Los partidos vascos han hilado fino para redactar sus propuestas para el nuevo autogobierno y, en el caso del PNV, el esfuerzo se ha volcado en buscar un cauce legal para dotar de legitimidad jurídica a la voluntad ciudadana. Así, en lugar de apelar al derecho a decidir lisa y llanamente, los jeltzales se agarran a los derechos históricos de los territorios vascos, garantizados por la Constitución, para cuadrar el círculo. Un derecho “diluido”, en palabras del coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi. Ayer, sin embargo, el lehendakari Urkullu defendió expresamente al derecho a decidir después de que el presidente del PP vasco, Alfonso Alonso, le preguntara en el Parlamento por un texto, el del PNV, que “desborda el marco constitucional”.

“Las propuestas planteadas -dijo Urkullu- defienden el derecho a decidir de forma legal y pactada”. A juicio del lehendakari, Alonso “confunde el derecho de autodeterminación con declaración unilateral de independencia; confunde autodeterminación con el principio democrático del derecho a decidir, integrador de voluntades, con voluntad integral de todas las formaciones políticas, con voluntad pactada, como es lo que se plantea. Y hoy -añadió- no se está planteando el derecho de autodeterminación”.

Según el lehendakari, el derecho a decidir “es la esencia de un sistema que garantiza que todas las ideas son libres y se pueden defender, desde la legalidad, por vías pacificas y democráticas”, postulados que, afirmó, defiende “hasta el presidente del Gobierno español”. En todo caso, afirmó, “la adhesión al derecho de autodeterminación define una posición política democrática”, un derecho “positivo, vinculado con los restantes derechos humanos y que, además, es reconocido por el Tribunal de Justicia Internacional; un derecho, además, el de autodeterminación, en constante evolución, que no es posible sin negociación con el Estado y sin el cumplimiento de los compromisos con los tratados y con los pactos internacionales”.

Posiblemente el salto dialéctico del lehendakari tenga que ver con la preocupación expresada ante algunas duras reacciones políticas y mediáticas al texto del PNV, pese a estar deliberadamente alejado de la apuesta final catalana por la unilateralidad. Ayer, en ese sentido, Urkullu atacó duramente a los protagonistas de dichas reacciones. Según dijo, “es la ruptura de este principio -el de que todas las ideas se pueden defender- la que conduce a la inestabilidad”, y citó en ese sentido “la exclusión y la imposición unilateral, los portazos, la desatención a la voluntad social mayoritaria y la falta de respeto institucional, la ausencia de diálogo con voluntad de acuerdo o la extralimitación en la aplicación del artículo 155”. Y entre todos los factores de desestabilización, Urkullu destacó “el déficit de cultura democrática, el déficit de un dialogo con voluntad de alcanzar acuerdos para resolver la crisis del modelo territorial”.

El lehendakari también puso sobre la mesa “una de las paradojas de España”, que “los partidos nacionalistas que en Madrid denominan provinciales o periféricos de forma despectiva han garantizado la estabilidad del Estado”.

Además, Urkullu salió en defensa de los grupos parlamentarios vascos, capaces de realizar sus aportaciones en la ponencia de Autogobierno ajustándose “a aquello que es avalado por una mayoría significativa de la sociedad vasca”, aunque sin renunciar “a sus esencias y aspiraciones finales”. En cuanto al PNV, el lehendakari aseguró que “se ha exigido realismo, flexibilidad y altura de miras para avanzar desde el máximo consenso”, y por otro lado recordó que el pasado jueves “el 88% de esta Cámara aprobó reivindicar la defensa del autogobierno como derecho de la ciudadanía vasca, para que las decisiones que le afectan no se tomen prescindiendo de su voluntad”.

Alonso, por su parte, acusó al PNV de redactar un texto inconstitucional “a pesar de sus apariencias”, y de hacer aparecer “un nuevo sujeto que nace sin duda del derecho pretendido de autodeterminación”. El líder del PP vasco dijo que la apuesta jeltzale “es ciertamente nostálgica, nos retrotrae a tiempos pasados y a caminos que ya hemos recorrido”, y le advirtió a Urkullu del peligro que a su juicio conlleva dicha propuesta para la estabilidad “que le permite a usted tener dos presupuestos, hacer una reforma fiscal y abordar el futuro con garantías”.

Advirtió además, en referencia al auge de Ciudadanos, de que “hay gente que está deseando que aquí entremos en un conflicto, porque quiere que el río se revuelva para tratar de pescar alguna ganancia”.