barcelona - Mañana, justo una semana antes de la Diada, el president Quim Torra abrirá con una conferencia política gestada junto a su predecesor Carles Puigdemont un otoño que se prevé caliente en Catalunya. Otro más. Quizás sin la precipitación de acontecimientos que se produjo hace un año con el 1-O y la declaración unilateral de independencia del 27 del mismo mes, pero sí con sus derivaciones, entre ellas la situación de los políticos soberanistas encarcelados, el propio aniversario del referéndum, el impulso a la Crida Nacional del exjefe del Govern o la estabilidad de Torra, que se vería condenado a adelantar las elecciones si no aprueba los Presupuestos. El president reconoció ayer mismo en El Punt Avui que será un “otoño complicado”, y pidió que la Diada del día 11 sea “masiva y la gente vuelva a la calle para dar fuerza a la república catalana”. Además, avisó de que Catalunya “vive en peligro” con el Estado español.

Torra ha echado mano en sus lecturas de verano de Winston Churchill, y es que el primer ministro británico está entre sus referentes hasta el punto de emplear sus tesis en la clausura de la polémica asamblea del PDeCAT. Torra evitará poner fechas concretas, por ejemplo a un Pedro Sánchez a quien se le exigen soluciones más allá de los gestos, a expensas de volver a encontrarse con él -esta vez en suelo catalán-, y aparcará el manido tenim pressa (tenemos prisa). Tras esta conferencia arrancará el Consell de la República, equivalente a un Govern simbólico en el exilio, que será la expresión práctica del Espai Lliure d’Europa para avivar la vía internacional del conflicto catalán, fundamentada en los éxitos de los procesos judiciales que propiciaron todo un sopapo al Estado español y, principalmente, al Tribunal Supremo. Torra hablará de esperanza y esfuerzo de cara a retomar la senda de la “revolución de las sonrisas” que atribuye a la fallecida Muriel Casals, pero con un desafío claro al Gobierno socialista: o hay referéndum o hay ruptura, en tanto que se opone a acatar una sentencia condenatoria del Supremo sobre el 1-O.

La movilización ciudadana será por enésima vez protagonista el Onze de Setembre con el “terremoto sonoro” que ocupará la avenida Diagonal de Barcelona, con la Asamblea Nacional Catalana -que no descarta recuperar los “paros de país” que pusieron en práctica el 3 de octubre y 8 de noviembre de 2017- y Òmnium Cultural de promotores, con la participación de la Generalitat bajo el lema Fem República. En esa línea de actuación hay que unir los actos por el aniversario del 1-O, mes en que se reabrirá la actividad en la Cámara aunque el soberanismo no descarta que haya un pleno en el Parlament en septiembre. Habrá que ver además cómo está por esas fechas la confrontación por la colocación de lazos amarillos en los lugares públicos, con grupos jaleados por Ciudadanos y PP para retirarlos.

situación de los presos Pero serán los juicios a los presos secesionistas los que marquen el punto de inflexión. El miércoles el TS resolverá sobre las recusaciones presentadas por los acusados contra cinco magistrados. Una vez formada la sala, las vistas por los delitos de rebelión, malversación y desobediencia se prevén para noviembre. Aunque desde el Govern se presiona a Sánchez para que meta mano en el tema, si las penas de cárcel son elevadas, la convulsión política resulta difícil de cuantificar, pero si algo ha demostrado el independentismo es su capacidad de reinventarse y no aflojar ni electoralmente pese a sus disensiones internas. La Comisión Bilateral que citó a inicios de agosto a los gobiernos solo sirvió para aludir a cierta distensión pero sin acuerdos prácticos, y es que Sánchez descartó de plano la validez del derecho de autodeterminación y no se afanó en que se aflojara la presión de la Fiscalía sobre los reclusos, que han tenido como único logro ser acercados a Catalunya. El 1 de octubre, además, Jordi Cuixart y Jordi Sánchez, exlíderes de Òmnium y ANC, cumplirán 350 días en prisión preventiva.

En esa fecha del referéndum, amén de aludir al discurso con que dos días después el monarca español Felipe VI se autoexpulsó como rey del pueblo catalán, se revivirán las imágenes de las cargas policiales y el hecho de que los políticos que organizaron la colocación de urnas para ejercer el derecho a decidir estén entre rejas, en espera de juicio, o en el exilio, e incluso, como Puigdemont, casi en el destierro por una cantidad ingente de años. Una jornada que servirá de capital valioso al expresident, en puertas de poner en marcha su Crida Nacional, que suma ya más de 50.000 adhesiones, con una convención que fijará las bases de su futuro y si puede fagocitar a todo el soberanismo en clave electoral, algo complicado.

Tras absorber al PDeCAT desplazando a mandos como Marta Pascal, le resultará complejo seducir a ERC, que con Oriol Junqueras encarcelado, ha optado por la estrategia de abandonar la vía unilateral, lo que le ha granjeado las críticas de los Comités de Defensa de la República y de la CUP, que de no darse pactos con los comunes mediante cesiones sociales sigue siendo crucial para aprobar las Cuentas de 2019, que califican de “autonomistas”, y salvar a Torra. “Los gobiernos acostumbran a dimitir si sus Presupuestos no son aprobados”, avanzó hace semanas. Igualmente, Junts per Catalunya y los republicanos están consensuando la fórmula que haga compatible la suspensión ordenada por el Supremo de Puigdemont, a quien JxCat quiere dar trato diferenciado, y los otros cinco diputados procesados por rebelión, lo que el president da por hecho. Torra quiere llegar al debate del política general del 2 de octubre con todo atado pero, curiosamente, el calendario electoral empezaría a apretar el 27 de octubre, día a partir del cual podría llamar formalmente a otros comicios.

En varias ocasiones el president ha hecho similar llamada: “No vamos a defendernos en ese juicio contra los presos políticos, sino que vamos a acusar al Estado español de promover una causa falsa contra el independentismo”. Ahora bien, ya no usa la palabra “atacar”, que pronunció en la prisión de Lledoners. Y lo hace en su creencia de crear “ventanas de oportunidad”, con el apoyo de la calle a favor de la independencia. Todo ello con el caso Llarena como telón de fondo después de que el Ejecutivo de Sánchez reculara y aceptara liderar su defensa en Bélgica contratando un bufete. Mañana empieza el juicio, coincidiendo con la conferencia de Torra.

Su nuevo movimiento, la Crida Nacional, ya cuenta con más de 50.000 adhesiones para unir a todo el soberanismo en una sola lista. Dirigirá desde Bélgica el Consell para la República.

Mañana abre el curso con una conferencia donde fijará las líneas maestras de los próximos meses con el 1 de octubre como fecha para impulsar desde las calles al soberanismo.