París - La séptima jornada de protestas del movimiento de los llamados chalecos amarillos en Francia mostró ayer una caída notable en el número de participantes, lo que para muchos se trata únicamente de una tregua navideña antes de una nueva oleada de protestas en las primeras semanas del año. En París, los comercios situados en la zona de los Campos Elíseos volvieron a abrir normalmente pese a la presencia de cientos de manifestantes rodeados por antidisturbios.
Los grupúsculos se dirigieron a la sede de la cadena BFMTV, en el sur de la capital, a la que los chalecos amarillos acusan de dar noticias falsas sobre el movimiento y califican de colaboracionistas del Gobierno del presidente de Francia, Emmanuel Macron. Allí se vivieron momentos de tensión, cuando los manifestantes arrojaron proyectiles contra la fachada de la televisión y las fuerzas del orden que respondieron con gases lacrimógenos, lo que dispersó rápidamente al grupo. Las protestas quedaron así dispersas a lo largo del día por diversos puntos de la ciudad. Aunque el ministerio del Interior no dio de momento cifras oficiales, el descenso de participante de las últimos fines de semana sugiere un declive: 39.000 manifestantes acudieron a las movilizaciones el pasado sábado, frente a los 66.000 de la semana anterior y los 282.000 de la primera jornada, el 17 de noviembre.
Para mantener el orden, 4.100 antidisturbios fueron desplegados este sábado en toda Francia frente a los 10.500 agentes de hace tres semanas. La respuesta policial se concentró ayer en las capitales de provincia, como Marsella, Burdeos, Lyon y Toulouse. En Marsella, un millar de personas asistió a las protestas en el centro de la ciudad, frente al Arco de Triunfo, donde reclamaban una forma de gobierno más participativa con la instauración del referéndum de iniciativa ciudadana.
En líneas generales, los manifestantes consideran miserables los anuncios del Gobierno tras varios sábados de fuertes movilizaciones (un aumento del salario mínimo y otros reajustes a favor del poder adquisitivo) y reclaman concesiones más profundas. En Amiens, donde toda manifestación había sido prohibidas por la Prefectura hasta el próximo 2 de enero, una decena de personas fueron detenidas a primera hora por llevar objetos que podían ser utilizados como armas, según la institución.