Vitoria - ¿Se puede dar por imposible la integración de Soraya Sáenz de Santamaría en la nueva ejecutiva del PP tras la ausencia de ella y de sus colaboradores en la reunión del grupo del PP en el Congreso?

-No veo ninguna novedad al respeto, ellos ahora tendrán una reunión. Pablo Casado ha sido elegido presidente y Soraya trabajará a favor del partido.

Usted tiene una relación estrecha con Sáenz de Santamaría. ¿Dejará la política, como se afirma en ciertos ámbitos?

-Ella tiene intención de seguir en política, pero las decisiones personales son cosas de las personas y si tuviera otra intención lo anunciaría ella. Hasta donde yo sé, sigue en política.

El PP acaba de renovarse tras salir de La Moncloa.

¿De qué manera se reposiciona ahora usted, que tuvo un peso muy importante en el partido y en el Gobierno en la anterior etapa?

-Yo ya había tomado mi decisión antes del congreso del PP, vine aquí a hacer una labor nada fácil en el País Vasco. Desde el punto de vista personal la renovación no me afecta, ya dije que no tenía ninguna expectativa de un cargo y que tenía que estar aquí haciendo mi papel. Tenía intención, y la mantengo, de mantener mi compromiso de legislatura, y si el partido quiere presentarme a las elecciones. En cuanto a la renovación, ha sido un proceso difícil y sin precedente, pero la ventaja es que ha sido muy rápido y ahora tenemos un liderazgo nuevo que merece una oportunidad por parte de todos, Casado tiene capacidad, y su obligación es reforzar el proyecto del centro derecha y recuperar la confianza de los votantes. Él sabe cómo lanzarse a la conquista de ese centro político que está esperando una referencia en nosotros.

¿Cómo van a preparar los comicios municipales y forales en Euskadi? ¿Habrá también una renovación de caras?

-Ahora vamos al debate de política general y a lo largo de octubre podremos ir definiendo los cabezas de lista, éste es mi calendario, y en principio la propuesta va a ser renovadora por varias circunstancias, una renovación que no tendrá mucho que ver con lo que ha pasado en Madrid. Se va incorporando gente más joven y hay que ir abriendo paso.

Las encuestas anuncian un avance de Ciudadanos, que podría obtener un escaño en el Parlamento en unas eventuales elecciones autonómicas. ¿Cómo piensan marcar la diferencia con respecto a la formación de Rivera en el País Vasco?

-Nuestra preocupación no es lo que haga Ciudadanos en el País Vasco, la alternativa de centro derecha no nacionalista en el País Vasco es el PP. Nuestra preocupación es cómo hacemos una alternativa al PNV, hemos compartido más espacio electoral con ellos que con otros partidos. Hay gente que votó al PNV porque pensaba en la centralidad y la estabilidad y los hechos están defraudando a muchas personas, no entienden los acuerdos con EH Bildu. Nosotros tratamos de mantener actitudes sensatas.

Tras muchos años en los que el Gobierno de su partido ha sido el interlocutor con el consejero Erkoreka para negociar los traspasos de las transferencias, ¿cómo interpreta la presión del Gobierno Vasco a Sánchez para que las materialice? ¿Cree que el PSOE le está dando largas?

-Parece que se va a proceder a la transferencia de líneas de tren que fueron objeto de una sentencia del Tribunal Constitucional y que por tanto su gestión correspondía al Gobierno Vasco. Era una cuestión que ya estaba en trámite con el Gobierno anterior y de momento no ha habido ninguna novedad.

¿Utilizará el PP los Presupuestos vascos como baza para influir en el nuevo escenario, en el que ha entrado en juego EH Bildu con su acuerdo sobre Autogobierno con el PNV, del que se desvinculan sus socios socialistas? ¿Entrarán a negociar como en años anteriores, pese a lo sucedido en el Congreso en junio?

-La pregunta sería más si va a haber Presupuestos en Madrid y quién los va a aprobar, porque vemos que se quiere cerrar un pacto de legislatura entre PSOE y Podemos y que para que el Gobierno continúe necesita los votos de EH Bildu y del PNV. La pregunta es si el PNV va a seguir manteniendo la mayoría del PSOE en Madrid y si les sirve de algo en Vitoria; si eso no te sirve en casa quizás no has hecho muy buen negocio. En segundo lugar ha habido un acuerdo del PNV con EH Bildu en la ponencia de Autogobierno para impulsar un nuevo estatus de corte soberanista, y eso añade más dificultad. ¿Cuál es el proyecto? ¿Una mayoría que pivota en torno a las pretensiones de Podemos en Madrid? Y si el nuevo proyecto es para un camino soberanista en el País Vasco estrecha mucho el margen de que podamos estar allí, pero eso son las decisiones que toma cada cual, nosotros estamos donde estábamos antes, los que se han movido son los demás actores. Estamos dispuestos a hablar de la reforma de la RGI, de la reforma educativa, pero tiene que haber una orientación clara por parte del Gobierno, no puede pretender hacer la política de EH Bildu y que se la vote el PP.

El miércoles anunció que pedirán en el Parlamento la retirada de ese acuerdo entre el PNV y EH Bildu sobre Autogobierno. ¿Creen posible encontrar fisuras en dicho pacto en torno, por ejemplo, al peligro del distanciamiento que implica entre jeltzales y el PSE?

