barcelona - En las últimas horas, dirigentes políticos tan en las antípodas ideológicamente hablando como Inés Arrimadas, candidata de Ciutadans al 21-D, y Albano Dante Fachin, exlíder de Podem en Catalunya, han apelado a los en torno a 600.000 catalanes indecisos que hay en este momento de cara a la trascendental cita con las urnas del próximo jueves. La primera en el mitin central de su formación política celebrado ayer en L’Hospitalet de Llobregat y el segundo a través de un vídeo subido en su cuenta de Twitter se han dirigido a esos indecisos con fines bien diferentes: que voten al partido naranja para frenar al soberanismo y pedir el apoyo a los independentistas para darle “un zasca a Rajoy”, respectivamente.
La apelación al medio millón largo de catalanes que aún no han decidido su voto no es baladí a tenor de lo que arrojan la práctica totalidad de encuestas: un empate técnico entre ERC y la propia Ciutadans, que aspiran a salir vencedores como cabezas visibles de los dos bloques que se enfrentan en esta cita electoral, los independentistas y los constitucionalistas, estos últimos también conocidos como el bloque del 155 por su apoyo al artículo de la Constitución que suspendió en autogobierno en Catalunya.
Con todo el pescado vendido -los partidos han celebrado sus principales mítines de campaña a lo largo del pasado fin de semana-, esos sufragios sin destinatario pueden desnivelar la balanza hacia un lado u otro. De ahí que Arrimadas asegurara ayer que el resultado electoral “no puede depender de un puñado de votos”. A lo largo de la última semana, los dirigentes del partido naranja, con su presidente Albert Rivera al frente, también han realizado diversos emplazamientos al “voto útil” a C’s, lo que ha sido objeto de controversia con sus teóricos compañeros de trainera constitucionalista, el PPC y el PSC.
En el caso de los socialistas catalanes, su primer secretario y cabeza de lista a los comicios, Miquel Iceta, ha tenido motivos para quejarse por dicha apelación al “voto útil” al verse aupado como uno de los candidatos que más suenan para ser investido president de la Generalitat. El endiablado arco parlamentario que arrojarían las urnas, sin una mayoría clara por ninguno de los dos lados, abocaría a esta posibilidad. Igualmente complicados se antojan unos pactos post-electorales caracterizados hasta ahora por los vetos mutuos, y en los que apenas han asomado resquicios como la aceptación por parte de Iceta de un hipotético apoyo de Catalunya en Comú-Podem (CatECP) a su investidura.
Otro factor de enorme trascendencia de cara al resultado que arrojen las urnas es el de la participación, que se prevé histórica a tenor de lo que anticipan las encuestas. El pasado miércoles, el sondeo del Institut de Ciències Polítiques i Socials (ICPS), adscrito a la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), apuntaba a un 84,4% de ciudadanos que afirmaron que seguro que votarán. Esa cifra se sitúa en el 91,2% si se suma a los encuestados que probablemente sí votarán.
Esta afluencia masiva a los colegios electorales responde al hecho de que éstos no son en absoluto unos comicios normales: convocados por el presidente español, Mariano Rajoy, tras el cese del Govern y del president Carles Puigdemont en aplicación del 155, y con los candidatos de los partidos soberanistas en la cárcel o exiliados en Bruselas por el proceso judicial abierto contra el referéndum del 1-O y el procés, la sociedad catalana está especialmente movilizada y aspira a que su voz sea escuchada el día 21.
Vía unilateral Las formaciones independentistas han protagonizado sus propios enredos, derivados de dicha situación de excepción, sobre todo a cuenta de la investidura del próximo president de lograr los soberanistas la mayoría. Quién será investido ha generado las primeras dudas, dada la pugna entre los respectivos candidatos de ERC y JxCAT, Oriol Junqueras y Carles Puigdemont. Pese a que ambos partidos han tratado de bajar ese suflé, los tiras y aflojas a este respecto han sido la nota común, a lo que no ha ayudado la situación procesal de ambos. Así, está por ver en qué condiciones podrían ser investidos y, no menos importante, qué sucedería a continuación, al estar el primero en prisión y por la orden de detención que pesa sobre el segundo.
La posición de JxCAT, ERC y la CUP en cuanto al mantenimiento de la vía unilateral respecto al Estado español ha sido otro de los argumentos de esta campaña, al igual que la propuesta del socialista Miquel Iceta de indultar a los dirigentes encarcelados -que no cayó bien ni en el PSOE y de la que acabó desdiciéndose- o el suma y sigue de la vía judicial y policial contra el procés. El traslado de los bienes de Sijena supuso el cénit de tensión de unas semanas a las que tan solo les falta el pronunciamiento de las urnas.