madrid - Mariano Rajoy pasó ayer como una estrella rutilante por la apertura de la convención del PP estatal en Madrid. El expresidente español, desalojado de La Moncloa en junio del pasado año por la moción de censura de Pedro Sánchez, se dio un baño de multitudes y ovaciones en su reaparición por todo lo alto en el cónclave, donde esquivó los asuntos delicados y se centró en poner en valor las cifras de su gestión y también los 40 años de vigencia de la Constitución española. Sin embargo, Rajoy dejó caer una alusión que parecía un acertijo. El expresidente español protagonizó una intervención que fue sobre todo de autoafirmación para poner en valor la trayectoria del partido, su poderío a nivel organizativo y sus principios, y pidió huir del “sectarismo y los doctrinarios”. Este mensaje lo lanzó precisamente en la convención del rearme ideológico del PP, pero está por ver qué incidencia tiene en un partido que ahora se felicita por “hablar claro”, según defiende la cúpula de Casado para justificar la asunción del lenguaje de Vox en algunos asuntos.

Sin aludir a ninguna sigla, en una intervención genérica y ante la mirada de su sucesor, Pablo Casado, Rajoy dijo que el partido tiene clara la unidad de España, pero avisó de que debe vivir en la realidad, y esa realidad, según dijo, deja patente que no son buenos los “doctrinarios” ni el “sectarismo”. Rajoy protagonizó un coloquio con la presidenta del Congreso, Ana Pastor, donde lanzó opiniones generales, y recalcó que su partido es probablemente la organización más “potente” del Estado. Pidió que “aguante” en los momentos difíciles y “no se asuste” cuando reciba “una crítica, cincuenta o ciento cincuenta”. Destacó que el PP sabe cuáles son sus principios, como la unidad España o la defensa de la Constitución, pero que “hay que estar en la realidad”. “No es bueno el sectarismo ni son buenos los doctrinarios. No es bueno en ninguna faceta de la vida ni en política tampoco”, sentenció.

vox sobrevuela la cita No fue una crítica a Casado, quien se sentó a su lado y con quien intercambió chanzas y comentarios; pero sí pareció un mensaje preventivo y un consejo a su sucesor para que el PP defienda sus ideas a pesar de la presión ambiental, que en este momento viene desde Vox y Ciudadanos. Casado afronta esta convención bajo el lema España en libertad y con la intención de reagrupar el voto de la derecha que ha huido a Ciudadanos y Vox, aunque ello implique acercarse claramente a la formación de ultraderecha y pactar con ella normalizando las relaciones. Vox estuvo sobrevolando ayer la convención, donde varias intervenciones justificaron el pacto y rechazaron lecciones de “moderación” por parte de otros partidos.

Estos días han sido muy comentados algunos actos públicos del PP, como el reparto de banderas españolas en Granada para celebrar la toma de los Reyes Católicos, y tampoco todo el PP entendió ciertas cesiones en el lenguaje al partido ultra a cambio de que Juanma Moreno gobierne en Andalucía. Casado asumió parte de su discurso sobre violencia de género al asegurar que un 25% de las víctimas no son mujeres. En esos momentos, el presidente del PP de la CAV, Alfonso Alonso, había apostado también por mantener el discurso y avisó de que no cambiaría de manera de pensar por Vox.

Rajoy, por su parte, aclaró ayer que el PP estuvo en la puesta en marcha del Estado de las Autonomías, frente a la propuesta de Vox de suprimirlas. Al mismo tiempo, también se zafó de la presión de Vox cuando acusa de tibieza al PP. Puso en valor que se opuso al nuevo Estatuto de Ibarretxe.

Al margen de su intervención, el cónclave transcurrió según lo previsto, exceptuando la desconcertante intervención del portavoz de Tabarnia, Jaume Vives, que salió rana al PP insinuando a sus afiliados que se pasen a Vox y sorprendió con un discurso muy crítico en el que reprochó que el 155 llegó “tarde y mal” a Catalunya. También dijo que sus “enemigos no son los del lacito amarillo”. El otro titular de la jornada lo dejó Adolfo Suárez Illana, hijo del expresidente español, cuando anunció que ya tiene redactada la norma con la que Casado quiere remplazar la Ley de Memoria Histórica. Suárez Illana dijo que la ley “ha servido para criminalizar un bando y dignificar a otro” cuando, a su juicio, “hoy en día los dos son anacrónicos”.

El secretario general del PP, Teodoro García Egea, por su parte, pidió “unidad” y recordó el papel de Manuel Fraga hace 30 años. El presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijoo, se conjuró contra los partidos que ven un giro del PP hacia una línea de máxima dureza, y dijo que nadie puede dar lecciones “de moderación, centralidad ni de coherencia”. Según Feijóo, que aludió de manera velada a Vox, el PP es un partido con las ideas claras y no es ni una veleta ni practica la “dureza intransigente”.

El cónclave del PP sigue hoy con una intervención que genera gran expectación. Tomará la palabra el expresidente español José María Aznar. Casado presume de su sintonía con sus principios. Por el contrario, no ha habido foto de Rajoy y Aznar por intervenir en días distintos.

La política vasca se hizo un hueco con la intervención dura del presidente del PP de la CAV, Alfonso Alonso, quien alertó contra el “desafío” de PNV y EH Bildu en el nuevo estatus, que pretende “romper la unidad de España”. “Es un desafío que viene callado, poco a poco, con deslealdad y de la manera traicionera con la que el PNV apuñaló los acuerdo del PP en la moción de censura”, lanzó.