-La posición del PSE siempre es táctica, ellos tienen interés en estar en posiciones de poder, pero es un partido subalterno, es un acompañante de gobiernos, no dirige ni manda pero se meten todos. Habrá que ver qué posición quieren llevar a las municipales y forales, pero todo eso será táctico, como la ruptura de Ciudadanos con el PSOE en Andalucía, y lo modularán probablemente para desvincularse del PNV de cara a las elecciones. Yo no quiero tener una posición táctica, quiero tener una posición de fondo. No sé si hay fisuras entre los socios de gobierno, yo creo que no, que el PSE está a la orden y además el PSOE necesita al PNV en Madrid, pero el problema es que también necesita a Podemos y a EH Bildu.

No comparten la reforma del Estatuto pero sí participarán en la redacción jurídica, y para ello han designado a Jaime Ignacio del Burgo. ¿Por qué él?

-Nosotros no vamos a estar allí con el ánimo de escribir jurídicamente algo que no es legal, pero queremos explicar por qué supera el ámbito constitucional. Le hemos dado muchas vueltas a qué persona nombrar y nos hemos decantado por alguien que tuviera una formación, un profesor que tenga la perspectiva de la doctrina y la reflexión; tiene que tener un conocimiento de la historia del constitucionalismo en la redacción de estatutos en España en los últimos años, y dado que el texto se apoya en una interpretación torticera de la Disposición Adicional Primera decidimos proponer a uno de sus redactores.

¿Dan por perdida la batalla en torno a la Ley de abusos policiales una vez retirado el recurso al Constitucional por parte del Gobierno?

-Tengo dudas sobre si el Gobierno ha prevaricado al retirar el recurso cinco días después de que el Tribunal Constitucional invalidará una ley similar de Navarra. Busca su salvaguarda diciendo que va a cambiar el texto, pero el Constitucional ya ha declarado que hay una reserva de jurisdicción, que no puede haber una comisión que sustituya a los jueces y que hay un derecho a la tutela judicial efectiva, no pueden decretar inocencias y culpabilidades al margen de los tribunales. No es que nosotros vayamos a pelear, es que se está cuestionando el honor de los cuerpos policiales, incluida la Ertzaintza, que pueden ser encausados sin garantías, y por eso no puede ser, es una cuestión de derechos civiles. Vamos a ver qué texto traen, pero tendrán que corregirlo a la luz de la sentencia del TC sobre la ley navarra. No se trata solo de peinarlo, lo tienen que cambiar. Nosotros mantendremos nuestra posición.

Asociaciones de víctimas como Covite avalan el acercamiento de presos y a la vez critican duramente al PP. ¿Por qué se ha resentido la otrora buena relación del PP con las víctimas?

-Yo tengo una visión muy parecida a la que tienen asociaciones como la AVT al respecto de esta cuestión de los presos. El camino de la reinserción es difícil porque exige arrepentimiento, el reconocimiento del daño, el ánimo de colaborar con la Justicia, y en ese marco se producen las progresiones de grado o los acercamientos, que no reagrupamientos. La clave es que sea individualizado, nosotros no estamos ni en contra ni a favor de nada, pero tiene que ser un tratamiento individualizado y lo que sí rechazamos es que se pueda negociar en bloque y que todo el mundo sea igual por una cuestión política. Otros pretenden otra cosa, piden directamente la excarcelación, la impunidad, que las penas no se cumplan, y eso en un estado de derecho no es aceptable. Tienen que cumplir su condena y el estado debe ayudarles en el camino de la reinserción.

El nuevo delegado del Gobierno, Jesús Loza, ya ha marcado claramente esas líneas que usted exige...

-El delegado no puede declarar que va a hacer algo que no esté previsto en la ley, ya veremos los hechos.

¿Por qué levanta tanta oposición en España la exhumación de Franco?

-Se está produciendo una paradoja, se quiere exhumar a Franco y luego vemos colas en el Valle de los Caídos. No sé si estamos consiguiendo el objetivo que se persigue, que es condenar una dictadura represiva, cruel y que violentó los derechos de la gente durante mucho tiempo. Todo esto plantea más interrogantes que los problemas que quería resolver. El presidente Casado quiere una ley de la concordia, y eso retrotrae a la España de los años setenta, que quiso reconciliarse. En la Guerra Civil hubo dos bandos que cometieron tropelías, hubo una larga dictadura que se inició con una represión que duró mucho tiempo, eso dividió a España y enfrentó a las familias, pero siempre hubo una tercera España que buscaba la conciliación y la concordia, incluso en los momentos más crudos de la guerra, y esa voluntad de concordia fraguó la Constitución del 78. Ésa es una propuesta de futuro mucho mejor que construir relatos de parte que enfrenten. Por otro lado me preocupa esto de establecer verdades oficiales; hay una investigación histórica profunda y una reflexión, se ha trabajado mucho en la memoria, y los parlamentos no pueden decirle a la gente que ésta es la verdad porque hemos votado que es la verdad.

Un año después de la DUI, ¿cómo interpreta la escalada verbal que se está produciendo entre la Generalitat y el nuevo Gobierno español?

-Ellos viven dando vueltas a su callejón sin salida y ahí manda Puigdemont, por eso no hay ninguna posibilidad. Viven obsesionados con el proceso judicial, con quedar impunes, pero eso es imposible, tendrán que responder. No veo autocrítica en el señor Torra y eso lleva a una situación de parálisis, ni siquiera van a poder aprobar los Presupuestos, no pueden ni quieren gobernar. Por eso, el buenismo del Gobierno no sirve para nada.

Sí ha hecho autocrítica ERC, cuyo peso social en Catalunya es más que notable. ¿Acabarán yendo por sendas separadas a las de Puigdemont y Torra?

-No sé si va a haber un distanciamiento, ahora hay que conformar las coaliciones para la europeas y las municipales y no sé si tomarán caminos divergentes, puede ser. Vamos a esperar a los hechos, pero a corto plazo no veo movimientos, siguen yendo a Bruselas a recibir instrucciones.