barcelona - Comienza una semana que se antoja clave para el futuro político de Catalunya, con una fecha clave a mitad de semana: el miércoles 17, día de la constitución de la Cámara catalana y de la conformación de la Mesa, el órgano en torno al cual girarán todos los debates de la legislatura que comienza, empezando por dar luz verde o no a la investidura telemática de Carles Puigdemont. A 48 horas del arranque del Parlament, el candidato de JuntsxCat mantiene su pulso para revalidar la presidencia de la Generalitat, a pesar de las reticencias de sus aliados de Esquerra.
Lo que pueda ocurrir en la futura sesión de investidura -que previsiblemente se celebrará a finales de mes o principios de febrero- se empezará a vislumbrar a partir del miércoles, una vez se haya constituido la Mesa de la Cámara que, salvo sorpresas, controlarán los independentistas. Juntsxcat, ERC y la CUP no sumarán mayoría absoluta en el pleno inaugural -al faltar Puigdemont y los diputados electos que permanecen en Bruselas- pero los unionistas no han sido capaces de articular una mayoría alternativa con el rechazo de Catalunya en Comú-Podem a respaldar al candidato de Ciudadanos. Así, los soberanistas se harán previsiblemente con el control del órgano que rige el Parlament por mayoría simple. Y, a partir de ahí, se pondrán sobre el tablero las opciones para intentar restituir a distancia al president cesado.
En la candidatura de Carles Puigdemont siguen insistiendo en que su investidura es viable y en que es la única hipótesis con la que trabajan, aun incluso en contra del criterio de los letrados del Parlament. Así lo trasladó ayer el exconseller y diputado electo Josep Rull, que aseguró que hay una mayoría suficiente para materializar la elección de su líder, que es “perfectamente posible dentro de la ley y del reglamento”. Además, Rull incidió en la idea de que la restitución de Puigdemont significaría el regreso de la normalidad democrática a Catalunya, y criticó la estrategia judicial del Gobierno de Mariano Rajoy, que ya ha amenazado con recurrir inmediatamente la investidura telemática. “Es inaudito que alguien pretenda ganar en los tribunales y a través de la cárcel aquello que es incapaz de ganar a través de las urnas. Si aceptamos esto estaremos hipotecando severamente el autogobierno de Catalunya pero también la democracia en Catalunya, en España y en Europa”, argumentó. Finalmente, el dirigente de JuntsxCat dijo que es “inaudito e inverosímil” que la Justicia española no permita acudir a los plenos a los parlamentarios encarcelados.
Por mucho que en la candidatura de Carles Puigdemont den por hecho que esta semana se iniciará el proceso parlamentario hacia su restitución, sus principales aliados son más reticentes. En ERC no ven tan sencilla la cuestión y creen que será complicado hacer realidad la elección a distancia. De hecho, en el acuerdo alcanzado por Marta Rovira con el president cesado solo se concreta la unidad en la votación para la Mesa del Parlament, pero se deja en el aire la investidura. En el discurso de Esquerra se insiste en que la prioridad es que haya un Govern independentista fuerte, pero no se especifica que el que lo encabece deba ser Puigdemont sí o sí.
En esa línea incidió ayer el propio Oriol Junqueras que, en un artículo enviado desde prisión al diario Ara, apostó por un “Govern fuerte y estable” que cuente con un respaldo parlamentario lo más amplio posible. El líder de ERC cree que lo más importante es ir “tejiendo complicidades y escenificando los consensos más amplios posibles” en el Parlament para conformar un Ejecutivo basado en la mayoría de las urnas. Advierte asimismo de que si no se materializa esa mayoría y se bloquea la legislatura, se avanza hacia un escenario de repetición de comicios que “perpetúa el 155 y que no solucionaría nada”. Para Junqueras, no ser capaces de formar Gobierno supondría “renunciar a revertir el 155 y una temeraria huida hacia delante”.
“intervencionismo galopante” El líder de Esquerra, que permanece en prisión preventiva en la cárcel de Estremera, también prevé que, aunque el Estado español retire el artículo 155, mantendrá “un intervencionismo galopante” en la Generalitat. “Tenemos que ser muy conscientes, tocar de pies en el suelo y enfrentarnos a las dificultades con un ejercicio de realismo imprescindible, sabiendo que estamos ante una lucha por los derechos civiles y políticos”, pidió. Por ello, defiende que el independentismo tiene que buscar “alianza más transversales” para hacer frente a las decisiones del Ejecutivo de Rajoy, que a su juicio intentará perpetuar una política de bloques.
Con esta enrevesada situación política se inicia la legislatura en un Parlament en el que a buen seguro se reproducirán las escenas de bronca política entre los dos bloques que se producieron en las fechas anteriores y posteriores a la consulta del 1-O. Y además en una Cámara más enrarecida si cabe al haber un total de 17 diputados que están siendo investigados en la instrucción del juez Pablo Llarena, entre ellos los cinco de Bruselas y los tres encarcelados (Junqueras, Forn y Sànchez), que no podrán hacer vida parlamentaria pero podrán delegar su voto desde prisión.
Por su parte, en la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ya se están preparando para movilizarse y presionar para la formación de un Govern independentista. La entidad soberanista anuncia que reinicia el ciclo de manifestaciones este mismo miércoles ante el Parlament para reclamar “que se respeten los resultados del 21-D”. La organización celebró el pasado fin de semana en Torroella de Montgrí (Girona) una reunión de su secretariado nacional para comenzar a elaborar la nueva hoja de ruta para este año. Así, ha optado por convocar una concentración en la que se podrá seguir en una pantalla gigante la sesión constitutiva y el debate para elegir presidente de la Mesa. En un comunicado, la organización advierte de que los partidos constitucionalistas emplearán “tácticas de filibusterismo como las que habían utilizado a principios de septiembre tratando de impedir la aprobación de la Ley del referéndum”. Ante ello, la ANC presionará para que “se respete la mayoría” indepedendentista.