Un total de 116 subsaharianos lograron ayer saltar la valla de Ceuta que separa la ciudad autónoma de Marruecos, según fuentes de la Delegación del Gobierno. El suceso tuvo lugar cerca de las 9.00 horas, cuando un grupo de cerca de 300 migrantes intentó alcanzar suelo europeo por la zona de Finca Berrocal y un centenar lo ha logrado tras cortar la alambrada, según un comunicado difundido por la Guardia Civil.
Éste segundo asalto masivo se produce casi un mes después de el pasado 26 de julio, cuando otras 602 personas lograran acceder a Ceuta por el mismo lugar. El salto se ha producido el día en el que se celebra la Pascua del Sacrificio en Marruecos y en que también es festivo en la ciudad autónoma. En este caso, los migrantes volvieron a lanzar contra los agentes fronterizos botellas “con líquidos lesivos” como “excrementos, sangre, cal viva y ácidos”, según fuentes de la Asociación Unificada de la Guardia Civil (AUGC). Para lograr su objetivo, los subsaharianos emplearon recursos similares a los empleados el pasado 26 de julio. Utilizaron de nuevo cizallas para cortas partes del alambrado de la valla. “Algunos la saltaron y otros la atravesaron”, explicó un agente que asegura que la acción se caracterizó por “la violencia y la agresividad”. Asimismo, los migrantes utilizaron también “cal viva, ácido de baterias y excrementos” que arrojaron a los guardias civiles, según fuentes de la Delegación del Gobierno. La Guardia Civil asegura que también les arrojaron botellas llenas de sangre.
El salto se produjo justo durante el rezo que se realiza previo al sacrificio de los animales, en torno a las 9.00 horas, y deja siete guardias civiles heridos leves por quemaduras con cal viva que los asaltantes han utilizado para acceder a la ciudad autónoma. Fuentes de la Delegación de Gobierno de Ceuta informaron de que uno de los agentes tuvo que ser trasladado al Hospital Universitario de la ciudad, aunque su pronóstico es leve. De los siete agentes asistidos, dos fueron dados de baja para el servicio por las lesiones sufridas, según la Guardia Civil que subrayó que las fuerzas auxiliares marroquíes “consiguieron controlar parte del elevado número de inmigrantes que pretendían acceder contribuyendo a reducir la intrusión”. Según informó El Faro de Ceuta, se trata de algunas de las personas que quedaban en los montes próximos a la ciudad tras las redadas impulsadas por Marruecos, que acaban en detenciones y expulsiones de los migrantes al sur de Marruecos. El país magrebí recibe una importante suma de dinero de la Unión Europea -decenas de millones de euros- con el objetivo de reducir la llegada de inmigrantes.
Una vez en la ciudad autónoma, el grupo de migrantes emprendieron la carrera en dirección al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) al grito de “¡Boza!” (victoria) y algunos vecinos les proporcionaron agua dentro de sus casas. Varios migrantes fueron atendidos por las ambulancias de la Cruz Roja con heridas, cortes y contusiones leves. Cinco de los migrantes fueron evacuados al Hospital Universitario desde el CETI.
Polémica con las concertinas Inmediatamente de conocer el asalto a la valla, el portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, advirtió al Gobierno de Sánchez de que los últimos saltos a la valla de Ceuta demuestran que sería “una gran irresponsabilidad” retirar las concertinas, tal y como anunció pocos días después de asumir el cargo el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. Además, subrayó que, a su juicio, tienen este tipo de “gestos” que dan a entender que en el Estado existe una “política de puertas abiertas”.
Las concertinas son unos alambres equipados con cuchillas cortantes que se instalaron coronando las vallas fronterizas de las ciudades de Ceuta y Melilla en el año 2005 por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero, aunque dos años después, el mismo Ejecutivo ordenó retirarlas de una parte del vallado melillense por las heridas que causaban en quienes intentaban rebasar el perímetro.
El Gobierno de Mariano Rajoy decidió colocar más concertinas en las vallas fronterizas en 2013 -año en el que Cosidó estaba al frente de la Dirección de la Policía Nacional-, una acción que provocó numerosas críticas. De hecho, en 2014, el ahora presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se comprometió a retirarlas en caso de que llegase a La Moncloa.
Por su parte, la secretaria de Estado de Seguridad, Ana Botella, insistió ayer en que Interior el Gobierno trabaja “en una alternativa a las concertinas”, lo que no significa que éstas vayan a desaparecer, sino que se busca “una alternativa en la configuración de una valla que puede ser mucho menos lesiva y mucho más efectiva en evitar los saltos”.
Además, reprochó al PP la “estrategia de provocación y utilización partidista de un tema como la inmigración”. “La valla pretende frenar los saltos, lo que se puede lograr sin que haya ese nivel de heridos cuando pasan por ese material”, manifestó la secretaria de Estado.
Botella señaló que la circunstancias “todavía son las que son” y aunque indicó que la solución pasa por la colaboración con Marruecos para evitar las concentraciones en la frontera en Ceuta y Melilla y que se produzcan los saltos, también se intenta proteger al máximo a los agentes.
Esa protección pasa, según Botella, por aumentar las dotaciones y dotarlos de todos los elementos de protección que puedan tener. “Estamos reforzado también su seguridad porque son nuestros efectivos y están ahí para poder hacer su trabajo con toda la seguridad”, afirmó.
Sobre las críticas del PP a la política de inmigración del Gobierno, Botella instó a “repasar qué ha hecho, como partido y como gobierno, en los últimos años para mejorar la situación en el ámbito de la inmigración” y destacó que los mayores saltos a las vallas de Ceuta y Melilla se han dado en épocas del Gobierno reciente del PP. También criticó que el Gobierno anterior no estableciera una estrategia en esos años, ni siquiera “una tan básica como un centro de acogida en el sur”. - DNA