Edimburgo - El Parlamento escocés rechazó ayer por amplia mayoría el acuerdo del Brexit, negociado entre el Gobierno británico y la Unión Europea (UE), durante una votación que, aunque no es vinculante, fija la posición oficial de la institución más importante de Escocia. En una sesión que duró más de dos horas, los parlamentarios debatieron la moción presentada por el Partido Nacionalista Escocés (SNP), que gobierna la región, los laboristas, los verdes y los liberales demócratas que pedía rechazar el pacto bajo el argumento de que “empobrecería a Escocia y al resto del Reino Unido”.

La propuesta fue aprobada con los votos de estas cuatro formaciones y solo contó con la oposición del Partido Conservador, que alertó del riesgo de que se produzca una salida no negociada de la UE si, como hizo ayer el Parlamento escocés, la Cámara de los Comunes se opone al pacto en la votación vinculante del próximo martes.

El ministro escocés para el Brexit y representante del SNP en la moción, Mike Russell, argumentó el rechazo al pacto por parte del Gobierno de Escocia porque no incluye la permanencia en el mercado común y la unión aduanera, algo que, aseguró, “dañará severa y permanentemente” la economía debido al descenso de la inmigración.

“En todas las áreas de Escocia hay empresas, organizaciones, comunidades e individuos que sufrirán por un largo periodo de tiempo si se aprueba este acuerdo”, sostuvo y precisó que el análisis de su Ejecutivo demuestra que para 2030 el PIB escocés se reducirá en 9.000 millones de libras (más de 10.000 millones de euros).

Los conservadores se centraron en repetir el mensaje que la primera ministra británica, Theresa May, ha abanderado desde que pactó el texto con Bruselas al señalar que no respaldarlo es arriesgarse a que el país abandone la UE sin ningún tipo de consenso. “Nos guste o no, nos acercamos a esa fecha (la salida de la UE, prevista para el 29 de marzo de 2019). O salimos sobre la base del acuerdo que la primera ministra ha negociado o salimos sin acuerdo, lo que sería un desastre para la economía”, dijo el diputado conservador Adam Tomkins.

Tomkins acusó además al SNP de convertir el Brexit en “un arma arrojadiza” para imponer “la agenda sobre la independencia”. “Sabemos lo que el SNP y los verdes intentan hacer con este debate innecesario. Quieren usarlo para tener más argumentos en su esfuerzo por lograr un segundo referéndum de independencia”, alegó.

En sus intervenciones, los tories también destacaron que varias empresas y asociaciones escocesas han apoyado públicamente el pacto, entre ellas la Cámara de Comercio de Escocia, la Asociación de Whisky Escocés o la Federación de Pescadores Escoceses.

Un acuerdo “condenado” Desde las filas laboristas, Neil Findlay argumentó que el acuerdo está “condenado” y pidió que se celebren unas elecciones generales para acabar con la “incertidumbre” y el “caos total” actual. “Los días de la primera ministra están contados. Por el bien del país, nuestra economía, nuestros empleos, nuestros niños, nuestro medio ambiente y los derechos que disfrutamos, la primera ministra debe admitir que el juego ha terminado y dejar que la democracia prevalezca en unas elecciones generales”, indicó. Por su parte, tanto los verdes como los liberales demócratas apostaron por que la decisión sobre el Brexit vuelva a manos de la ciudadanía con la celebración de una nueva consulta.

La tensión entre el Gobierno de May y el Ejecutivo escocés, al frente del cual está la líder del SNP, Nicola Sturgeon, volvió a intensificarse ayer, después de que el diputado independentista Ian Blackford acusara a la primera ministra de “engañar al Parlamento”. Blackford se pronunció en estos términos tras hacerse público el análisis legal completo sobre el acuerdo, que recoge que la salvaguarda para la frontera irlandesa puede ser indefinida. Eso implicaría que el Reino Unido se quedaría en la unión aduanera y que Irlanda del Norte también estaría alineada con ciertas normas del mercado único hasta que ambas partes pacten una solución alternativa o una nueva relación comercial.