El lehendakari, Iñigo Urkullu, envió ayer sendos telegramas al president de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra, y a la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, para trasmitirles su solidaridad con el pueblo catalán en vísperas del homenaje a las víctimas de los atentados yihadistas en Barcelona y Cambrils (Tarragona) que hace un año se cobraron la vida de 16 personas. El jefe del Ejecutivo autonómico les anunció, además, que ni él ni ninguna otra representación del Gobierno Vasco estará presente en los actos organizados con motivo del primer aniversario de los dos atentados el 17 y 18 de agosto del año pasado.

En las misivas enviadas a los dos mandatarios catalanes el lehendakari muestra su empatía con el sufrimiento vivido “por el pueblo catalán” hace un año a raíz de los atentados en la Rambla barcelonesa y en Cambrils. Según señala, se trata de una “solidaridad ya expresada en persona con la asistencia el año pasado a la manifestación desarrollada en repulsa de los citados atentados”.

La manifestación estuvo encabezada por las víctimas y los miembros de los equipos de seguridad y emergencias que ayudaron tras los ataques y tras ellos una segunda comitiva en la que participaron el rey Felipe VI, el entonces presidente del Gobierno español Mariano Rajoy, la alcaldesa Colau y casi todos los presidentes de comunidades autónomas del Estado español, entre ellos el lehendakari.

Urkullu recuerda en los telegramas que en Euskadi, además del anual Día de la Memoria del 10 de noviembre, se celebra todos los 11 de marzo “un acto único de conmemoración por todas las víctimas del terrorismo convocado por el Gobierno Vasco”, que coincide con el Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo. Este año se celebró en Bilbao con una participación amplia y plural de víctimas de ETA, GAL, de abusos policiales y de grupos de extrema derecha.

Los actos de homenaje de este año están marcados por la polémica en torno a la asistencia del rey. Los soberanistas han sido refractarios a su presencia desde el primer momento, incluido el president Torra, pero a medida que se acerca la fecha han modulado sus posiciones y finalmente no parece que van a boicotear los actos en los que el monarca esté presente.

A pesar de los reiterados pronunciamientos públicos en sentido contrario, la líder de Ciudadanos en Catalunya, Inés Arrimadas, elucubró con un “boicot” del independentismo ante la presencia de Felipe VI en los actos del aniversario del atentado del 17 de agosto de Barcelona y Cambrils, y lamentó que el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, “sea el único que no lo vea”. En una entrevista de la Cope, la dirigente de la formación naranja aseguró que los partidos independentistas y el Govern “van a aprovechar la ocasión para intentar desacreditar e insultar al rey”.

Ciudadanos exige al presidente Sánchez que haga una declaración pública en defensa del jefe del Estado si se produce cualquier incidente. La formación de Albert Rivera da por seguro que “recibirá pitadas y un recibimiento impropio”.

El homenaje del 17 de agosto está organizado por el Ayuntamiento de Barcelona que ha previsto un acto central en la plaza Catalunya, a pocos metros del lugar por donde accedió a la Rambla la furgoneta que llenó de horror el paseo barcelonés durante la mañana con una actuación musical y la lectura de un texto en catalán, castellano, francés, portugués, italiano y alemán, los idiomas de los fallecidos en el atentado yihadista. La alcaldesa Colau pretende una ceremonia “sencilla y emotiva” en la que el protagonismo recaerá en los heridos y familiares de las víctimas. Busca evitar un papel preponderante de políticos e instituciones.

Por ahora nadie sabe qué autoridades acudirán al acto y más teniendo en cuenta que protocolariamente la Casa Real solo comunica la asistencia a los actos a los que acude por motivos de seguridad y sin necesidad de ser invitado. De todos modos, se da por hecho que el rey estará presente en Barcelona. Ni partidos ni entidades independentistas han hecho, por el momento, ningún tipo de proclama para convertir el homenaje a las víctimas en una nueva protesta por las represiones judiciales tras el procés soberanista.

La manifestación del año pasado, a poco más de un mes del referéndum del 1-O se celebró en un ambiente enrarecido. El rey y Rajoy fueron recibidos con abucheos y pitidos y la marcha permitió ver juntos al monarca y al entonces president de la Generalitat y ahora exiliado en Bélgica, Carles Puigdemont. Una imagen que este próximo viernes no se producirá.