El discurso populista del presidente estadounidense, Donald Trump, se topó hoy con una audiencia escéptica en la Asamblea General de la ONU, que no pudo reprimir la risa al escuchar una hiperbólica defensa de las hazañas económicas del mandatario.
NACIONES UNIDAS. Trump, un presidente alérgico a las críticas, hizo una apuesta arriesgada al llevar a la ONU la misma frase que sus votantes aplauden sin chistar en sus mítines políticos, y que solo consiguió arrancar carcajadas nerviosas en el auditorio donde pronunció su segundo discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas.
"En menos de dos años, hemos conseguido más que casi ningún otro Gobierno en la historia de nuestro país", sentenció Trump al inicio del discurso.
Las risas de algunos diplomáticos se escucharon hasta por televisión y parecieron desconcertar a Trump, quien trató de defenderse con un "es verdad" antes de esbozar una sonrisa y reconocer: "No me esperaba esa reacción, pero no pasa nada".
Las delegaciones presentes trataron entonces de quitar hierro al asunto al intercalar algunos aplausos entre las risotadas, pero pronto marcaron distancias con la retórica nacionalista de Trump al guardar silencio durante el resto del discurso, sin aplaudir ninguna otra frase.
Es más, cuando Trump advirtió de que "Alemania se volverá completamente dependiente de la energía rusa si no cambia el rumbo de inmediato", algunas cámaras captaron las sonrisas y gestos de sorna de la delegación alemana en el auditorio.
Trump trató de restar importancia a esa anécdota en declaraciones a periodistas horas después, al afirmar que le pareció "genial" lo que pasó y que su frase "estaba pensada para provocar risas".
Pero el episodio debió sentar mal a un presidente que a menudo recurre a las supuestas burlas internacionales de las políticas de EE.UU. para justificar sus decisiones más polémicas, como la campaña para construir un muro en la frontera con México o la retirada estadounidense del acuerdo de París sobre cambio climático.
"No queremos que los líderes de otros países se rían más de nosotros. Y no lo harán", proclamó Trump al anunciar el año pasado su ruptura con el pacto global sobre el clima.
"El mundo se está riendo de la estupidez de lo que hemos hecho con la inmigración", advirtió durante un acto en la Casa Blanca el mes pasado.
Esa idea parecía obsesionar a Trump desde 2014, cuando tuiteó que Estados Unidos necesitaba "un presidente que no sea un hazmerreír en el mundo entero".
"Necesitamos un líder realmente grande, un genio en la estrategia y en ganar. ¡Respeto!", escribió el entonces magnate inmobiliario, en una de sus habituales críticas a Barack Obama (2009-2017).
Ben Rhodes, un exasesor de Obama que trabajó en varios de sus discursos ante la ONU, no desperdició la oportunidad de responder a esas antiguas críticas de Trump tras el incidente en el discurso.
"Antes, los presidentes estadounidenses marcaban la agenda global en la Asamblea General de la ONU. Ahora, se ríen de Trump", tuiteó Rhodes.
Thomas Wright, un experto en estrategia internacional en el centro de estudios Brookings, opinó que las risas "tuvieron que dolerle" a Trump, que desde la década de 1980 "ha estado obsesionado con la idea de que la gente se está riendo de los presidentes" de Estados Unidos.
"Nunca ha sido verdad, pero lo ha dicho sobre cada presidente. Y es la primera vez, que yo sepa, que la gente se ha reído de verdad ante un presidente" de Estados Unidos, declaró Wright al diario The Washington Post.
"Creo que le va a volver absolutamente loco. Va a clavarse como una daga en todas las inseguridades que tiene", opinó el analista.