- El lehendakari acude hoy a La Moncloa con optimismo por la sensibilidad que parece estar mostrando el presidente Sánchez ante las demandas vascas, y espera traducir las buenas sensaciones en compromisos concretos pero, al mismo tiempo, Urkullu ha evitado inflar las expectativas porque es consciente de las limitaciones a las que se expone el gabinete socialista, y también de la ambición del programa del Gobierno Vasco en lo que concierne al cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika. Urkullu cruzará a las 12.00 horas las puertas de La Moncloa para reunirse con el presidente español, con quien mantiene una relación muy fluida en lo personal, que espera que se traslade al ámbito político. Tanteará a Sánchez sobre las transferencias pendientes, y sobre las opciones de adaptar la política aplicada a los presos al nuevo tiempo sin ETA. Se espera que esta reunión pueda arrojar luz sobre los límites de cada uno para abordar las negociaciones y sobre qué conceptos se puede empezar a debatir. Urkullu espera que se abra el melón competencial, y salir de la cita con un horizonte más claro y concreto sobre los traspasos.
El viernes de la semana pasada se produjo un primer encuentro exploratorio entre el consejero Erkoreka y la ministra Batet para hablar sobre las 37 competencias, un gesto que puede interpretarse como una señal inequívoca de que Madrid quiere abrir este melón porque, de lo contrario, no se hubiera producido esta primera misión de expedición sobre las intenciones del Gobierno Vasco. Hoy se podría producir un impulso político de alto nivel entre Sánchez y Urkullu para abrir las conversaciones, y el Gobierno Vasco espera tener un horizonte más claro en el calendario para ir situando las transferencias pendientes, porque también existe un mandato del Parlamento Vasco en este terreno y porque cumplir el Estatuto es ley y una tarea pendiente desde hace cuatro décadas. En cuanto hubiera un acuerdo más o menos cerrado sobre alguna materia, se convocaría la Comisión Mixta.
cárceles El presidente español, además, también se ha mostrado partidario de un cambio en la política penitenciaria, aunque no habrá movimientos masivos y medirá sus pasos ante la vigilancia de las víctimas. En ese ámbito tiene un terreno simbólico muy amplio para realizar gestos que no tendrían ningún coste económico para su gobierno, un dato que no es menor si se tiene en cuenta que acaba de renunciar a una reforma de la financiación de las comunidades autónomas de régimen común y probablemente ese escenario le lleve a medir sus cesiones a Euskadi en el ámbito monetario para no desatar un conflicto con otros territorios. Además del acercamiento de los presos y la liberación de los enfermos, la transferencia de prisiones podría suponer un alivio político para el Gobierno español porque quitaría de sus espaldas buena parte de la presión de la opinión pública y del peso que supondría en Madrid gestionar la concesión de progresiones de grado o permisos de salida.
Si se tratara de no asumir costes políticos, el gesto más rápido y sencillo sería la convocatoria de la Comisión Mixta para transferir las dos líneas de ferrocarril obligadas por el Tribunal Constitucional (Basurto Hospital-Ariz e Irauregi-Lutxana-Barakaldo). El acuerdo de coalición entre PNV y PSE en la comunidad autónoma contribuye también a que Sánchez se aproxime con otra mirada a la letra del pacto de gobierno, que pide el traspaso de las 37 competencias pendientes y fija como prioridad la gestión del régimen económico de la Seguridad Social (recaudar las cotizaciones y pagar las prestaciones, mientras Madrid continuaría regulando la cuantía de la pensión) y las prisiones (en aplicación de la legislación penitenciaria estatal). Por ahora, el Gobierno Vasco insiste en que hay “buenas perspectivas”, pero evita generar expectativas y se tensa ante la posibilidad de que este clima de opinión pueda generar incomodidad no solo a Sánchez, sino a sus socios de gobierno del PSE.
Otras demandas que planteará Urkullu tienen que ver con las inversiones en las infraestructuras vascas (sobre todo, el TAV, el aeropuerto de Foronda y el puerto de Pasaia), y las sensaciones de Sánchez ante la apuesta del PNV por una relación de igual a igual con el Estado en el nuevo estatus. Sánchez apuesta por una reforma de la Constitución española, pero los jeltzales no la ven necesaria existiendo los derechos históricos de Euskadi y, además, no ven el consenso necesario en el Congreso y les preocupa qué suerte puede correr el autogobierno vasco si se somete a disección en una mesa de operaciones en la que esté Ciudadanos. En el ámbito social, comparten la solidaridad con los refugiados y la necesidad de acogerlos.
Sánchez y Urkullu “hablaron mucho” en los días previos a la declaración unilateral de independencia catalana y la suspensión del autogobierno, y el presidente español tiene desde entonces muy en cuenta sus opiniones sobre el modelo de Estado. Además, el PNV fue uno de los partidos que apoyó la moción de censura del socialista para desalojar a Mariano Rajoy, y Sánchez aseguró públicamente en su discurso en el pleno que pretende convertir a los jeltzales en sus socios preferentes. De hecho, Sánchez se ha reunido ya con el presidente del PNV, Andoni Ortuzar, para sellar un compromiso con la estabilidad y procurar que la legislatura aguante hasta 2020, y asume que para ello tendrá que atender la agenda vasca. Por último, Sánchez ha decidido respetar el orden de convocatoria de los presidentes, que provoca que el lehendakari sea el primero en pasar por su despacho por gestionar el territorio con el Estatuto más antiguo. Podría haber citado primero a Torra, pero no lo hizo. También se reunió antes con Ortuzar que con Pablo Iglesias. Sin embargo, en el entorno socialista quieren evitar que cualquier gesto se interprete como un pago por su apoyo a la moción de censura.
Podemos y la agenda soberanista. El secretario general de Podemos Euskadi, Lander Martínez, se mostró ayer a la expectativa de conocer el planteamiento de Urkullu en la reunión pero, al mismo tiempo, avisó de que el PNV “está cerrando una agenda soberanista” con EH Bildu. Recordó que el cumplimiento íntegro del Estatuto de Gernika es una demanda que Podemos apoya, pero sembró la duda sobre la agenda de Urkullu por el planteamiento soberanista del PNV en el nuevo estatus.