MADRID - El Gobierno puso ayer freno a las especulaciones sobre la continuidad de Dolores Delgado y dio por zanjada la polémica de sus grabaciones con el excomisario Villarejo. La propia titular de Justicia defendió su continuidad en la sesión de control entre fuertes aplausos del grupo socialista, que escenificó su cierre de filas en torno a Delgado poniéndose en pie tras su intervención. “Ni este Gobierno ni esta ministra va a aceptar el chantaje de nadie”, concluyó. Así, el Ejecutivo de Sánchez da carpetazo al asunto y elude por el momento una tercera dimisión que podría obligarle a convocar elecciones anticipadas, una opción de la que no quieren oír hablar ni el PSOE ni sus socios parlamentarios. El propio presidente respaldó a la ministra desde Nueva York, donde asiste al inicio del periodo de sesiones de la Naciones Unidas: “No nos va a marcar la agenda política un corrupto”.
A diferencia de las revelaciones que llevaron a la dimisión a los ministros Màxim Huerta y Carmen Montón -uno por defraudar a Hacienda y la otra por su máster irregular-, en Moncloa defienden que unas grabaciones ocultas de conversaciones en el ámbito privado no son motivo de dimisión. Recuerdan además que la comida con Villarejo y otros mandos policiales que ha sido filtrada se produjo hace nueve años, cuando Dolores Delgado era fiscal de la Audiencia Nacional y no se dedicaba a la política. Por ello, en el Ejecutivo consideran que “no hay caso” y subrayan que el respaldo a Delgado es “absoluto”. Esto no eximirá a la ministra de dar explicaciones: tendrá que comparecer el próximo 10 de octubre en la Comisión de Justicia del Congreso.
Más allá de las explicaciones oficiales del Ejecutivo, la realidad es que Pedro Sánchez no puede permitirse una tercera dimisión en su gabinete, menos cuando tan solo han transcurrido dos semanas desde la de Carmen Montón. Una renuncia más en tan breve lapso de tiempo y en un Gobierno con extrema debilidad parlamentaria colocaría a Sánchez ante el abismo de la convocatoria de elecciones anticipadas. Esto supondría hacer realidad los deseos de PP y Ciudadanos, que claman por unos comicios generales desde que los socialistas alcanzaron en junio La Moncloa. Otro elemento que en las últimas horas ha reforzado la apuesta por la continuidad de Dolores Delgado en el Ejecutivo ha sido el cambio de matiz en el discurso de Podemos, principal socio parlamentario del PSOE. Pablo Iglesias, que el martes reclamaba a Delgado que dejara la política, bajó ayer el listón y eludió pedir su dimisión. Asimismo, espera que la polémica no pase factura a su relación con el Gobierno, al que se comprometió a seguir respaldando pase lo que pase, ya que están en juego acuerdos para “avanzar en materia fiscal, en Sanidad, Educación, Dependencia y pensiones”. La continuidad de la ministra queda reforzada tras el giro de Iglesias, al que en absoluto convienen unas elecciones en la actual coyuntura política, con su partido a la baja como evidenció el CIS esta misma semana. Después de dar carpetazo a la polémica de estos días, los socialistas cruzan los dedos para que no se produzcan más sobresaltos en las próximas semanas, y se conjuran para aprobar los Presupuestos y poder completar la legislatura, evitando así el fantasma de los comicios anticipados. En palabras de la vicepresidenta del Ejecutivo, Carmen Calvo, será Pedro Sánchez quien decida “con su competencia constitucional” cuál es el momento adecuado para convocar elecciones. “Mientras tanto, buscaremos el respaldo de los 350 escaños para gobernar España, normalizarla y recuperar derechos”, añadió Calvo, reiterando la voluntad del gabinete de culminar su mandato. No lo tendrá fácil un Ejecutivo que ni siquiera puede dar por sentado que en los próximos días no vayan a producirse nuevas revelaciones sobre la ministra de Justicia. Aunque por el momento Dolores Delgado aguanta el envite, las filtraciones de audios siguen su curso, adquiriendo tintes insospechados. En las grabaciones publicadas ayer por el digital Moncloa.com, Delgado insinúa relaciones con menores de fiscales y magistrados del Supremo en un viaje oficial a Cartagena de Indias.
ministra “zombi” Mientras tanto, el PP y Ciudadanos siguen exigiendo la dimisión de la ministra y la convocatoria inmediata de elecciones. La estrategia es clara: valerse de la debilidad del Gobierno, acrecentada en un mes que ha resultado fatídico para su estrategia, para cobrarse la cabeza de la titular de Justicia y hacer caer a Sánchez. Los populares no tienen ninguna intención de cejar en su empeño y reclaman con insistencia a Delgado que abandone su cargo. Ayer, el más explícito fue Rafael Hernando, que tachó de “zombi” a la socialista. El diputado del PP calificó de “vergüenza” que la ministra acudiera al pleno, ya que considera que “mancilla la Cámara” con sus mentiras. “Usted es rehén de sus peligrosas amistades con las cloacas, es un zombi al que ni el CIS le va a arreglar la cara”, le espetó con dureza.
Otra voz popular, Dolors Montserrat, acusó al Ejecutivo de “vivir de la mentira” y de gobernar con la ayuda de quienes “odian” España. “Llevan ya tres dimisiones, dos despachadas y una en camino”, auguró. Sin embargo, en Génova admiten que no va a ser tarea fácil lograr la renuncia de Delgado, ya que creen que Sánchez la mantendrá en el cargo a toda costa para no verse arrastrado por la tormenta.
En Ciudadanos también opinan que el Gobierno está “contra las cuerdas” y Pedro Sánchez, “atrincherado” en Moncloa. Según Albert Rivera, Sánchez prometió un Ejecutivo de “estrellas” y tres meses más tarde tiene “un Gobierno estrellado”.