vitoria - Hace casi tres años, la OMS encendió todas las alertas al declarar que las carnes procesadas (salchichas, jamón, hamburguesas o bacon) causaban cáncer y al asegurar que comer carnes rojas (vaca, ternera, cerdo y cordero) podían causarlo. La contundencia de dichas afirmaciones generaron una gran polémica y una caída en picado del consumo. Ahora, sin embargo, los médicos, a través de Sociedad Española de Medicina de Atención Primaria (Semergen) defienden el alto valor nutricional de la carne roja y, más en concreto, la de vacuno, y por ello aconsejan comer entre tres y cuatro raciones semanales de unos 150 gramos, en torno a medio kilo a la semana, y acabar con los bulos que la vinculan con posibles riesgos para la salud. Eso sí, seleccionando siempre aquellas piezas que sean más bajas en contenido graso.

“En los últimos tiempos hay demasiados bulos o falsos mitos al respecto que debemos poner en su justa medida”, defendió el presidente de esta sociedad científica, José Luis Llisterri. “A la consulta viene gente preguntando si puede comer jamón, salchichas o carne de buey, nos preocupa porque hay muchos mensajes contradictorios y hay muchos falsos mitos que hay que enterrar”, criticó este facultativo, que admite que la preocupación es mayor entre adultos jóvenes o con un mayor consumo de estos alimentos.

Y aunque los últimos datos apuntan que el consumo de carne y derivados en España es de 143 gramos por persona y día, en el caso de la carne de vacuno es de apenas 15,4 gramos y su consumo ha ido disminuyendo a lo largo de los años, según datos de la Fundación Española de Nutrición. “Igual que existe una cultura alrededor del vino, también debe haber una cultura de la carne”, asegura el director general de esta entidad, José Manuel Ávila, que destaca que la carne de vacuno es un alimento rico en proteínas de alto valor biológico, con presencia de aminoácidos esenciales.

Marisa López Díaz-Ufano subraya su aporte en vitaminas del grupo B y minerales como el hierro, el potasio, el fósforo o el zinc, que favorecen un “adecuado funcionamiento del sistema nervioso o muscular”, al tiempo que aporta ácidos grasos poliinsaturados y ácido linoleico conjugado, beneficiosos para la salud cardiovascular. De hecho, esta experta rechaza que su consumo se asocie a un mayor riesgo cardiovascular ya que en otros países donde se come más no hay más mortalidad por cardiopatías.

la leche, en la picota Pero, además de la carne, la leche es otro alimento básico que se ha puesto en cuestión, asegurando que puede aumentar las probabilidades de aparición de células malignas o de enfermedades degenerativas como la esclerosis múltiple y el Párkinson. De hecho, estudios como el de EAE Business School sobre El gasto en alimentos básicos 2017, constatan una caída progresiva en el consumo de leche liquida. En España se ha pasado en el año 2012 de 81 litros por habitante a 74 en 2016, lo que representa un descenso del 9%. En concreto, en el País Vasco, el gasto de leche ha bajado de 61 euros por persona en 2011 a 58 euros en 2016. Un fenómeno que se debe a la aparición de productos sustitutivos con la irrupción en el mercado de una gran variedad de leches vegetales (soja, almendra, coco, arroz etc...). Asimismo, las empresas lácteas desarrollan alimentos funcionales cuyo mercado crece con fuerza. Y así tenemos leches infantiles, yogures para beber y bebidas lácteas innovadoras.

Para revertir esta situación, han surgido campañas que hacen hincapié en que “la leche sí que es un superalimento, aunque la moda no lo considere así”. Asimismo ponen el acento en los problemas que genera la ausencia de su ingesta “especialmente en los niños y en la tercera edad”.

malos hábitos Frente a esta sucesión de avisos nutricionales y con numerosos alimentos puestos en la picota, el nutricionista, Aitor Sánchez lo tiene claro. “Nuestros problemas de salud no son por infecciones, sino por malos hábitos continuados. Comemos peor que nunca desde el punto de vista de la salud y mejor que nunca respecto a la seguridad”, dice Sánchez, que pertenece a la sociedad científica Dietética Sin Patrocinadores y critica también los mensajes confusos que llegan a la sociedad respecto a comer seguro y a comer sano.

“Ningún alimento que sea sano necesita que se advierta de su consumo y si se hace es que ya sabemos que es perjudicial”, apunta respecto a productos como la cerveza, el vino, los dulces o los embutidos.

Compra ecológica. Se compra más producto por unidad con el fin de evitar el despilfarro. Se tiende a la compra a granel o con un empaquetaje más liviano y reciclable.

Listos para consumir. Los estudios detectan un crecimiento de consumidores veganos y vegetarianos. Así como un crecimiento en productos listos para consumir, los denominados de cuarta gama.

Los ciudadanos que toman más fruta y verdura son aragoneses, asturianos, vascos y navarros con 245, 233, 228, 227 kilos por habitante y año.

Una conocida cadena de hipermercados vasca ha puesto en marcha una campaña en la que comercializa quince variedades de frutas y hortalizas “feas”, para “concienciar sobre el derroche de alimentos que estén en condiciones de ser consumidos y evitar su desperdicio”.

A nivel de fruta y verdura la ampliación de la oferta con productos de importación fuera de temporada ha elevado el coste de compra, al igual que la agricultura ecológica.

El pan ha aumentado sus elaboraciones con cereales minoritarios (espelta, trigo sarraceno, centeno...), productos enriquecidos con fibra y semillas. El pan integral sigue contando con una gran aceptación y es percibido como más saludable. También se han incorporado especialidades de otros países y regiones.

Se recuperan técnicas antiguas, tanto de preparación de masas como de cocción, que amplían la gama de sabores. Se generan productos para colectivos con necesidades especiales: panes sin gluten, sin sal, con omega3 o enriquecidos con proteína. La innovación en las fórmulas de cocción alarga su vida útil.

A nivel internacional, los países en los que más se gasta por habitante en pan y bollería son Bélgica, Alemania y Holanda con 230€, 179€ y 169€. En el Estado español se gastan 96€.

Respecto a la leche, Irlanda es el que más gasta por habitante con 104 euros, los españoles desembolsan 55 y los vascos 58.

Aitor Sánchez es tecnólogo de los alimentos.

polémica José Luis Llisterri, presidente de la Sª de Medicina de Atención Primaria, se hace eco de la preocupación sobre los efectos del consumo de carne roja.