Seúl - El régimen norcoreano se ha comprometido a deshacerse de sus armas nucleares sin pedir a cambio la retirada de las tropas estadounidenses de la península de Corea, según Seúl, lo que allana el camino para las próximas cumbres con Pyongyang. “Corea del Norte ha expresado su intención completar su desnuclearización (...). Y no está haciendo ninguna demanda que EEUU no pueda aceptar, como la retirada de las tropas estadounidenses”, afirmó el presidente surcoreano, Moon Jae-in, en una reunión este jueves cuyo contenido fue revelado ayer por los medios de comunicación surcoreanos.

Se trata de la primera vez que Seúl menciona que la retirada de las tropas estadounidenses de la península no estaría en la lista de requisitos de Pyongyang ante las negociaciones sobre el abandono de su programa de armas nucleares.

El régimen del líder norcoreano, Kim Jong-un, siempre ha sostenido que el desarrollo de su arsenal atómico se basa en la necesidad defenderse de las “políticas hostiles” de EEUU en el lado sur de su frontera.

En la actualidad, unos 28.500 soldados estadounidenses se encuentran desplegados en Corea del Sur, un país con el que realizan sofisticadas maniobras conjuntas cada primavera y otoño y que son vistas por parte del Norte como una amenaza de invasión e incluso un ensayo para derrocar al régimen.

La retirada de estas tropas del territorio surcoreano sería el asunto más espinoso para unas negociaciones con Pyongyang, explicó el profesor Mun In-chul, del Instituto de Estudios para la Paz y la Unificación de la Universidad de Seúl. “Esto pondría a Seúl en una posición muy incómoda porque esa exigencia condiciona la alianza con Washington que ha existido desde el fin de la Guerra de Corea (1950-1953)”, dijo.

En medio de un clima de acercamiento con el régimen de Pyongyang tras meses de amenazas y elevada tensión, el presidente surcoreano se reunirá con Kim Jong-un el próximo viernes 27, una cumbre a la que seguirá otro encuentro histórico, el de Kim con el presidente de EEUU, Donald Trump.

Moon se está esforzando en servir de mediador y apuesta por la vía diplomática para resolver el problema nuclear norcoreano, por lo que insiste en que su Gobierno estaría dispuesto a “ayudar a reducir las diferencias entre Washington y Pyongyang para explorar condiciones realistas que puedan ser aceptadas por las dos partes”. Durante la reunión de este pasado jueves con propietarios de medios de comunicación, el presidente señaló que Corea del Norte estaría dispuesta a llevar a cabo una desnuclearización completa, además de congelar su desarrollo nuclear a cambio de que se frenen “las políticas hostiles contra el régimen y se garantice su seguridad”, según unas declaraciones recogidas ayer por el diario Korea Joongang.

En este sentido, el Ejecutivo de Seúl reconoció esta misma semana que buscará impulsar un acuerdo de paz con el Norte durante la histórica cumbre entre sus líderes el próximo viernes, lo que podría poner fin a la situación de guerra técnica en la que se encuentran los dos países y facilitaría la desnuclearización de la península.

La Guerra de Corea concluyó el 27 de julio de 1953 con un armisticio firmado por el Norte con China y Estados Unidos, que nunca fue reemplazado por un tratado de paz definitivo. La compleja negociación de la paz, que debería hacerse a tres o cuatro bandas, se ve por parte de Seúl como el camino para que Pyongyang renuncie a su programa armamentístico nuclear sin temer por la permanencia del régimen.

Mientras, Seúl y Pyongyang continuaron ayer con los preparativos para la cumbre del día 27, la primera de los dos países en 11 años. Un histórico encuentro en la frontera de los líderes de ambos países.

Por otra parte, el Partido de los Trabajadores de Corea del Norte celebraba ayer un pleno en el que se apuntaba a que tomaría decisiones en el marco del “importante período histórico” que vive el país de cara a las cumbres convocadas entre Kim Jong-un y los presidentes de Corea del Sur y Estados Unidos.

el ‘teléfono azul’, vuelve a sonar Las dos Coreas cuentan ya a partir de ayer con una línea telefónica directa entre el líder norteño, Kim Jong-un, y el presidente del Sur, Moon Jae-in, de cara a la histórica cumbre que ambos mantendrán el próximo 27 de abril.

La línea comunica directamente la Casa Azul (la oficina presidencial surcoreana) con la Comisión de Asuntos de Estado norcoreana, que preside Kim, según explicó ayer en un comunicado uno de los responsables del comité preparatorio surcoreano para la cumbre.

En el caso surcoreano, el teléfono para la mencionada línea se encuentra “sobre la mesa del presidente Moon” y Seúl realizó una llamada de prueba y “la conexión fue perfecta”, añade la nota

Pyongyang también hizo después otra llamada sin que se registrase ningún problema técnico. Seúl ha defendido que una línea telefónica directa entre los dos líderes es fundamental para aliviar las tensiones transfronterizas porque contribuye a evitar malentendidos o lagunas en la comunicación de los dos países, técnicamente aún en guerra, que puedan llevar a un choque bélico.

Aunque no se ha confirmado oficialmente, se cree que Moon y Kim podrían mantener en los próximos días una conversación telefónica previa a su cumbre del día 27.

Ambos líderes se reunirán ese día en la zona desmilitarizada de la frontera intercoreana, para tratar sobre la posible desnuclearización del régimen de Pyongyang, en la que constituirá la primera cumbre entre líderes de los dos países en once años.

La cumbre servirá a su vez para preparar el histórico encuentro que Kim se ha comprometido a mantener en mayo o junio con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para hablar también del programa atómico norcoreano.

Será la primera vez que líderes de estos dos países se reúnan tras siete décadas de confrontación a raíz de la Guerra de Corea (1950-1953), y 25 años de negociaciones fallidas y tensiones en torno al programa nuclear norcoreano. - Efe