quiere decir que esté descartado.

¿Qué ha aprendido el PSOE en estos nueve meses de Gobierno en relación a Catalunya? ¿Qué conclusión ha sacado de cara a la nueva legislatura?

-Nosotros hemos abierto un pasillo político permanente porque tenemos la convicción de que en democracia es el diálogo lo que tiene que prevalecer como herramienta política, no el alimentar el conflicto, porque pensamos que si PP y Ciudadanos no tuvieran el problema catalán entre sus manos tendrían que haberlo inventado, porque no hacen política con otra cosa. Queremos dialogar y creemos que dentro de la Constitución hay resortes como para ponernos de acuerdo en cuestiones que desbloquearían muchos de los temas, y algunos los hemos podido ir desbloqueando por el camino.

¿Cuáles?

-Hay mucho menos antagonismo en la sociedad catalana que el que había, pero hay una cuestión pendiente; los independentistas tienen que decirle la verdad al resto de los catalanes, a quienes han alineado detrás de sus filas, que la autodeterminación no es posible, que no cabe en la Constitución, que habrá que buscar fórmulas para acomodarse de manera tranquila dentro de España. Deben salir de la quimera, se puede ser independentista, pero no se puede imponer el independentismo en contra de la ley; sin soporte en la ley no hay camino, no hay seguridad, no hay nada.

En todo caso, de una u otra manera, siempre llega un punto en el que el avance se hace imposible entre las dos partes. ¿No ven una vía de salida a la situación?

-Yo creo que en general las contiendas electorales suelen tener un efecto terapéutico, finalmente uno se encuentra con el principio de realidad. Eso le pasa al Reino Unido, que puede salirse de la Unión Europea, ninguna legislación se lo impide, y sin embargo no lo logra, porque el principio de realidad le lleva a tierra. Es aquel que teje los lazos culturales, históricos, económicos, que se vienen haciendo a lo largo de la historia. Las fuerzas independentistas se van encontrando con ese principio de realidad, pero también el PP tendrá que una reflexión al respecto, porque entraron con un 10% de independentistas y han salido con un 47%. Nosotros en ocho o nueve meses hemos conseguido que entre los independentistas surjan contradicciones, lógicas, por ese principio de realidad. Con el PP ha habido dos leyes de desconexión y dos referéndum.

Afirman que la policía patriótica está desactivada. ¿Temen que sus responsables entren en campaña contra ustedes?

-Nosotros nos responsabilizamos de lo que hacemos nosotros. El ministro Marlaska hizo unos cambios en determinadas direcciones y no hay policía mal llamada patriótica. Obviamente requería un mando político, y podemos afirmar con rotundidad que hoy las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cumplen la ley y están al servicio de la ley. Ha habido malas prácticas, pero van a ser purgadas hasta el final, tendrán que responder de todos sus actos. Hemos tomado medidas desde el primer día y no hay cloacas en el Estado.