madrid - No han tardado en aflorar las primeras diferencias de enjundia entre los socios de gobierno, PP y Ciudadanos (C’s), en Andalucía. Ni siquiera han esperado a la investidura del popular Juan Manuel Moreno como presidente de la Junta andaluza el miércoles de la semana que viene. Vox, sostén desde fuera del gobierno en coalición, ha metido una cuña afilada en el acuerdo entre ambas formaciones y amenaza ya desde los albores de la nueva legislatura la convivencia de los socios. Las primeras fricciones se producen a la hora de encajar algunos de los puntos acordados entre PP y Vox en el acuerdo de gobierno entre el partido conservador y Ciudadanos. La pugna ayer estaba centrada sobre todo en la consejería de Familia y el final de la Ley andaluza de Memoria Histórica.

El líder de C’s en Andalucía, Juan Marín, negó que se vaya a crear una consejería que solo tenga competencias en materia de Familia en el próximo gobierno de coalición e insistió en que “lo que haya negociado con los populares tendrán que resolverlo ellos”. El dirigente de la formación naranja reivindicó que fueron ellos quienes plantearon al PP andaluz una consejería de Políticas Sociales, Igualdad, Conciliación y Familia. “Es un área que está en el acuerdo de estructura de gobierno desde el primer momento” y que implica que no vaya a existir una consejería de Familia “independiente”. Así figura en el texto del acuerdo programático que firmaron PP y C’s en Navidad en el que hay un apartado específico sobre conciliación, igualdad y familias, pero no se alude de manera concreta a una consejería que abarque esas competencias.

Marín desligó el acuerdo de investidura de PP y Vox de la acción del gobierno de coalición que formarán populares y naranjas, y abrió la puerta a votar contra esas medidas cuando lleguen a la Cámara, como en el caso de la sustitución de la Ley de Memoria Histórica. “Las políticas del Gobierno serán las que han firmado PP y Cs”, insistió Marín en declaraciones a los medios, y denunció que “algunos llegan aquí y quieren derogar leyes con 12 escaños, y eso no se puede hacer”.

Advirtió a los populares de que, si ellos han acordado con Vox sustituir la Ley de Memoria Histórica por una ley de Concordia, tendrán que presentarlo como una proposición de ley del grupo parlamentario y no como un proyecto de ley del Ejecutivo, ya que Ciudadanos “no está en esa posición”. El acuerdo entre el PP y Vox contempla la sustitución de la ley de memoria histórica por una de la “concordia”.

Marin no fue el único de su partido que se puso completamente de perfil ante el acuerdo entre PP y Vox. También el líder del partido, Albert Rivera, dejó claro que no se sienten concernidos por ese pacto, que no han firmado. Y ni siquiera se lo han leído, según reconoció el presidente de Ciudadanos, porque para él ese pacto es “papel mojado” y solo reconocen el que consensuaron con los populares para poder poner en marcha el nuevo gobierno andaluz, un gobierno que, en todo caso, no vería la luz sin el apoyo de Vox que ha logrado el PP.

rivera y macron Rivera fue más allá en su ninguneo al acuerdo de 37 puntos entre populares y la formación de ultraderecha y afirmó que no serán vinculantes para el Gobierno andaluz. “Es un acuerdo entre dos grupos parlamentarios que no vincula al Gobierno andaluz”, subrayó al tiempo que recordó que “las únicas” medidas que comprometerán al Ejecutivo andaluz son “las pactadas entre Ciudadanos y el PP”.

Los primeros choques entre los socios de gobierno en materias de gran peso político y también simbólico anticipan lo que va a ser una legislatura convulsa dentro del eje de la derecha en Andalucía. Sin los 12 votos de Vox no hay mayoría en ese segmento ideológico ya que la suma de PSOE (33 diputados en el Parlamento regional) y Adelante Andalucía (17) supera la de PP (26) y Ciudadanos (21).

Rivera está muy incómodo con un gobierno sostenido por Vox y endosa al PP la responsabilidad de negociar con la formación de ultraderecha y su escenificación. Nadar y guardar la ropa para evitar aparecer ante Europa y, especialmente, ante su admirado Emmanuel Macron como muñidor de un pacto con el partido equiparable al Le Pen francés, tan aborrecido por el presidente francés.

El líder de Vox, Santiago Abascal, recordó ayer a Rivera que, le guste o no, va a tener que negociar con ellos si quiere acabar la legislatura. “Yo entiendo que el partido francés tiene que esforzarse en no molestar a su presidente Macron”, escribió con ironía en su cuenta personal de Twitter. “Pero las cosas son como son. Solo habrá cambio en Andalucía por los votos y por el patriotismo de Vox. Y lo habrá a pesar del egoísmo, la irresponsabilidad y las obediencias de otros”, zanjó.

Los equilibrios en esa triple alianza forzada van a ser muy complicados durante la legislatura. Lo dejó claro el número dos de Vox, Javier Ortega Smith, que aseguró que su partido no renuncia a ninguna de las premisas que estipuló en el primer documento que remitió al PP el pasado martes, en el que incluía la derogación de las leyes sobre violencia machista y de igualdad, así como otras exigencias que finalmente han sido rebajadas, entre ellas la no devolución de competencias autonómicas al Estado. “No renunciamos a nuestros principios y en el Parlamento no apoyaremos aquello que proponga el Gobierno andaluz con lo que no estemos de acuerdo”, apostilló.