gasteiz - La agenda del lehendakari para el próximo año está repleta de anotaciones que tienen que ver con el empleo, la mejora de los servicios sociales y las preocupaciones más ordinarias de los ciudadanos vascos. Iñigo Urkullu dedicó su tradicional mensaje de fin de año, emitido el domingo en euskera y castellano en ETB-1 y ETB-2, a recalcar que la prioridad de su gobierno es generar más empleo y de calidad, y también apostó por la estabilidad al presentar a Euskadi como “la casa del encuentro y la solidaridad, el compromiso y la igualdad, el diálogo y el acuerdo”. “Aquí podemos hablar y escuchar. Aquí queremos acordar y pactar”, enfatizó.
Esta declaración de intenciones la lanzó en un discurso en el que no citó en ningún momento el conflicto catalán. El lehendakari apostó por centrarse en la gestión propia y blindar la estabilidad, y de esa forma marcó distancias con Catalunya al no citarla en su discurso, aunque es un debate que sigue con atención. La mención al autogobierno en su discurso la vinculó también en exclusiva a Euskadi, cuando apostó por profundizar y actualizar “nuestro autogobierno singular” y tener “voz propia” en el mundo. Fue un discurso muy institucional, sin críticas hacia ningún partido y sin citar a ninguna sigla en particular. Tampoco planteó una exigencia a ETA sobre su disolución, o a Madrid en materia de paz y autogobierno. Fue una alocución de principios generales, más centrada en la acción de su gobierno que en exigir compromisos a terceros.
El lehendakari pronunció su discurso en un nuevo formato, al aire libre, en los jardines de Ajuria Enea y no en su despacho, con el propósito de ofrecer una imagen más cercana. Repitió la franja horaria del pasado año, cuando adelantó su discurso a la hora de la comida, en lugar de ofrecerlo por la noche. Urkullu articuló su discurso en torno a ideas y valores con la intención de evocar un horizonte en clave optimista, basado en el esfuerzo compartido.
Fue en ese punto donde volvió a citar su apuesta por el trabajo en equipo o “auzolana”. El discurso llega en un contexto de estabilidad económica en Euskadi que aspira a preservar como oro en paño. El Parlamento Vasco acaba de aprobar los Presupuestos para el próximo año; PNV, PSE y PP han pactado una reforma fiscal; y también se ha llegado a un acuerdo que actualiza el Concierto Económico y el Cupo y que garantiza la paz con Madrid para toda la legislatura.
En ese contexto, Urkullu apostó por la “esperanza”. “Nos mueve la esperanza de mejorar como personas, en nuestras familias y, también, avanzar como pueblo”, recalcó. Para ello, recetó “esfuerzo”. “Necesitamos la aportación personal y colectiva. Este es el sentido de auzolana: generosidad y trabajo en equipo en pos del bien común”, alentó. A continuación fijó la prioridad de su gobierno: “El objetivo más sentido es lograr que 2018 sea el año del empleo. Empleo de calidad. Es la prioridad número uno de la sociedad vasca y de nuestro gobierno. Empleo para las personas jóvenes, trabajo para quienes llevan más tiempo en el paro y peor lo están pasando”, insistió, para añadir que su gabinete seguirá “ayudando a crear empleo, uno a uno, día a día”. En ese terreno, el lehendakari se ha fijado la meta de reducir el paro por debajo del 10% en 2020, si bien las previsiones de la patronal vasca, Confebask, son más optimistas y habla del 8% el próximo año.
En materia de autogobierno, el lehendakari aplaudió que Euskadi esté “consiguiendo ganar su propio espacio en el mundo”, y defendió que sea “una casa con las puertas y ventanas bien abiertas; diversa y plural; defensora de nuestra personalidad singular y con voz propia en el escenario global”. “Euskadi Basque Country abierta al mundo. Euskadi es la casa del encuentro y la solidaridad, el compromiso y la igualdad, el diálogo y el acuerdo. Aquí podemos hablar y escuchar. Aquí queremos acordar y pactar”, dijo, en lo que pudo ser una declaración de intenciones a favor de los acuerdos amplios en la negociación del nuevo estatus de autogobierno y las cuestiones económicas; y una forma de marcar distancias con las vías unilaterales.
El espíritu del acuerdo quiso trasladarlo a retos económicos como la construcción de una sociedad “integrada, solidaria y justa”, “innovadora y comprometida con el empleo”; y también al terreno de la convivencia y el autogobierno. Apostó por “seguir construyendo juntos una convivencia respetuosa con la memoria y los derechos humanos de todas las personas”, y una Euskadi “que defiende, profundiza y actualiza nuestro autogobierno singular”.
guiño social El lehendakari volvió a dedicar buena parte de su discurso a lanzar un alegato en clave social como guiño a “las personas que viven las situaciones más desfavorecidas”. “Nos afecta el sufrimiento ajeno. La implicación social, la capacidad de empatía, nos hace humanos, nos reencuentra”, dijo, para apostar a renglón seguido por “asumir la responsabilidad de seguir garantizando el sistema vasco de protección social”. “Queremos una casa en la que todas las personas vivan con dignidad. Acogedora y abierta. Una casa con los cimientos del compromiso con las personas mayores y que erradique definitivamente la detestable violencia contra las mujeres. Y concienciada contra todo tipo de acosos y abusos”, dijo.
Sus cinco propósitos para el próximo año son “el crecimiento y las oportunidades, empleo de calidad, protección social a quien más lo necesita, convivencia y cultura de derechos humanos, y más y mejor autogobierno”.